domingo, 23 de junio de 2013

Recordando a las brujas de Zugarramurdi




No sé por qué pero en esta fecha de reciente solsticio me acuerdo de las brujas (sorginas) de Zugarramurdi.  Por supuesto, no me refiero a las de chimenea y escoba de los cuentos. Sino a las de carne y hueso que sufrieron los rigores de su tiempo, de los hombres de su tiempo. Las recuerdo con respeto, admiración y piedad. Algo que no recibieron aquellas mujeres detenidas por la Santa Inquisición y procesadas en 1610. Varias de las cuales, por cierto, acabaron en la hoguera, víctimas de un poder totalitario y doctrinal. Víctimas de la superstición, de las envidias y de que probablemente eran mujeres demasiado liberales para ser admitidas por la ideología al uso. País de brujas, rebeldes, libertarios, heterodoxos y guerrilleros varios este nuestro en cuya andadura los diferentes encontraron tanto sufrimiento. Pero acaso también el germen de libertad. 

Tenga o no tenga que ver el episodio de las brujas de Zugarramurdi con la canción infantil, ahí va lo que los niños vascos cantan en el cole. Es que es divertida, y pegadiza.






4 comentarios:

  1. Estoy convencido de que las "brujas" de Zugarramurdi eran mujeres, no sólo libres e inteligentes, sino doctas. Apostaría a que sus conocimientos de medicina, por ejemplo, superaban con creces a los de la medicina oficial, cargada de moralinas religiosas y de supersticiones. Y apostaría a que fueron las primeras en establecer el "aborto legal asistido". Si además de todo esto se entregaban al amor libre (¿es que puede haber un amor "no libre"?), tenemos las circunstancias idóneas para la intervención criminal del Santo Oficio.
    Yo las considero unas heroínas.

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    1. Coincido con Loam en que fueron unas heroínas y creo que algo así no se puede perdonar, ni olvidar. Del horror que sufrieron es tan culpable la secta que lo ejecutaba como los espectadores que con su aceptación alentaban la barbarie.
      Pero cambiando el tono, viva la mágica noche que inaugura el verano, un año más hemos intentado quemar el pasado e invocar un futuro más esperanzador. ¡Te deseo una feliz entrada en el verano Fackel!

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    2. Yo también lo estoy, Loam. Y romperoras y siguiendo una antigua tradición matriarcal arraigada en aquella zona del país. Pero el Orden siempre triunfa, ¿no?

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    3. Ana, ¡viva! Los que vivís en campo seguramente habréis visto la Luna inmensa. No nos extrañe que sea un ancestral símbolo de regeneración. Cuando yo era chico y nos contaron lo del envío de la perrita Laika a la Luna sufrí. Me parecía que podría ser aquello el principio del fin de lo que llamamos los hombres con prepotencia nuestro satélite. Aprender del pasado siempre. Un abrazo.

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