lunes, 6 de febrero de 2017

Las noticias, Dionisio el tirano y De La Boétie





Leer la prensa cada mañana, solo de pasada, y únicamente una cierta prensa o, si se prefiere, los titulares y como mucho algún artículo de opinión que merezca crédito y no suene a demagogia, leer noticias, con todo el riesgo de que sean incompletas, equívocas o incluso falsas, es desesperanzarse. Pero ¿estuvimos alguna vez esperanzados? ¿O la esperanza fue y sigue siendo una mera ilusión, humo, espectro con rostro amable? ¿Tiene hoy algún sentido la palabra esperanza? Así que, visto el estado de ánimo que a uno se le queda tras pasar las páginas del diario, una buena cosa puede ser buscar un antídoto con algún grado de luces que ratifique y a la vez compense nuestro desasosiego. Hay muchos que no quieren saber nada. Leer, ¿para qué?, dicen como un recurso de autodefensa que no por ello les salva. Uno no puede ser ajeno al mundo y al tiempo que vive, y más cuando ya ha vivido circunstancias complicadas. Pero ¿por qué ahora parecen más difíciles? ¿Por la globalización? ¿Porque el tablero de ajedrez reúne a más jugadores? ¿Porque los contendientes de la complicada partida no tienen cara de buenos amigos? 

Mi medicina de hoy es un texto del Discurso de la servidumbre voluntaria, del renacentista francés Étienne de La Boétie (1530-1563) 

"...Así el pueblo de Siracusa, capital de Sicilia, presionado por las guerras, sin pensar más que en el peligro del momento, eligió a Dionisio I y le dio el mando del ejército. Sólo advirtió que lo había hecho tan poderoso cuando el artero, volviendo triunfal como si hubiera vencido a sus conciudadanos más que a sus enemigos, pasó de ser capitán a ser rey, y de rey mudó a ser tirano. Es increíble el ver cómo el pueblo, desde que se le ha sojuzgado, cae pronto en un olvido tan profundo de su libertad que ya le es imposible despertar para reconquistarla: sirve tan gustosamente y tan bien que, al verlo, se diría que no solo ha perdido su libertad, sino además ganado su servidumbre".

Ojo. Para los déspotas, y encima no ilustrados, el primer enemigo siempre es el de casa. Y me pregunto si el recurso a los de fuera no será sino la excusa para doblegar a los díscolos del interior y afirmar su poder y sus consecuentes tropelías. ¿Estaremos aún en el siglo XVI? O peor aún, ¿en el año 405 antes de nuestra era?





9 comentarios:

  1. Ayer curiosamente puse unas declaraciones del exhonorable salidas en La Vanguardia, y a la vuelta de hoja vi otras declaraciones de Gregorio Morán que parecían contestarle.
    Las noticias no sssssuenan igual si se leen en El Alcazar que en el Granma, es claro, pero se supone que uno tiene que ir desmigajando lo que le echan.
    Hoy todo es muy parecido a lo de La Naranja Mecánica, o sea, llenarte de información (violencia en la película) para desmotivarte y volverte al redil.
    La prensa es necesaria y la desesperanza es el leiv motiv de los ni hilistas, y eso es el último recurso que hoy día nos podemos dar.
    Hay que luchar.
    Salut

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    1. No me considero nihilista, por supuesto, pero no participo de ese concepto tan sublimado de la esperanza, que tiene un cariz pasivo, aquiescente y de dejación. Por supuesto que la frasecita de marras de "la esperanza es lo último que se pierde" me huele en parte a chamusquina y en parte a justificación de nuestras ineptitudes personales y colectivas. Lo que no debemos dejar de lado nunca son las posibilidades de las que dispongamos, y esto vale para una situación de problema familiar, político o de enfermedad de uno mismo. Barajando posibilidades, afrontando, dialogando, imaginando incluso tendremos un camino (prefiero llamar camino que esperanza, ya ves) Solo si después de intentarlo todo también todo se cierra, y pienso más en un mal físico que nos vuelva irrecuperables, se podría justificar creer en la nada.

