Por qué saqué sobresaliente en la asignatura de Disciplina y Urbanidad, no lo sé. Sí, pásmense, en mis tiempos y en aquel colegio existía una asignatura llamada de esa guisa. No recordaba ya la portada del libro que presentaba tal ciencia. Un padre que mira con satisfacción a su hijo; un hijo que permanece receptivo a los consejos de su padre. Un padre de traje y corbata (en tiempos de monos grasientos y ropa raída de albañil) que lee un periódico, sentado cómodamente en un sillón. Una primera plana de periódico de formato Financial Times que saca una fotografía de un tipo que recuerda al padrecito de los españoles de entonces. Un hijo que alza un libro de Historia con la imagen de algún rey de los muchos y muy nobles que este solar patrio ha producido. Una relación cordial y de entendimiento y complacencia mutua entre padre e hijo, vamos. Una imagen de hombres, como debe ser. De machotes, equilicuá. ¿Y la madre? ¿Y las hermanas? Pertenecerían a otro libro, supongo, porque mujeres en mi infancia sí que las hubo. Subordinadas, segregadas, eso sí, pero se las veía en algunas funciones, si bien no en lo que la religión y el régimen consideraban lo más esencial. Mujeres en la cocina, mujeres en la compra, mujeres a la fuente, mujeres lavanderas, mujeres en las procesiones, mujeres sirvientas, mujeres del brazo del marido, mujeres diciendo sí hasta en la estricta intimidad. Bueno, en la estricta estricta habría muchas que dirían no, pero que no se sepa. Estaban, claro que estaban, pero, ya digo, pertenecerían a otro libro de texto. ¡Ni siquiera en clase había chicas! Yo mismo me intrigo tanto ahora...¿Por qué aquel sobresaliente? ¿Porque el libro complementaba las enseñanzas de casa? ¿Porque era fácil de aprender la materia? ¿Porque el niño obseso por el orden que llevaba dentro resultaba propicio a absorber las recomendaciones del medio? ¿Por sus imágenes pedagógicas? ¿Porque me enseñaban las importantes prácticas de la higiene y la cortesía, que me iban a servir de mayor, sobre todo la segunda una vez el niño se convirtiera en hombre hipócrita? Yo fui un niño pero que muy bien educado, matrícula, ya he dicho, en Disciplina y Urbanidad, nada menos. Hasta que la asignatura se hizo trizas en el fuero interno del niño.
Te imaginaba mas joven, para nada de mi quinta.
ResponderEliminarDesde los tres a diez años, que se hacía ingreso, pasé esos años con la Enciclopedia Santiago Rodríguez (Burgos)con un apartado de iniciación al Derecho y Selecciones Literarias.
No me dejó secuelas, si vuelo para abrir mi mente y ampliar aquello que he creído me ha engrandecido como ser humano.
Me tocó la famosa Sección Femenina y todas esas gilipolleces que parece ser que aún arrastramos ... lo cual implica que no se avanza.
No he sido una niña bien, mi familia era obrera y no tuve estudios, sin embargo miro y veo que ... el momento está en uno mismo.
Aunque haya sido malo, nunca se debe renegar del pasado pues eras y eres el resultado total de una o varias épocas.
Honor y Gloria ...
María, el tiempo no pasa por uno, el tiempo es una ficción: a partir de ahí sigo viviendo. Por lo demás, es que viejos objetos y libros me sugieren mucho, por eso escribo. De todo ello no debe deducirse que fuera niño bien ni por el forro, solo que hubo disciplina de padre empleado y gracias, y gastos mínimos. Jamás renegaré de la experiencia del pasado, con sus luces y sombras, pero eso no nos impedirá jamás juzgar con información, claridad y dureza el tipo de país que fue (y sigue siendo) este solar patrio que sigue siendo la finca de unos cuantos.
Eliminar...lo de honor y gloria, te sale el acendrado cántico de capillas, je.
Vera vd. solo por responder con amabilidad a todos los comentarios, incluidos los aviesos, en su blog, ya resulta merecido ese sobresaliente.
EliminarBueno, me defino como católica, apostólica y "románica" ... me gustan esos cánticos del pasado.
EliminarSin embargo considero importante no mirar atrás, entre otras cosas porque no se puede cambiar nada, si aprender de errores y actuar en el presente que es lo que cuenta.
Fuerza y Honor gritaban los romanos antes de entrar en batalla, te dejo el saludo hummm.
Me parece que lo menos que uno puede hacer es responder escuchando y siendo prudente, todo el mundo se merece la amabilidad y el respeto, incluso los aviesos, aunque cueste, porque los que hablen de mala fe ya se desacreditan por sí mismos- Yo estoy encantando de todos, absolutamente todo, los que pasáis y comentáis aquí.
EliminarMaría, no me tomes al pie de la letra mis ironías, en mi tiempo yo fui capillitas porque no tenía más referencias, y allá como se defina cada cual. Se admiten glorias, honores y fuerzas varias, aunque uno sea muy escéptico de todas ellas. Si quien los emite tiene buena voluntad de desear eso me basta.
EliminarSoy contestaría por naturaleza, y me encanta el diálogo, algo que no esta muy de moda en estos tiempos.
EliminarComo el título de Buñuel "El triste encanto de ......"
Besos querido y gracias por escuchar (sin oír)
Ja,ja,ja si no fueras irónico creo, no, estoy convencida, no regresaría a tu espacio.
EliminarNo cambies, te llames como te llames.
¿No será "El discreto encanto de la burguesía", más bien?
EliminarYo también fui educada y crédula, hasta que tuve la madurez suficiente para observar la realidad y cuestionarme muchas cosas. Afortunadamente, el ser humano tiene la capacidad de razonar y cambiar.
ResponderEliminarPor eso, no me parece bien cuando a alguien se le recuerda algún error del pasado para ensuciar su presente, como hemos visto en la campaña electoral.
Salud, Fackel. Siempre es interesante lo que escribes.
El ser humano tiene una cantidad de posibilidades y capacidades inmensa, también de discapacidades y pérdidas. Pero creo que nuestra generación ha tenido que hacer un soberano esfuerzo por elevarse sobre el desierto del pasado y conectar y utilizar la Razón, lo cual me llena de orgullo.
EliminarQuien más o quien menos ha estado en algún submundo producto de los tiempos de la dictadura y se ha elevado sobre ellos. Utilizar sin más el pasado, sin admitir la evolución honesta y razonada, de los individuos es una infamia. Se seguirá usando, la política de ventilador y trapos sucios está a la orden del día. Ha sido patrimonio de la derecha cerril y antidemocrática pero pueden otros estar tentados a practicar esos pérfidos usos y costumbres. Cada cual debe interrogarse a sí mismo y actuar en consecuencia. Yo mismo he tenido que salir al paso más de una vez para cortar comportamientos o actitudes irrespetuosas entre algunos izquierdosos llevados por la intolerancia, pero con esas maneras lo único que demuestra el personal es fragilidad, impotencia, incapacidad. Justo lo que sobra en este país.