miércoles, 8 de abril de 2015

Abstracción





Cuesta centrarse en un mundo que se nos obsequia cada día con sus aparentes concreciones y no menos reales abstracciones. Concretamos realizaciones en nuestro entorno para sentirnos más seguros. No sabemos qué más. A su vez nos circunvalan otros mundos que o nos disputan el nuestro o nos lo niegan con las reales concreciones e imposibles abstracciones que padecen. La centralidad de cada día lo es a pulso; creemos que la poseemos pero solo es resultado de una ocupación. Si esta manera de vivir en el consumo de masas tan desmedida y centrada la percibimos como fin en sí mismo, dudosa epopeya. Los otros mundos acechan y de alguna manera nos reflejamos también en ellos. Los viejos fantasmas siguen latentes y cada vez parecen menos fantasmas y se materializan más. Los rostros varios de la alienación que tratan de imponerse a los ya conocidos escalofrían. Se agazapan los externos pero también los de casa. Todos muy antiguos, muy fanáticos, muy despreciativos del ser humano. El oscurantismo no se ha ido nunca. Vaya música. Qué hacer.




(Fotografía de Tomislav Peternek)


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