domingo, 5 de agosto de 2018

Los que llegan




La polémica sobre los inmigrantes forzados está servida, manipulada y exagerada incluso, pero todo indica que las invasiones de nuestro tiempo no las para nadie. Las sociedades europeas son un modelo de abundancia para los africanos o asiáticos, no obstante para nosotros sean también desiguales como todos sabemos, pues aquí tampoco se nos regala nada. Pero las diferencias económicas y de vida son sustanciales, profundas y diría que de agravio incluso. Un modelo el que tienen los hombres y mujeres, jóvenes y niños, del sur por alcanzar las costas europeas, ya digo, mitificado en exceso por ellos (el efecto llamada) y espoleado sin duda por traficantes sin escrúpulos de hombres, cuando no por las políticas imperantes y los gobiernos de los países africanos. Al convertirse en un problema intenso, que probablemente no esté aún en el límite para los pobladores tradicionales de los países sureños, pero que lleva camino de estarlo, no tardará mucho en formar parte de los problemas patrios, digamos. Los españoles se posicionarán, si es que no lo han hecho ya, ciertos políticos malsanos harán del problema una causa belli contra otros políticos, se promoverá la demagogia del miedo al que llega, la canallesca teoría de la prioridad de los que ya estábamos, el afán de culpabilizar a los inmigrantes de potenciales delitos y, en fin, todo ese mejunje de argumentos equívocos y medias verdades irá calando en la sociedad y entorpeciendo el diálogo entre nosotros. 

Así que no estaría nada mal que en vez de hacer cada partido su política de capillitas vaticanas se pensara más en razones superiores -y esto atañe a los pretenciosos nacional separatistas, que no les veo con espíritu solidario precisamente-, se hablara generosa y cuerdamente, se llegara a acuerdos y pactos de obligado cumplimiento. Naturalmente que la misma intención sería deseable para otros temas de capital importancia para el país, haya que cambiar lo que sea preciso modificar, y uno enseguida piensa en el juego parlamentario o en las leyes reguladas por una Constitución. Pero acaso lo primero a alterar constructivamente sean las mentalidades y conductas individuales, gremiales y partidistas, y disponer de una mentalidad abierta que nos lleve a encarar los problemas con la perspectiva de resolverlos. Porque la llegada de gente o el intento, con el precio de morir en el mismo, no se va a detener. En esta tesitura uno no sabe bien si la Unión Europea, tan dividida a su vez, está interesada, es capaz o tiene suficiente voluntad por tomar cartas en el asunto. Dejar a los países europeos del sur al pairo para que se hagan cargo en solitario del problema de la llegada de emigrantes no parece una actitud ni sabia, ni rectora, ni moderna, ni solidaria, ni de Estado. Ay, ese Estado nonato de Europa por el que muchos clamamos, incluso los que siempre hemos sido críticos con el rol del Estado,  y que no llega, mientras campean los más retrógrados y reverdecen los más peligrosos nacionalismos. 



Epílogo. Lo admito, hoy me ha dado el ramalazo ingenuo.




(Fotografía tomada del periódico Deia)


10 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Iba a añadir unos versos de idea análoga, pero por razones de ser mal interpretado por mor de la puñetera moda de lo políticamente correcto me lo callo. Además, ¿acaso en nuestra propia sociedad española, como en otras europeas, las clases humildes, desprovistas o las trabajadoras, elíjase el calificativo pertinente o impertinente, no han tomado como ejemplo, modelo y emulación el nivel de vida de las clases pudientes? Yo lo fui viendo desde mi infancia, a medida que se salía de la autarquía y se iba asentando el desarrollismo. Naturalmente, muchos olvidan que para que hubiera cierto equilibrio en el mundo laboral de España de los 50 y sobre todo los 60, tuvo que haber una emigración considerable, de la que, paradójicamente, también se beneficiaba la economía del país y el asentamiento social que se iba repartiendo puestos de trabajo aquí.

      Eliminar
  2. Cago en toos los santos, menos en San Miguel (por si acaso).

    Hermano valliselotenao; no vienen por nuestras luces; huyen de sus sombras.

    Hoy, mi jefe supremo de ideogiliación homegeineizada, ha dicho que soy un "invasionado". Siéntome como tal, y como tal he de luchar en contra de mi opresor y olvidarme del que viene en busca de asilo y consuelo.

    Por lo tanto, has de entender que no estoy en contra nadie. Sólo a favor mío.

    Sientóme avasallado, apremiado y oprimido. Luego, los demás, y por demás, es lo de menos.

    Un abrazo de tu amigo, "manos abiertas y tierra de acogida".
    Salut

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por supuesto, mi querido amigo, que huyen de sus sombras, pero también les deslumbran las falsas luces que algunos les venden o ellos imaginan.

      A falta de una información más precisa deduzco que ese jefe supremo de ideologización homogeneizada que te ha llamado invasionado (horror de palabro, jaj) es el mismo que habla en nombre de todos los ciudadanos catalanes, cuando como mucho representa a un sector cuando pontifica en su nacionalismo, si bien debido al resultado electoral puede relativamente representaros a todos. Mira yo estoy harto cuando los pepés o los comunes o los pechoes o los nazionalidealistas hablan en mi nombre, sin que nadie les haya dado permiso. Pero si no es ese tipo al que te refieres, me callo (será otro)

      Mira, nada de sentirse coaccionado por nadie, si nos comparamos con otros que huyen de las sombras, lo nuestro es bicoca.

      Salut e higiene mental siempre. Que se envenenen otros.

      Eliminar
  3. años ha, Jordi Pujol lo avisaba, o industrializamos el norte de África, o vendrán todos hacia aqui. Pues bien, ya los tenemos ahí, por cierto, de Túnez no vienen, ¿será que están bastante industrializados?. En otro orden de cosas, ¿estaria Catalunya donde está sino hubieran venido tantos inmigrantes interiores hace 60 años, o el millón de exteriores de hace seis o siete?.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A lo último: pues no, no estaría donde está, ni Cataluña ni Navarra ni parte del País Vasco. Las industrializaciones de algunos países del Norte de África han llegado en parte por las deslocalizaciones en países europeos, las leyes productivistas del mercado, la rebaja de costes y la mano de obra más barata han sido decisivos. Y hoy el transporte y la logística de los continentes facilita a las empresas las cosas. Supongo que el fenómeno de la industrialización de esos países es análoga a la de España en los 60, solo que ahora se da más el desvestir a un santo para vestir a otros. Pero, en otro orden de cosas, lo cierto, y al menos para mí, es que es un enigma en qué puede acabar todo esto. Y España, mientras tanto, consolidándose en el ránking como un país de ancianos.

      Eliminar
  4. Al hilo de lo que se expone ahí leo esto hoy

    https://elpais.com/politica/2018/08/05/actualidad/1533483791_780721.html

    Mala solución tiene el tema

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, lo he leído esta mañana, y también el editorial de ese periódico. Gracias. Mala solución, complicada y ya verás cuando se desate la caja de los truenos.

      Eliminar
  5. https://elpais.com/internacional/2018/08/05/actualidad/1533500025_422189.html

    Y con esta clase de envenenadores vamos al abismo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esto no lo he leído todavía, pero ya se sabe de ese personaje siniestro y de lo que puede ser capaz.

      Eliminar