lunes, 16 de marzo de 2015

Post scriptum: claridad





Me encuentras en lo alto de los escarpes, escudriñando la otra costa cuya vista está favorecida por la claridad del día. Quieres saber qué me abstrae. Yo te digo con aspereza que la confusión en mis entrañas. Tú me respondes con comprensión que no soy un hombre de abatimiento. Me revuelvo. ¿Por qué al mirar el horizonte, donde se dibuja la otra tierra, veo también cuanto me desagrada en nuestro mundo? Los guerreros no saben sino alardear de sus hazañas como si el relato de sus gestas no portara sangre. Los comerciantes sólo entienden el valor de sus mercaderías como precio, ignorando el sudor de quienes las hicieron. Los funcionarios se constituyen en legión ávida que estruja a las gentes, despreciando que son éstas quienes les dan de comer. Los artistas dividen su alma entre la libertad de crear libremente y el encargo que les reduce a servidumbre. Los aedos van recitando cantos que alteran conforme al gusto de las modas, desfigurando la belleza original de la poesía. Los arquitectos se repiten al alzar los templos sin admitir que las divinidades hace tiempo que escaparon de las toscas moradas que les ofrecieron los mortales. Solo tengo esperanza en los que huyen. En los navegantes que no desean retornar. En los jóvenes que se arriesgan a viajes que no cesarán jamás. En los sabios silenciosos y recónditos que meditan en lo más agreste de nuestra isla, ignorando academias y premios. Incluso en los orates que lo son para hacerse respetar por sus vecinos. ¿Huirías alguna vez conmigo?, me sorprendes de pronto. Bien sabes, te digo, que somos dos soledades que se hacen fuga cada vez que nos dejamos arrastrar por nuestro propio vórtice. 

La luz permitía otear de tal modo la costa lejana que eras capaz de indicar con el dedo la posición de ciudades, para mí invisibles, cuyos nombres extraños nos divertían.




(Fotografía de Herbert List)

4 comentarios:

  1. "La isla, estoy en la isla, no he abandonado nunca la isla, pobre de mí. Creí entender que me pasaba la vida dando la vuelta al mundo, en espiral. Error, donde no ceso de dar vueltas es en la isla. Lo único que conozco es la isla, nada más. Y tampoco la conozco, pues nunca tuve fuerzas para mirarla. Cuando llego a la orilla, me vuelvo, hacia el interior." Samuel Beckett, El innombrable.

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    1. Problema de la circularidad de la isla o acaso de los isleños. Fastuosa cita de Beckett.

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  2. L'afany sempre insatisfet d'arribar a l'horitzó, i no hi ha horitzó, perquè arribar a l'horitzó és acabar el cercle, el viatge, la llum, el moviment, i descendir forçosament al caos junguià, on una resurrecció seria terrible.

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    1. Avui dia tenim menys claredat en observar la nostra posició, perquè hi ha massa falsos paisatges (inclosos els virtuals) que entelen la visió. Vivim més pendents d'horitzons exteriors, curts i convexos que de la dimensió de la profunditat, la qual cosa ens allunya de la nostra pròpia comprensió del Jo. Però cadascú sap. L'observació exterior és interessant si metes i individus reverteixen en conèixer-nos millor; si el de fora resulta ser mer vol rasant no encertarem ni a descriure el que veiem ni a interpretar l'existència. Els temps líquids i follets semblen imposar-se (a les actituds personals, les conductes col·lectives, modes, política, idees ...) desplaçant un tempo personal que no hauríem relegar ni delegar a les veus del buit.

      Hoy día tenemos menos claridad al observar nuestra posición, porque hay demasiados falsos paisajes (incluidos los virtuales) que empañan la visión. Vivimos más pendientes de horizontes exteriores, cortos y convexos que de la dimensión de lo profundo, lo cual nos aleja de nuestra propia comprensión del Yo. Pero cada cual sabe. La observación exterior es interesante si metas e individuos revierten en conocernos mejor; si lo de fuera resulta ser mero vuelo rasante no acertaremos ni a describir lo que vemos ni a interpretar la existencia. Los tiempos líquidos y fatuos parecen imponerse (en las actitudes personales, las conductas colectivas, modas, política, ideas...) desplazando un tempo personal que no deberíamos relegar ni delegar a las voces del vacío.

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