viernes, 21 de junio de 2013

Estancias únicas




















Colocación y reubicación en las estancias del almacén doméstico: hastío de lo inútil y cansancio de desear lo que no se tiene: decidir tirar y aceptar no adquirir: desechar la idea de que los objetos nos sustituyen: desalojar los cadáveres que nos acompañan de modo absurdo: en medio del maremágnum de objetos sobrantes y de realizaciones faltantes: resistir a las invasiones extrañas que nos ocupan en balde: subvertir el orden del dominio de las cosas que nos vacían: edificar la plenitud, a la escala que sea, con nuestro propio barro interior: distinguir lo que de verdad tiene importancia: el propio cuerpo (que no es solo la corporalidad ni la corporeidad): el único cachivache que merece la pena mantener: lo único que no hay que dejar sobre ningún anaquel ni tirado de mala manera por el suelo ni relegado a un trastero: el mundo que no hay que entregar a nadie, ni siquiera ante el señuelo de un cambio ventajoso: autosustitución, como mucho: si acaso, hágalo acompañar con el silencio de la palabra: para que no se sienta solo: el propio cuerpo, ya digo.     



(Obra del artista coreano Wang Zi Won)


16 comentarios:

  1. Y que mejor para que ese cuerpo respire que desprenderse de tanto estorbo prescindible.

    Buena actitud, me gusta.

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    1. Proposiciones de enmienda, al menos. Quedarse con lo puesto.

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  2. Buena actitud, amigo. Desprenderse, echar lo que no necesitemos, o sea todo. Los cachivaches son criaderos de polvo y suciedad, lo mismo en las alacenas que en el cerebro. Hay que dejar las estancias vacías, las paredes desnudas. Yo sigo el método siguiente: voy vaciando, cuando me parece que ya he tirado mucho trasto inservible, doy una palmada, si el sonido no resuena, es que hay aún demasiado trasto, continuo echando cachivaches, y repito la operación, doy otra palmada y cuando ya se produce reververación o eco, entonces entiendo que ya se ha conseguido el vacio necesario. Lo mismo en una habitación que en la mente.
    Salud
    Francesc Cornadó

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    1. Los chamarileros de la moral hipócrita estarán al quite. Pero tal vez lo que desalojemos sea un regalo envenenado para sus obscenas intenciones. Me gusta tu sistema, voy a aplicarlo.

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  3. Je,je,je... de una u otra manera, siempre desembocamos en Diógenes... je,je,je... eso está bien... está bien.

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  4. Chulo el sistema de Francesc.

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  5. Amén Fackel;-))

    Un abrazo
    Irene

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    1. Con mi bendición apostólica, hermana. Tres avemarías y un padrenuestro.

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  6. Siempre para "limpiar" el urbe es preciso limpiarse uno mismo,
    ¿o acaso queremos ser nosotros los protagonistas del desastre?
    ah, porque muchas veces de eso se trata, de "falsos mesías" que quieren quitar el sartén a un poder para aferrarse al mango..
    .
    inteligentes argumentos, amigo, saludos

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    1. No sé si lo queremos, pero embarcados en él estamos...El que sobreviva de los que pasamos por aquí y de otros blogs que se lo cuente a los demás.

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  7. Fackel ya tengo bastante penitencia con vivir en este país y leer el periódico.
    buen día
    Irene

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