Leo en un blog una cita de Emilio Lledó que me hace pensar. "Porque el lenguaje tiene luz, y no es una metáfora". Tiene o es luz, llave, palanca. No logro entender que los hombres se enreden tanto en la oscuridad y la confusión cuando tienen al alcance la mejor herramienta jamás inventada. Las palabras no se niegan nunca a quien desea utilizarlas apropiadamente. Pero la voluntad es otro dominio del hombre que, egoísta, siente celos de uno de sus hijos.
(Fotografía de una exposición de Benardí Roig tomada del blog el ojo heterotópico)
Resulta cierto que resulta la mejor herramienta, tanto como engañosa por subjetiva proyección no reconocida como tal por la mayoría y fuente de frustración para algunos. Hay que disponer de suficiente sana riqueza emocional y vivencial o experimental como para ejercer el sano discernimiento. Un proceso a veces cruel tanto para el propio discerniente como para lo discernido.
ResponderEliminarY por qué no considerar los silencios encarcelados entre el propio lenguaje. Algunos demoledores o todo lo contrario por interpretables.
EliminarTal vez las palabras son más útiles cuanta mayor claridad conceptual existe. Si no, son palabrería. Tiempos líquidos estos.
EliminarLa retòrica fa miracles!
ResponderEliminarYo diría que más bien el uso apropiado y consecuente del lenguaje. La retórica puede encubrir y cerrar más que hallar puentes de entendimiento, según.
EliminarCaray, el viernes en la presentación de un libro de poemas dije casi punto por punto lo que acabas de escribir. Pasmada me he quedado.
ResponderEliminarVaya, dan ganas de saber qué dirías en esa presentación.
EliminarPero es que lenguaje y hombre son una misma cosa. La luz no es de uno y la oscuridad del otro. Ambos se moldean al unísono, ambos son heterogéneos y esconden el misterio y el peligro de la vida.
ResponderEliminarCierto, ambos son heterogéneos, se moldean, se hacen...¿se hacen? ¿Quién a quién? Te saludo, Iosune.
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