El parecido es tan asombroso que ya no sabe uno si mirar al juguete mecánico con simpatía. En fin, voy a dar cuerda al boy mechanicus y escuchar el sonido diligente de su campanilla mientras se desplaza pasito a pasito como buen anunciante del espectáculo. Pues eso, pasen y vean. Olvídense por un momento de las semejanzas y del show que recorre el mundo, Celtiberia incluida.
Hola Fackel,
ResponderEliminarno seré yo quien acuda a su espectáculo ni siquiera quisiera que existiera.
Abrazos.
Al paso que van el supuesto legado anterior va a ser irreconocible. Saludo, Rosa Mª.
EliminarAl igual acompañado por el Legado de Europa, se nos porta bien y todo.
ResponderEliminarSalut
Dudo que tamaño personaje -y su corte celestial- pueda haber leído a Zweig. Les sacas de las cuentas corrientes y de las acciones bursátiles y no han leído nada de nada.
EliminarMuñecote de azul y rojo. Ya conoces el color resultante de ambos que decanta la paleta....ay no sigo, que apesta.
ResponderEliminar¿Por qué gustarán tanto las estrellas para las banderas?
EliminarEstamos en un circo político de dimensiones tales, que no sé si tu muñeco puede abrir la cabalgata de un circo tal
ResponderEliminarUn abrazo y feliz sábado.
Pero no nos lavemos las manos, porque en tal circo -de aquí o de allá- estamos involucrados todos. Ve aprendiendo Stars and Stripes, por si acaso. Bien estar.
EliminarSi le pones gafas, clavadito.
ResponderEliminarSaludos, Fackel.
Jaj, incluso sin ellas. Saludos.
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