lunes, 27 de abril de 2015

Acracia















Imagina, dice Walden, que yo dijera, o mejor, hiciera, como aquel Ramón Acín, su memoria olvidada como la de tantos otros: "Yo, al escribir no hago literatura; escribo sujetándome el hígado o apretándome el corazón. Si canto suave o fuerte, canto sin saberlo, como los buenos árboles cuando les sopla el céfiro o les azota el aquilón." No me cabe duda de que Walden, puesto a escribir escribiría como habla habitualmente, dejándose afectar por las circunstancias. Pero la afectación o, si se quiere, la hipersensibilidad como respuesta no siempre es hablar o escribir. También puede ser callar. Pero si callas, ¿no sientes precisamente más necesidad de sujetar el hígado o el corazón, porque golpean, amargan y duelen? Y sin embargo, hay que saber callar como hay que saber hablar frente a una autoridad que se desacredita a sí misma. Callar para no dejarse apropiar el pensamiento por la demagogia y las doctrinas al uso. Hablar lo justo para señalar su oprobio y denunciar sus actos. Ay esa autoridad de los ungidos de toda la vida. Ay ese juego de autoridad en los emergentes y advenedizos del presente. Nadie propone nada que no se haya impuesto anteriormente. Sólo saben estar pendientes de su consagración, efímera por cierto. Mientras, ¿seguimos haciendo literatura o respiramos en profundidad para que nuestros órganos vitales no revienten? 



(Fotografía de Emmet Gowin)


2 comentarios:

  1. sexta-azcapotzalco.blogspot.com.es/2013/05/galeano-el-poeta-inagotable-entrevista

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    1. Gracias por el enlace, qué dura es la vida en este planeta (para algunos mucho más que para otros)

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