lunes, 9 de diciembre de 2013

El gozo




...el espíritu celebra y sabe tomar la medida justa del goce que proporcionan las facultades del ser, aquellas que se manifiestan en los sentidos y en el pensamiento y en el instinto innato que va haciéndose todavía, bien sea evocando recuerdos o razonando con las ideas que se tejen o comprobando con la pasión que se pone en el empeño, y es en ese banquete cotidiano cuyos platos son administrados de la manera más atrayente por cada cual donde la alegría fluye y es percibida como una corriente interior que, aun oscilante entre la euforia y la laxitud, configura una manera de estar vinculante dentro de uno, y bien sea la armonía una percepción pasajera, manifestada con altibajos o instalada en su intensidad tibia pero persistente, o bien se trate de una dispersión que tras su viaje extensivo se retrae y retorna para hallar cobijo nuevamente en la casa propia y única, toma en cada mano los medios imprescindibles para que el disfrute sea posible y adquiera su valor, el que de verdad se manifiesta como lo que algunos sabios llaman conciencia, que no son otros que el silencio y la mirada y la palabra, pues ninguno de tales recursos fue concedido por inercia ni por extraña bondad, sino que cubren siempre el doble papel de materia y proceso, de herramienta y producto obtenido de uno mismo, y cual diálogo exultante cubren la desnudez de los hombres y hacen de los días una invocación refleja a la eternidad deseada y desafían con el gozo a la brutal intemperie que acecha al otro lado de cada instante, pues no de otra manera se sabe de la satisfacción sino al comprobar las posibilidades de esta la sola pero múltiple y plural vida




(Ramiro Tapia pinta)


4 comentarios:

  1. Habida cuenta que el encabezamiento de su presente entrada trata sobre el gozo, y en un instante libre, sita en una biblioteca cualquiera de la costa mediterranea, solo unas líneas para comunicarle que: "mi gozo en un pozo". Suena vulgar, consta, pero no podría resultar más real.
    La propuesta ha sido rechazada categóricamente, por tanto el procedimiento quedará automáticamente anulado y conozco alguien que ante semejantes experiencias solo conoce una dirección, la de retrotraerse, desdibujarse ..... hombre, podría emborracharse, pero no, solo escribirá. Besos.

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    1. Consejo: sumérjase en su ya de por sí efervescente interior, sin aditamentos extraños ni ingestiones ajenas, llámese cosas bonitas después de haberse dirigido pestes contra sí misma, mézclese bien, agítase y déjese a sí misma en reposo hasta que el letargo pida un ringgggg (y no de boxeo, oiga) Vd. podrá seguramente con su propio desvarío, jaj. Un abrazo.

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  2. Algo así como me quedé después de leerle/ leerte ayer, en efecto. Aún sabiendo que asomaría ese otro lado terrible del instante. Qué cerca haces estar de la plenitud/espanto de ti mismo. No se sale igual. Mi gratitud.
    Espero que no tenga/ tengas problema en que alguna vez te transcriba al espacio más modesto de mi blog, por supuesto siempre con el link correspondiente hacia acá.
    Un abrazo de un lector al que sí sacaste de un pozo para sumergirlo en la noche exuberante

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    1. Oh, no, las palabras son hijas del viento (suena a poético pero es verdad, incluso cuando se pronuncian en voz alta tienen que ver con el aire que se emite desde los pulmones, todo eso, ya sabes) y el viento es como el océano, son singulares en sus circunscripciones geográficas correspondientes, dan aspecto de pluralidad al abundar sus nombres, pero resultan únicos en cuanto fenómeno que se vincula entre sí, ya sea por las alturas o en la ocupación del espacio terrestre. Vaya rollo. Conclusión: que uses lo que quieras si así lo consideras.

      Un abrazo.

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