jueves, 8 de junio de 2017

Bosníaca. Cuando solo quedan vencidos




Una vez leí, Alisa, la dedicatoria de un literato español que pasó por aquí cuando la guerra y escribió un libro sobre lo que vio. Decía algo así: "Dedicado a los habitantes de Sarajevo que, pillados en el cepo, luchan contra la cobardía e indiferencia del mundo. Dedicado a sus escritores e intelectuales, conciencia y honor de Europa". Ahora que este escritor ha muerto lo he recordado y he valorado el instinto de ese hombre. Alisa se pone seria más que triste. ¿Le reconcome a veces la indignación? Mi padre siempre decía que estábamos abandonados a nuestra suerte, que no contábamos nada para los demás países europeos, y que parecía mentira que con las carnicerías que se habían conocido en el continente durante el siglo XX todavía en sus postrimerías pudiera ocurrir lo que pasó aquí. No quería provocarte, le digo a la joven. No lo haces, es un tema del que estamos hartos de hablar y, sobre todo, de padecer. Que es tanto como decir que ya nos casamos de odiar. ¿Será cierto aquel proverbio que dice que las guerras no traen nada bueno para nadie?, le inquiero. Sin duda y el asedio fue un horror, dice la mujer. Fuimos rehenes del tablero de ajedrez de una política que estaba por encima de nuestras cabezas. Las guerras convierten siempre en rehenes a todos sus contendientes, algunos de los cuales juegan con las cartas marcadas de antemano, otros van de aprendices de brujo y otros más se parapetan en la hipocresía esperando el momento de la apuesta final. Las guerras solo dejan un rastro de vencidos. Y lo que es peor, un futuro incierto que solo el paso del tiempo dirá si es superación o si retorna el desquite. Un amigo dice que las guerras convierten en excremento todo tipo de ideas, tal vez porque esas mismas ideas nutrieron la desafección y el encono entre los hombres. Un ciclo biológico en la historia del acontecer de los pueblos. Luego, hay vencidos de toda clase, los que ya nunca tendrán otra opción, los muertos. Luego los heridos incapaces de recuperarse moralmente aunque sus facultades hayan podido aliviarse. Luego los que habiendo sufrido en menor medida están lacerados por el rencor más destructivo que te puedas imaginar. Siempre pagan los civiles y, si te das cuenta, cada vez menos los militares o las banderías que inician un conflicto. ¿Es que alguna vez hubo la opción en alguna guerra de que la población civil se librara?, le pregunto. La historia habla de guerras con otras reglas, las de los campos de batalla, dice Alisa. Pero creo que no es cierto del todo. Que los vencedores siempre han acometido antes o después contra las ciudades y sus moradores, que el triunfo ha sido identificado por ellos como la apropiación sin ley y han quitado de en medio a quien se resistiera. Ambos nos hemos puesto demasiado melancólicos. Desde el velador, contemplamos en silencio la lenta llegada del crepúsculo. Alisa sirve con parsimonia el té. Todo es apacible allí, junto a uno de los innumerables jardines donde los muertos son presencia. Incluso con sus turbantes de piedra.


(Fotografía de Inés González)


14 comentarios:

  1. ¿Será cierto aquel proverbio que dice que las guerras no traen nada bueno para nadie?

    Creo que si, que hay mucha verdad en el dicho.
    Salut

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    1. Y además, suele no haber escape. Aunque no se hayan querido si tocan es que no te libras.

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  2. Estas palabras me recuerdan lo bien que me aleccionaron mis padres al respecto...con su sentido práctico de supervivencia por montera. Pronto aprendí que no habría mas manos dispuestas a ayudar que las que se encontraban al final de aquellos frágiles bracitos y que debía hacerse sin perjudicar a nadie y en la medida de nuestras capacidades procurando rendir buen servicio alrededor. Ha resultado muy duro, mucho, y se agradece el descanso, incluido el eterno.
    Cómo duele comprobar en perspectiva el proceso vital básicamente injusto en su aleatoriedad espacio temporal.

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    1. Solo que esas manos también corren el riesgo de los bárbaros. Tuvimos suerte unos, pero otros, a los que no solemos recordar, no tuvieron ninguna, o escasamente. Ya sabes a qué me refiero.

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  3. Pero si el tiempo no existe tal y como lo interpretamos, apaga y vámonos. Estoy harta de hacer que bailo al son de interpretaciones mundanas.

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    1. Existe el tránsito, no desfallezcas, sin importar llegar a parte alguna.

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  4. Cierto, gracias por recordármelo. Le suelo llamar "danza" o "juego" y ni te cuento lo bien que me lo he montado desde el pto. de vista introvertido, tras tener que asumir tantísimas perdidas propias y ajenas de diverso índole.

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    1. ^Ves cómo cada quisque tiene sus métodos, mecanismos o estratagemas de supervivencia?

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    2. Entonces, supongo que la clave residirá en el "cómo". Y las estadísticas tanto históricas como premonitorias resultan nefastas para ese puñado de idealistas que además se niegan a dejar de serlo por el propio principio de supervivencia.
      Hace unas horas me ha ocurrido una anécdota cruelmente reveladora.

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    3. No o sé, cada vez tengo menos respuestas porque al obtener algunas se abre el campo de posibilidades de otras preguntas, y eso es lo bueno, acaso lo vinculante con el funcionamiento del cosmos, porque aquí y ahora cada uno de nosotros es esa pizca ¿o resulta más poético decir brizna? del universo, vamos como siempre fue. Y la Humanidad no quiere enterarse-

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  5. La desgracia de las guerras, enmudecida la épica interesada, es que la vida de la gente importa nada. Los homenajes se celebran lejos del lugar donde sufren, al igual que los discursos que se pronuncian. Mientras tanto, en el horror quedan las víctimas, desamparadas y confiadas a su suerte.

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    1. Toda exaltación de épicas, aunque sean parte de los mitos y hechos acontecidos, me repugna. Los homenajes, discursos, himnos y anales de exaltación a la muerte o sus valedores deberían sobrar para una moral íntegra de los ciudadanos. Pero no queremos ser ciudadanos, cives, carta de naturaleza libre, no queremos. Lo que nos queda por ver...

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  6. Países que son laboratorios de venganza y estrategias... Es bueno releer a Goytisolo.

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    1. Ciertamente, Pedro. Pero hay muchas geografías que ignoramos. Por ejemplo, la situación en países bálticos y Ucrania respecto a Rusia se está poniendo calladamente ardiente. Y la vida y la historia son dinámicas siempre.Crucemos los dedos.

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