lunes, 1 de abril de 2019

Las guerras no han terminado




No, las guerras no han terminado. No terminan nunca. Mientras sigan pagando los inocentes el precio de la ignominia de gobiernos opresores y de visionarios fanáticos que oprimen a su vez no hay paz que valga.


(Fotografía tomada de El País. Léase la noticia)


10 comentarios:

  1. Parece que afecto y sobretodo el cariño es el mejor aliado para mantener una sana condición biológica parejo a una sana alimentación.
    Queda patente que la ceguera y la injusticia humanas no tienen límite, al margen de la diversidad cultural. Para compensar tanta sinrazón debió surgir el arte de huir y/o esconderse.

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    1. El afecto y el cariño no son banderas de primera línea de los ansiosos del Poder. No procuran por el bien del prójimo, aunque hablen y actúen en su nombre desde cada una de sus banderías respectivas. Qué asco.

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  2. La hipocresía del poder es vender armas a los países y luego quejarse de las guerras.

    Siria, Yemen, Afganistán y el Congo siguen en esa realidad. Pobres civiles. Un abrazo y feliz lunes

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    1. Lo que sucede es que no es solo cuestión de hipocresías. Cualquier potencia o nación fabricante de armamento razona la producción y venta de armas con el argumento de que si no lo hacen ellas lo harán otros. Buscan lavarse las manos, y eso que dices, a pagar el pato los civiles y dentro de este espectro los dos extremos: ancianos y niños. No es nada nuevo, es que ayer la fotografía me afectó y saber que son hijos de contendientes del fanatismo me hizo pensar si no serán también hijos víctimas del uso y abuso de mujeres por parte del macho del Isis. Tremendo.

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  3. No sé si en historia de Europa Occidental se puede hallar un período de 75 años de paz como el que venimos disfrutando actualmente. Ya sé que no podemos decir lo mismo del conjunto del mundo...

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    1. No creo tampoco en que haya habido un período así en esta parte de Europa, la Occidental que llamamos, y es una pena que no podamos hablar de toda la Europa (los Balcanes, sin ir más lejos, nos lo recuerda) pero las amenazas son latentes. El ajedrez mundial se sigue jugando. A poco que se sigan las informaciones diariamente también intuimos los riesgos, no obstante el grado de desarrollo (también desigual e incierto) al que hemos llegado. Leyendo estos días algunas conferencias del escritor alemán W.G.Sebald, recogidas en un libro "Sobre la historia natural de la destrucción", a uno se le encoge todo desde la punta del cabello hasta los dedos del pie. Aunque circunscritas a la devastación sufrida por Alemania nos da idea de a dónde puede llegar cualquier país o nación o sociedad o como se le quiera nombrar al territorio donde habitan hombres y culturas que han tenido ciclos de auge y de grandes caídas. Y allí, como por doquier, pagaron los civiles la barbarie.

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    1. Lo mismo pensé yo. Esas miradas me interrogaron.

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  5. Cuando vi esa fotografía se me encogió el corazón y no pude por un rato dejar de mirarla. Esos ojos, esa mirada no debería verse nunca en los ojos de un niño. Es una mirada que atraviesa y nos pregunta: por qué?

    Un abrazo, Fackel

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    1. Eso mismo me pasó a mí. Y te juro que me cuesta emitir opinión, aunque la tengo. Piénsese que son hijos de lo que son, que las intolerancia, fanatismos y religiones condicionan a sus padres. Los niños no son propiedad de nadie, ni de sus padres, ni de la sociedad, ni de la religión, ni del Estado, decía un filósofo ácrata.Un abrazo.

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