      También te diré, y ya lo dejo en el aspecto político solo, que lo de luchar se ha vuelto en nuestros días y en nuestro país bastante complicado, si somos exigentes. Algunos no estamos ya para repetir veleidades ni aventuras ni ir contra ciertas cuestiones de razón que trabajo nos han costado conquistar y afirmar en nuestra conciencia. No hemos arrojado la toalla del interés ni nos damos a la dolce vita y seguimos, con hartura y cabreo, obviamente, los sucesos del mundo grande y del próximo. Tantas cosas no están en nuestras manos, ¿hay alguna que lo esté?, y acaso lo bueno de estos momentos históricos es que el suelo se esté moviendo y eso obligue a quebrar las naderías e insensateces, a poner en cuestión y discusión la debilidad del pensamiento político, religioso y hasta mágico, aunque en tiempos de aguas revueltas veremos salir profetas y salvadores por doquier. Qué menor lucha que saber distinguir y no dejarnos embaucar. Mínima, pero necesaria. He ahí una propuesta. Porque de momento, salvo que se aclaren muchas circunstancias y entidades, uno no está por embarcarse en nuevos fracasos del propio pensar interior.

      La necesidad de la prensa no niega que pueda procurar indignación lo que se lee, o desánimo o confusión. Personalmente, yo selecciono y leo aquello que mi método particular de tantos años (desde los 16) de lectura cotidiana de la prensa me dice (ordinariamente es el olfato y ciertos nombres que merecen crédito) que pueden aportarme algo de luz.

      Un abrazo.

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  2. Donde he puesto "Qué menor lucha que saber distinguir y no dejarnos embaucar" quise decir mejor lucha. Vale, valete.

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  3. Has traído a quien rindo admiración desde hace muchos años. Si se leyera en las escuelas y universidades este decisivo análisis sobre los mecanismo irracionales del sometimiento, se evitarían grandes perjuicios, individuales y colectivos. Preferimos seguir atado a la noria.

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    1. Vaya, me alegro. Pero no creo que se conozca más a De La Boétie en España que en Kenya, por ejemplo. Aquí lo europeo, lo humanista o lo ilustrado es una sombra todavía. Nos llegan reflejos a través de terceros y mal recibidos. La secuela del sometimiento al nacionalcatolicismo persiste social y educativamente. Sólo con el interés personal en descubrir a pensadores del pasado nos enteramos de algo. No creo que los partidos políticos estén interesados tampoco. Estos no se rigen ya por ideas, razonamientos y principios rectores. Rien ne va plus. Pena. Gracias por encontrar a alguien que se sensibiliza.

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  4. En las primeras páginas del Discurso de la servidumbre voluntaria, De la Boetie se pregunta cómo es posible que uno solo consiga dominar a tantos, si éstos podrían fácilmente, por ser muchos más, arrebatarle el poder. Solamente después menciona lo obvio: el tirano no está solo: la mitad del país está con él.
    No sólo De la Boetie, sino muchos otros clásicos, al hablar de la tiranía, ponen como ejemplo de tirano a Julio César, así como consideran a Brutos, Casio y compañía como ciudadanos ejemplares, defensores de los valores republicanos hasta el extremo. Desde hace muchos años me parece llamativo que en la actualidad, gracias a las películas, que han sido el verdadero "intelectual colectivo" durante décadas, la figura de César goza de gran consideración, y quienes le mataron son considerados los peores villanos.
    No solo De la Boetie, nadie lee ya a nadie. La gente que piensa por si misma está muy mal vista, porque es muy mala para el negocio, es decir, el consumo. Hace falta gente que tras ver el anuncio corra a comprar.
    La política no es lo importante, nunca lo fue. Lo primero es el negocio. Siento decirlo, pero tenemos democracia porque es mejor para el negocio.

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    1. Probablemente tengas razón. Siempre fue lo primero el negocio. La democracia, aunque respondiera a anhelos de muchos por participar en una sociedad más ideal, iba paralela al desarrollo de la economía y a los beneficios que proporcionaba a todas las clases, a unas más que a otras. Pero mientras la democracia empezaba a cundir en países occidentales en otros continentes seguía cundiendo el imperialismo y colonialismo que garantizaba democracia para la metrópoli pero no para los indígenas.

      ¿Leer, saber? Yo mismo leo por curiosidad. Luego, el resultado, lo ignoro. No sé si por eso sé más.

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  5. Sí, claro que sabes más, aunque está muy bien que no por eso te creas mejor. Hay que leer y, sobre todo, pensar. Cuando se promociona la lectura se hace como si fuese sólo un entretenimiento. Pero hay que pensar y no quedarse en las respuesta fáciles.

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    1. Cierto. Un esfuerzo que lleva toda la vida. Deshacer entuertos, fundamental.

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