lunes, 9 de abril de 2018

Deriva de la marea













DESPLAZAMIENTO pausado de un tarde de estío. Las cuatro paredes se impregnan de la humedad salina. Las cuatro paredes tienen ventanas de colores. Azul, amarillo, verde, sil. Esta última es puerta, y en el dintel, por el exterior, hay una escritura: nadie entre aquí que no sepa...La frase está inconclusa, a propósito; no sabes por qué. Todos los vanos están abiertos de par en par, pues los postigos solo se cierran en invierno o a la llegada de las galernas. Tu cuerpo se somete a la agitación de las corrientes, que se cruzan en un recorrido axial sobre tu carne. Te resecan la piel, te taladran las vísceras, te acuchillan la garganta. El oleaje, cuyo runrún es cada vez más perceptible, te adormece. De pronto, la intensidad de la pleamar y tu sobresalto. En el espacio de penumbra de la torre el piso de madera cruje con suavidad. No te esfuerzas en mirar, no te mueves, no haces girar tu torso resbaladizo. Presientes una presencia muy queda. Pero no la sitúas por un olor, ni la distingues por una voz, ni la reconoces por ningún tacto. No la materializas con una imagen corpórea. Si alguien habita en la reservada umbría de la estancia no quiere mostrarse. O aguarda a su tiempo. Tal vez le basta saberse intuido, como la marea. El aire denso suele construir extrañas figuras para sorprender a los que entran en la torre sin saber a qué. Qué no sabes. A quién esperas.   




(El fotógrafo Ave Pildas agita la pleamar)


9 comentarios:

  1. Fackel, un texto este tuyo tan milimétricamente medido, tan delicadamente ejecutado, bajo un sostén fílmico tan recogido que no se puede mover ya nada más. Pura literatura, pura sugerencia (y no es un elogio).

    Que el agua de las mañana nos pervierta en sol.

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    1. Es dejar hablar a las sensaciones; no, mejor dicho, ellas hablan por sí mismas; es prestar la palabra a las sensaciones y su conversión en significados. Una manera de exteriorizarlas, de llevarlas a los otros, tal vez.

      Agua cae, ya lo creo, ojala todo fructificara más y de mejor manera con y como esta lluvia, allá donde los hechos de los hombres suele ser tan de secano...Salud para ti.

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    1. Gracias, Neo. Saluda al Paraná otoñal de mi parte.

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    2. También saludos para vos, dama del Cono Sur americano, desde uno de los bellos países a los que me transterraron.

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  3. Warning: ...Que no entre nadie que no sepa geometría. Y si algún ser nictálope que no fuera de mi agrado la comprendiera,diríjase directa y velozmente a la salida.

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    1. Geometría...u otros saberes. Hay nictálopes que ven bien de noche, nictálopes que ven fatal de noche y tratados de uso para saber estar/vivir para los audaces.

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    2. Echar en cara confidencias no es de recibo. Sin embargo, buscaré un tratado de uso para saber estar y otro para vivir estando vivo. Me vendrán bien, seguro. Hoy he tenido una vista en Valladolid. Me hubiera gustado que la vieras. El cielo está encapotado en la meseta Norte. Estuve a punto de decírtelo.

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    3. Soy incapaz de echar en cara nada, sigo la corriente civilizada de los audaces pero correctos.

      Lo otro: haberlo dicho, aunque no sé de qué va lo que comentas. El cielo se desencapotará antes o después, pero aún lloverá. No hay galernas.

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