domingo, 21 de julio de 2019

Naida entre la nieve




No se sabe bien si la noche es blanca o es negra. En cualquier caso es opaca. Dar un paso afuera es arriesgarse a que los colores más definidos, da igual si son opuestos, hayan borrado los caminos. ¿Existirían en otro tiempo las lindes y por lo tanto las alambradas? pregunta Naida, creo que por preguntar algo. Cuando uno interroga en medio del vacío es como si tomara la ofensiva contra el miedo, se muestre este bajo forma de lo desconocido o erigido en pauta de silencio. Los linderos son muy antiguos, respondo por dejarme llevar. ¿Cómo de antiguos?, dice. Tan antiguos como poseer un territorio y no compartirlo con nadie más, se me ocurre. Entonces tenía razón mi abuelo, que vivía en el valle que hay más arriba de Travnik, cuando decía que los hombres se peleaban por la ocupación de los pastos, y con el vaho de sus palabras Naida dibuja sombras dentro del coche. Los hombres han disputado por todo, no hay asunto que esté libre de conflicto ni bien que no sea una obsesión poseer, y yo trazo siluetas con mi aliento. Sé que Naida me está mirando en la oscuridad. Noto su voz cosquilleando mi oreja. Hay un espacio donde los cercados no existen, ¿sabes cuál?, murmura. Pero yo no digo nada. No quiero en ese momento que se levante valla alguna entre nosotros.   




(Fotografía de Inés González Soria)


10 comentarios:

  1. ¡Muy muy buen aporte! Cierto, hay un espacio donde los cercados no existen.
    Me ha gustado muchísimo.

    Abrazos.

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    1. Pero que por cualquier circunstancia se pueden levantar, ojo.

      Buen día, gracias por comentar.

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  2. Soy tan partidaria de tumbar alambradas, paredes, líneas de los mapas, que cada vez que oigo de levantar muros, físicos o ideológicos, tiemblo. Ay que pena eo de nosotros y ellos.

    Un abrazo y por una semana bonita

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    1. Si no levantáramos tantos obstáculos nos iría mejor, pero objetivamos tanto a personas como espacios como cosas...Saludo para el día canicular.

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  3. Mejor un mundo sin vallas.
    Un saludo.

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    1. Tal vez una propuesta utópica, Alfred. No pasamos de ahí. Gracias.

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  4. Cuestión de paciente insistencia vegetal. Al final la vegetación lo coloniza todo. ( Ej. reciente: Chernobyl)

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    1. Lo que habrá que ver es si la colonización vegetal llega mutada o en vías de mutarse. Demasiados microorganismo, de orden físico y moral deambulan por todas partes.

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  5. Cuando no existen vallas las levanta el ser humano. Prejuicio se llama la obra.
    Los materiales siempre están presentes, de una forma u otra.
    No faltan manos de obra, ni materiales. No hay escasez de herramientas, tampoco las hay de ideas.

    Por eso, siempre por eso, la obra (otros dicen que la historia) siempre se repite (si, si, primero como farsa y luego como drama), pero lo cierto es que se repite, y aunque a veces se derrumbe, se caiga, la tiren, la derriben o la eliminen, siempre se vuelve a edificar con las mismas bases e idénticos cimientos.

    Un abrazo fuerte.
    Salut

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    1. Sí, primero como tragedia y luego como farsa, que decía Carlos M. apostillando a Hegel. Yo diría que a veces se entremezclan, y cuando parece farsa es algo más grave. La Historia, suponiendo que se repita, lo hace porque las características de la especie, pasando por el tamiz de su propia cultura posesiva, siguen desarrollando primitivismo por una parte y no sé si promueve suficiente modernidad que nos equilibre por otra. Tal vez la tragedia sea que cuando nos demos cuenta, por acumulación de desastres, sea ya tan tarde como irreparable. Se dirá que ya otras veces se han superado conflictos que parecían no tener salida, aun a costa de millones de víctimas. Pero esta vez vamos acumulando gravedades de tal magnitud y de órbita planetaria, con el incentivo de ideologías enloquecidas que parecen volver, que nos cuesta imaginar que todo quede en mera farsa. Ah, las lindes en sus formas más demenciales y crueles, incluidas la de traspasar y apropiarse de la mente humana.

      Un abrazo.

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