miércoles, 21 de febrero de 2018

Apunte sobre una canción de cuna





















Las canciones de cuna son propiedad de todas las culturas y de todos los tiempos. Conocemos aquellas canciones más cercanas pero ignoramos las que traspasan los límites de nuestra cotidianidad. Habría que considerar por qué se reservan este tipo de cantares a los niños de cuna y no se aplican también a los adultos para aplacar nuestros estreses, nuestras cuitas, nuestras angustias, nuestros desencuentros. Tal vez dormiríamos mejor al son de su musicalidad que bajo los efectos del valium. Porque no se trata solo de dormir y soñar, se trata principalmente del descanso emocional y afectivo. Algo de lo que los adultos carecemos con frecuencia. Ah, ¿que no hay madre? ¿Que ya estamos criados? ¿Que sería situarnos en una vuelta imposible a los orígenes? No nos engañemos. No era la canción en sí la que nos adormecía, sino la persona que nos la cantaba, las manos que nos balanceaban, el tono de seguridad que percibíamos. O el calor o el olor o la sonrisa de quien nos seguía haciendo aún suyo. Hasta en las criaturas más inquietas cumplía la canción de cuna su cometido. Y nos despertábamos nuevos. Naturalmente, aquí el abogado del diablo nos dirá que más allá del sueño feliz no teníamos exigencias ni compromisos ni responsabilidades que condicionaran el día recién abierto tras el sueño. Cierto en parte, aunque no creo que todo fuera así de simple en la niñez acunada, ni siquiera en la de los primeros pasos. El animal niño percibe en otra dimensión -más instintiva y biológica- su dosis de roce con el mundo. Es un plano que no tiene nada que ver con el que experimentamos de mayores, pues de niños nos parecía que los anhelos valían por sí mismos y nos daban todo el sentido y realización. Quién sabe si nunca superamos del todo aquellas sensaciones primitivas de nuestra vida, y si no se habrán mutado con otros rostros y complicado con diversos quehaceres, pero manteniendo siempre la lucha por armonizar realidad y deseo. Normalmente inalcanzable.

¿Hace una canción de cuna de la negritud africana para rememorar nuestros acunamientos? Abandonados como estamos a la intemperie diaria, para paliar la cual nos entregamos a toda suerte de actividades y responsabilidades, no viene mal escuchar algo así.







14 comentarios:

  1. En todas las canciones de cuna hay un denominador común, la paz de fondo.
    salut

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  2. 'Descanso emocional y afectivo' eso es dar en la diana de nuestra maltrecha y compleja existencia. No sé en otros países, en otras sociedades, pero el olvido de nuestro acervo, el desconocimiento de quienes lo rescatan y la ganga de lo trivial están haciendo todo para que seamos una ciudad insomne hiperconectada.

    Hermoso ese tema propuesto por lo musical y por lo visual.

    Dos nanas muy dispares dejo sobre la cuna de hoy:

    https://www.youtube.com/watch?v=lzWgyCrILC8 (y de paso paseamos por Urueñas).

    https://www.youtube.com/watch?v=JcOu6VKBvXU (y de paso recordamos a Miguel Hernandez).

    Y después dormiremos siquiera un poco mejor.

    Saludos.

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    1. Ahí bien dices, nos mata lo trivial, lo accesorio, lo superfluo. Vaya, una canción de Joaquín Díaz, hacía tiempo que no escuchaba ninguna, gracias. Para descansar habrá que refugiarse en la memoria del subconsciente más íntimo. Salud.

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  3. TWINKLE TWINKLE LITTLE STAR.
    https://www.youtube.com/watch?v=yCjJyiqpAuU

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    1. Muy yanqui, ¿no? Una nana para los habitantes de la ciudad que nunca duerme, como decía el gran Federico.

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  4. No para mi. Recuerda que en mi caso la sección de infancia más bella y feliz fue británica. En EEUU me ofrecieron oportunidades para crecer y desarrollarme. Importantes las imágenes del video y la cadencia de la melodía. Olvida prejuicios culturales porfa! Al menos en lo tocante a mis relaciones lingüísticas y por ende sonoras y conceptúales. Afortunadamente mi niña oculta sobrevivió y me depara no pocas alegrías. Pocos lo entienden y menos aún importa que me tilden de lo que sus pensamientos reflejen en mi espejito mágicamente infantil. Porque esta entrada iba de eso, no? de la sensación de infancia profunda, o al menos así lo he entendido!
    Por cierto N.Y. demasiado abigarrada. Nunca me gustó
    por mucha cultura etc. que ofrezca!

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    1. Iba de sensaciones y del valor que no sé hasta qué punto nuestra racionalidad de adultos ha comprendido que había en aquellas situaciones de nanas. Lo que he comentado otras veces: las primeras atenciones recibidas configuraban nuestra cultura individual, la profunda: emociones e inteligencia sensorial. Y tienes razón al decirme que olvide los prejuicios al escuchar ese vídeo, tal vez las imágenes que han dominado tanto de Disney y demás industria impuesta me llevaban a fijarme en lo secundario, disculpa. Si el niño oculto no sobrevive de alguna manera en esta nuestra vida, ¿qué vejez se nos deparará? ¿La de la queja, el dominio del dolor, la abulia, la melancolía...? Siempre sabes estar al quite, hermana.

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  5. Ya casi duermo al arrullo de la nana deliciosa. En esta noche de caricias.

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    1. Felicitación recibida y calurosamente acogida.
      Y esto por las propiedades enteógenas de vuestras cuatro nanas. En contrapartida:

       https://m.youtube.com/watch?v=5uZ3lxH2vGA

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    2. Be or not be well. That is the question, is not it?
      Thanks.

      La música convenientemente elegida según la necesidad del durmiente en ciernes, y no solo la nana, tiene efectos enteógenos, a mí me funciona.

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