viernes, 13 de abril de 2018

Deriva del desván















¿DE QUÉ te sirven los viejos mapas? ¿Qué utilidad tienen las polvorientas cartas marinas que acumulas en el desván? ¿Crees que esa colección desordenada de cuadernos de bitácora te puede aportar algo a estas alturas? Gran parte de la navegación ha concluido para ti. Puedes reconstruir a tu modo las aventuras vividas con ayuda de todo ese material y recrearte entre los datos imprecisos que conserva tu mente. En tu torreón del abandono restaurarás vivencias que apenas hallarían hoy su representación. Situarás litorales que ahora no reconocerías. Ubicarás ciudades que ya están lejos de ser amables. Ten sumo cuidado al abrir la puerta de las figuras y de los cuerpos y de las voces. Los rostros deslumbrantes que te sonrieron te esquivan. Los torsos cálidos que se pegaron a tu piel perdieron su sólida consistencia. Los dedos que trenzaron labores, y también caricias, con tus dedos están desfigurados. La dulzura cómplice de aquellas pronunciaciones que empatizaban con tus palabras hace tiempo que emprendieron la fuga. ¿Y hurgas todavía en los recuerdos para recomponer una vida periclitada? La memoria no es un material para la construcción, sino para retardar el derrumbe inevitable. Sube, sube si quieres hasta el cuarto trastero a buscar lo que ya no encontrarás. Pero antes detente y reposa junto al mirador náufrago. El pasado agota. Y el océano permanece.


(Mapa en evolución cartográfica de Ave Pildas)


19 comentarios:

  1. Una dura lección. No hay otra manera mejor para retener algo del pasado, que recordando, pero ni los viejos mapas, ni las antiguas fotos nos traerán lo que ya no existe más, o al menos, subsiste de otra forma. Son las consecuencias de haber vivido. Un abrazo 😊

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    1. También una red donde el hombre va quedando atrapado como elemento de supervivencia.

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  2. Recuérdame el principio del Eclesiatés, libro de los libros, al menos para mi, donde los haya.
    Vanidad de vanidades, todo es vanidad... El tiempasa, pero todo permanece. y cambiando en realidad nada cambia. ¿El envase ? si, es posible, pero el contenido es igual.
    Uno nace, crece , se reproduce y muere, de forma convencional o anacrónica, pero desaparece.
    El océano permanece, y lo hará por millones de años, y nosotros seguiremos siendo una meada de caballito de mar en medio de él.
    Un abrazo

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    1. Pero estamos inmersos en un océano cotidiano y llega un momento en que flotamos casi por inercia. Las vanidades y la posverdad, hijas del fariseísmo.

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  3. Que casualidad! He acabado mis labores "trasteriles" en la mitad del tiempo auto estipulado. Desafortunadamente labores útiles mucho menos románticas que tu enfoque e incomprensibles para quienes no viven en mi circunstancia. Absolutamente necesarias para mantener mis juegos de equilibrio económicos.
    De todos modos he llegado a un punto de inflexión en el que las expectativas, cumplidas y no, de toda una vida debían ser reestructuradas. Realidades anteriores que han sido recortadas acorde a la realidad temporal actual. Realismo exento de morbos y prejuicios en estado puro, hermano, aunque duela.
    Insisto, estoy contenta de haber cumplido con algo muy necesario y que me aburría comenzar. Por cierto aprendí de mi padre el arte de optimizar los espacios y dedico a su recuerdo estas actividades!
    Un saludo.

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    1. Será una experiencia nueva reestructurar las expectativas; seguramente no tendrán nada que ver con las antiguas. O al menos se rediseñen a partir de las aprendidas introduciendo elementos atractivos. Ya me explicarás en qué consiste en este caso optimizar espacios.

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    2. Ejemplos: Una mudanza. Servidora empaqueta todo lo empaquetable y estructura adecuadamente los volúmenes. El especialista de turno pasa un presupuesto de lo que ve y ha de trasladar. Resultado final: Nada roto ni perdido y la empresa de transportes quejándose porque se ha quedado "corta" en el presupuesto.
      Otro: Una mudanza a largo plazo: Durante unos tres meses se irán guardando todos los desperdicios no orgánicos (papeles, botes) que servirán para aislar y proteger objetos delicados tales como cristalerías o vajillas.
      En otras palabras: elevar una supuesta escasez de medios a niveles creativos y no permitir que los "especialistas" te tomen el pelo por considerar que negocian con alguien de distinto sexo. (Uff, esa ha sido una de mis guerrillas. Me refiero a un pasado de más 20, 30, 40 décadas) Eso en todo lo referente cuestiones materiales, que una es muy "materialista", a las pruebas me remito. Cada cual "artificia" como buenamente puede, se ve que mi me ha tocado lo más humilde en la feria y me las apaño. No me preguntes cuantas macro mudanzas habré hecho, más de diez, seguro, he perdido la cuenta. Micromudanzas: decenas.
      Me he enterado tarde de que debía haber montado una empresa de servicios, visto lo visto hasta la fecha. Pero esto va a cambiar, salud apremia y ese es el mejor de los autoservicios!

