domingo, 19 de febrero de 2012

parar la barbarie



"¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice que no. Pero si  niega, no renuncia: es además un hombre que dice que sí desde su primer movimiento."

Albert Camus. El hombre rebelde.

Hoy en mi ciudad mucha gente ha salido a la calle respondiendo a una convocatoria sindical contra la reforma laboral que se cierne. A mi modo de ver, creo que se ha superado la asistencia de los mejores momentos del 15M del año pasado. No se trataba solo de una mera cuestión del trabajo, sino sobre todo cívica. Que conste que soy de los que considero más importante la calidad de una protesta que el número de los que asisten. Pero hoy era importante ser también parte consciente de ese número. Prefiero decir que hemos acudido a defendernos de la barbarie. Contra una de sus muestras, porque imagino que habrá muchas más. No tengo ninguna confianza en que se pare la dictadura del capital y de los mercados, porque el voluntarismo no basta si pintan los tiempos sombríos. Pero no obstante creo en la necesidad de que se les ponga coto a las abusos. Las mentiras, en la mejor tradición en la que nos tiene acostumbrados la derecha española, van a estar a la orden del día, basándose en el poder omnímodo que han acumulado. Calma. Que los que se han emborrachado con el triunfo en las urnas en noviembre sepan al menos que no son los reyes del mambo. Que las borracheras conducen al mal cuerpo. Y que si lo que quieren es jugar a tiranos, recogerán lo que siembren. Yo estoy contento de haber visto hoy la otra democracia, la tranquila pero enérgica, la que se nombra menos, la que no quieren que exista, la que no se tiene en cuenta para cambiar instituciones y rumbos de la política de un país, pero que es tan respetable y está más cargada de razones que la democracia formal y agónica a la que nos conducen los amos del mundo. Que sepan que estamos ojo avizor.



4 comentarios:

  1. Yo también palpé en la ciudad donde vivo un interés crecido y creciente por asistir a la manifestación de ayer. Diría incluso que muchos de los asistentes no eran sindicalistas o afiliados, sino que coincidíamos gentes de muchos estamentos, como bien dice se trataba de una proyeccción más cívica.

    Si se sabe llevar bien el tema por parte sindical -no solo en su vertiente táctica sino de planteamientos nada entreguistas- pienso que se va a mantener la expectación y la disposición del personal. Se ve tensión controlada y mucho cabreo, porque nadie se fía de que los mismos que han llevado la economía a donde está puedan ser ahora los salvadores. Ellos van a salvar sus fracasos y su pillada, a costa del empobrecimiento de las clases más modestas e incluso de las que se llaman medias. Si a eso se le añade esa oleada perversa de privatizar todo lo habido y por haber, se camina hacia una sociedad para pudientes y la brecha social va a ser inmensa. Dicho de otro modo: si alguien se pensó que la lucha de clases no existía ya que se vaya haciendo a la idea de que se va a actualizar, y lo harán los de siempre. Los que se consideran dueños de las propiedades de bienes y del control político.

    También opino que los sindicatos o partidos de sensibilidad de izquierdas deberían escuchar a mucha gente independiente, progresista, que piensa y que razona, antes de hacer cualquier cosa. Todo esto no ha hecho más que pensar y en efecto nos jugamos mucho.

    Está bien que saques este post con imágenes y tu propia opinión. Debería cundir el ejemplo. La inquietud por estos temas es una parte de la inquietud por las demás facetas de la vida. Están imbricadas unas con otras. No hay escape. Disculpa me haya extendido, abusando de tu confianza.

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  2. Ulianov, se agredece tu interés por un tema que parece que interesa poco. Nada que añadir, comparto tus inquietudes, pero la realidad nos desborda a todos de unas maneras u otras. Cada uno sabe, pero que luego no se lamente. Yo tenía ayer necesidad de sumarme a la oleada. Una gota en el océano, pero mi gota.

    Saludos.

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  3. Fackel, me sumo a esas gotas del océano.
    Saludos

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  4. María, ya somos dos. Llegaremos a formar un océano.

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