miércoles, 2 de marzo de 2016

¡Al fin, de nuevo cerro!




En principio -no el principio del principio pues no lo habría salvo el caos-  fue un cerro. Uno de los que quedan como testigos al bajar el nivel de las aguas que cubrió la zona y originó el valle donde habitamos. Fueron millones de años. Erosión, precipitación de materiales, sedimentación. Un cerro cuyas tripas de yeso han producido afloramientos que nos gustaba escarbar de chicos. Si antiguamente alternó períodos de arbolado con otros de cima y laderas peladas pudiera ser. Puedo suponerlo pero no afirmarlo. A sus pies había una fábrica de ladrillos y alguien contaba que incluso habían aparecido restos de un mamut. Debía ser leyenda, nunca volví a saber nada del tema. Lo que sí sé es que hasta ahora no había conocido el cerro como cerro a secas. Esa humilde pero bella erección de la naturaleza que, junto a oteros, alcores y altozanos, hace menos monótona la llanura. También sé que los antediluvianos de mi infancia decidieron convertir el hermoso y altivo cerro en un lugar de recuerdo de gente de su banda. Incluso vino su caudillo salvador de la patria a inaugurarlo. Y así ha habido en su cima durante cincuenta y cinco años un horroroso monumento a una de las facciones que propiciaron la última dictadura, de los que se beneficiaron con haber desencadenado una guerra cruel. Como todo pasa y nada queda y hay una ley de por medio  -cumpliéndose a cachos- que exige la eliminación de símbolos y representaciones del antiguo régimen el monumento se ha derribado recientemente. Hoy las laderas son un jardín de cipreses. Lástima que la antena telefónica interrumpa la estética total. Es el precio de la modernidad. 


http://www.lacisternigadigital.com/reportajes/2016_01_25_cerrosancristobal/01_02_2016_monumento_onesimo_redondo.html



2 comentarios:

  1. Esperadísima foto, precioso que el azul del cielo recorte sólo la forma de la vegetación. Si no fuera por la antenita...
    Estupendo blog.

    Saludos.

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    1. Y frío, pero uno prefiere los fríos castellanos naturales a los fríos de los hombres, los que acontecen en la historia de los depredadores. Gracias por pasar y leer.

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