El encanto de las viejas fotografías reside en comprobar que no ha pasado el tiempo. Casi podría decirse que todo sigue en su sitio, siempre que la memoria mantenga cierta fidelidad. Siempre que no se aparten los ojos de la imagen. Si se apartan, entonces...Ni el lugar existe ni su padre está ni los chicos se ven ni él viste pantalón corto. Pero no, neguemos el tiempo transcurrido. Las escaleras de la terraza, las plantas del jardín, los bancos de piedra, el gallinero detrás, la huerta delante, las higueras, el nogal, los manzanos, los ciruelos, los cerezos, hasta el lúpulo escalando por los chopos de la orilla del río. Pequeño paraíso de recursos y de juegos infantiles. Los grillos al anochecer y los sapos anunciando agua. Las ropas albas de fiesta, el apiñamiento relajado, el vértice donde confluyen las miradas. Hoy quiere mirarse a sí mismo cuando aún era en parte acto y en parte potencia. Es agradable hacerlo y una satisfactoria manera de pasar su jornada. Mantra del día: todo sigue igual.
No todo sigue igual, eso ya lo sabe, es imposible..
ResponderEliminar..Por ejemplo, la luna, ya está eligiendo su gran vestido rojo para el encuentro con su amante de mañana
...por ejemplo a esta hora, seguro que hay quien se sienta a limpiarse el sudor y a tomarse un almuerzo, un tomate con sal o las primeras uvas
...y tal vez no muy lejos aún esté amaneciendo
y al mismo tiempo aquí nos tiemble el pulso a otros...
.. ¿aquellos? sí. Puede que estén de duelo, pero ¿los ves? ¡esos allí se aman!...
Enfín.. en ocho y medio me voy enredando y mejor le dejo con los que tienen, seguro! algo más interesante que decirle:( Nino y Fellini, just in "Otto e mezzo"
http://www.youtube.com/watch?v=nWqC6kRCLjI
Soñaba que todo seguía igual, no apartando la mirada delos recuerdos que trae la fotografía, naturalmente. Soñaba que todo eso que señalas ya existía cuando uno iba de corto (limpiarse los sudores, tomar un chato de vino, un porrón, tomates con sal por la mitad o caracoles a la brasa de los albañiles, etc.) oa pasado casi nada, qué va, solo un montón de vidas que estuvieron y zas se han difuminado. Sigamos, pues.
Eliminarhay un sentido de complacencia (todo sigue igual) pero no exento de nostalgia,
ResponderEliminarme gustó, saludos para vos
Es irremediable hacer este tipo de consideraciones ante una fotografía con décadas detrás y, afortunadamente, también con supervivientes. Un abrazo, Omar.
EliminarQué tiempos aquellos...
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=A1uU75Wjwqo
No es Moustaki, pero el chico no lo hace mal y la letra tiene su puntito.
Con todo mi cariño...
No es mi tipo precisamente el del enlace que me transfiere, Anónimo, pero todo vale para ratificar memorias.
EliminarVolver a mirarse en la época en que el futuro es "el lugar donde todo puede caber". Ese tiempo donde todo está por ser es mágico, pero no dejo de pensar que la magia no está precisamente en ese tiempo sino en la mirada que lo recupera desde el futuro de la imagen. Saludos!!
ResponderEliminarEn aquel tiempo podía caber todo...pero los personajes no adultos estaban al margen de comprender el concepto "futuro". El adulto de la foto tenía conocimiento de causa del pasado (con luces, sombras, alegrías y muchos muchos pesares) Probablemente tengas razón, Florencia, sobre dónde se ubica la magia. ¿Quedará algo de aquello? Gracias.
EliminarEse niño chiquito, ajeno al abrazo, acomodado por lo alto como buscando perspectiva. Bs.
ResponderEliminar¡¡¡Tierra a la vistaaaaa!!!
EliminarMe gusta la idea de que todo sigue igual, pensar que el tiempo no puede estropear lo que hemos vivido y revivir a voluntad los sentimientos de una época que se inmortalizo en una fotografía.
ResponderEliminarUn abrazo.
El valor de las fotografías personales es ése precisamente, traernos los detalles.
EliminarBuena jornada.
"La infancia es el primer borrador de nuestra vida. Basta conservarlo tal como es sin retoques". IGNACIO CARRIÓN
ResponderEliminarTu texto es muy sugerente. Yo también siento una atracción especial por las viejas fotografías. Donde el tiempo se ha puesto amarillo, como decía Miguel Hernández.
Me gusta la frase, válida para cuando nos hacemos mayores. Cuando se es niño es la plana completa escrita con la escritura de la experiencia infantil que es sincera, refleja, traviesa e irreprimible.
EliminarAgradezco tu aportación sugerente y matizadora, Agustina.