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    3. No, no, qué va, las mudanzas, aunque incordionas, son sumamente entretenidas si llegan a buen puerto. Micro y macro mudanzas da idea también de tu capacidad dinámica, y concebir la vida como una periódica mudanza es un buen planteamiento, y no solo hablo en el plano lineal de cambiar de casa o de ciudad, o de ambas. Vivir con y en el pensamiento en una mudanza constante y cada cual sabe con qué riesgos asumidos es dotarse de un sentido de la vida interesante y para mí necesario. Pobres de los que no muden sus ideas, y lo digo en el sentido honesto de la propia evolución interior, no de los oportunistas, y pobres del resto que sufrimos las consecuencias de inmovilistas de toda laya. Sigamos optimizando espacios interiores para que hasta el fin tengamos una respuesta irónica a lo vivido. Acabo de leer un artículo de Manuel Vicent sobre Azcona, el escritor, guionista y dibujante, y dice que al morir solo dijo esto: ya está. Más escueto, más castellano viejo, más profundo no hay un pensamiento in extremis.

      Salud y abrazo.

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    4. https://elpais.com/cultura/2018/04/13/actualidad/1523636562_379766.html#?ref=rss&format=simple&link=guid

      Ahí va el artículo de Vicent de hoy.

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  4. los mapas de la memoria... tan caprichosos, a gusto de cada cual se desdoblan y se rastrean buscando las calles de los recuerdos... Una vez abiertos ya no hay quien los vuelva a doblar por sus antiguos pliegues, como aquellos de las grandes ciudades, que una vez abiertos se resistían a volver a su doblez original, al final, claudicábamos y los metíamos en la mochila de cualquier manera... Pero los mapas, todos, siempre son útiles, aunque estén antiguos y mal doblaos, sobretodo si nos sirven para encontrar los trazos de los mejores recuerdos.

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    1. Lo que sucede es que la memoria no es tan fiel como nos creíamos antes. El mero recuerdo se transforma en una mezcla de recordar e inventar, incluso sin quererlo. Lo que comentas me ha hecho recordar en un tipo de mapas muy especial: las memorias escolares. Creo que otro día hablaré sobre ellas, me reservo, mientras, la reflexión.

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  5. la memoria es básicamente infiel y acomodaticia, es la virtud de la memoria, si no a ver quién sería el guapo/a que la aguantara!

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  6. Cuanto más reconstruimos la memoria personal, menos sosiego obtenemos y más liado es el recuerdo. La memoria es traidora, nuestra mente es especialista en rellenar los olvidos con recuerdos falsos, aunque no nos lo parezca y acabemos incorporándolos como verdaderos. Prefiero olvidar antes que acumular recuerdos que, demostrado está, proceden de otras fuentes ajenas a nuestra vivencias.

    Voy a copiar a emejota, racionaliza los objetos y el espacio y esa sí es una manera inteligente de evitar rodearse de inutilidades.

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    1. Si acaso tienes razón, pero ¿es la memoria la culpable o lo es nuestro empeño en no dar por perdido el pasado? O tal vez nuestra fijación por seguir buscando claves o regodearnos en los tiempos que hubo buenos o el estéril esfuerzo de autoafirmarnos en lo que fuimos...La memoria está al servicio del mejor postor probablemente. Claro que la opción es muy particular: tú olvidando y MJ optimizando son sistemas válidos y prácticos. Pero algunos no sabemos deshacernos de un ejercicio que nuestro ego nos pide. Voy a pensar, no obstante, en esas propuestas que os hacéis, siempre se está a tiempo de reconducir la mente. ¿O no?

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  7. En el río Biobío (de matiz amarillo dorado, plateado y azul cobalto) un humano que buceaba en su memoria se encontró con un yacaré. ¿Qué imaginan que ocurrió? ¿Se hicieron amigos o se lo comió el saurio?
    (Leyenda aborigen)

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    1. Qué interesante. Habrá que preguntárselo a los mapuches.

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  8. Por mas que suba al desván no voy a encontrar algo que sea recuperable, por algo está ahí, en el olvido. Lo almacenado ya no funciona porque el óxido del tiempo lo impide o porque no sabré como funciona, he perdido las instrucciones. Prefiero construir algo diferente con los recursos que encuentre en el ahora, así, al mismo tiempo estimulo la imaginación.
    Pero entiendo que cada cual maneja sus propios mecanismos como mejor le viene y gestiona el desván de la memoria a su manera. Dejar lo mas esencial, algo que ocupe menos no es fácil, porque qué dejamos, qué salvamos?.

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    1. Sobrevivir es adaptarse a cada nuevo instante, pero partimos de lo dejado atrás. En cierto modo siempre vivimos con el pasado a cuestas, pero la práctica cotidiana nos exige reinventarnos. No solo los recursos del presente nos proporcionan imaginación (esta es innata en principio) sino ese actuar de lo aprendido, que queramos o no nos pone recuerdos, es decir, referencias, no hay ruptura nunca, sino pasos nuevos acomodados a las necesidades que tengamos en cada espacio y edad. Al igual que la falsa dualidad alma/cuerpo no hay ruptura tajante pasado/presente, aunque algunos se empeñen en vivir en situaciones del pasado que les parecían mejor (cada cual sabrá por qué) o en seguir persiguiendo viejos mitos y tradiciones no logradas antes. La imaginación siempre es compañera de la memoria, se alían ambas, esta impulsa a aquella y la imaginación a su vez exorciza con nuevas creaciones o adaptaciones el peligro de la nostalgia y cura de la melancolía, para quien haya caído en ella. Aunque las actitudes personales son de libre elección. Confirmo tu frase: "Pero entiendo que cada cual maneja sus propios mecanismos como mejor le viene y gestiona el desván de la memoria a su manera".

      ¿Qué dejamos? Pues creo que el mismo cuerpo, nuestro propio instante evolucionado, sabe decidir con qué nos quedamos. Todo lo que nos rodea siempre es objetual. Y el objeto existe para satisfacer nuestras necesidades. Objetivizamos a los individuos y a las relaciones también. îensa en ello.

      Gracias, Salaio, un abrazo.

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