domingo, 15 de marzo de 2015

Post scriptum: alocución















No dejéis que pesen más en vosotros los consejos difusos del oráculo que las palabras precisas de quienes han viajado y por lo tanto han conocido otras vidas y otras regiones. Aquél busca dar satisfacción a lo que pretendéis obtener, sin resolveros las dudas y sin garantías de que saldréis indemnes del camino en el que os aventuréis. Los que llegan de fuera relatan al menos los acontecimientos de lo vivido y esa experiencia ajena os puede ser útil para estimar vuestros medios y valorar las posibilidades de tomar una decisión. Ahora bien, exigid a navegantes y viajeros que os informen con las palabras justas, pues quienes se extienden en un relato acaso estén alterando lo que vieron o fantaseando sobre lo que no llegaron a ver pero que escucharon de otras bocas. No digo que despreciéis la intención de la pitia, más bien agradeced ser escuchados, sin que ello os obligue a obrar conforme os sugiere. Pero sobre todo apreciad cuantas historias os narren los hombres de experiencia, procurando siempre separar grano y paja en sus relaciones. Diréis pues: al final ¿cómo decidiremos? Sin duda sopesando con modestia y con la mayor certeza posible vuestra situación. Estimando qué obtendréis y que perderéis con cualquiera de las decisiones que os tienten. No olvidéis que el riesgo está presente incluso en lo más razonable. Pero, ¿y si os dijera que en muchas ocasiones la intuición es sabia y nos sorprende con su acierto?   

Había pensado hablar así en la tertulia de mañana, Safo, pero no estoy seguro. No me veo maestro ni consejero ni virtuoso y, lo que es más extraño, ni siquiera me gusta el tono que empleo. Tú dirás si debo callar o ser menos impertinente.



(Fotografía de Ferdinando Scianna)


No hay comentarios:

Publicar un comentario