jueves, 8 de diciembre de 2011

ocho de diciembre



seguir este sucederse los días, piensa, implica dos verbos pero también dos dinámicas, conceptuales y naturales, vinculadas pero diferentes; no sé cómo puede haber gente que crea ver las cosas con sencillez, y digo crea ver, porque dudo que las vea, me comenta mientras limpia el vaho de la cristalera; la gente simplemente reduce al factor simplicidad sus incapacidades para ver, incluso para saber mirar; sé que para no perder la razón, la mental, me refiero, la otra se va perdiendo y recuperando día a día, hay que tener clara la distancia con los acontecimientos; incluso cuando los acontecimientos te atropellan y están a punto de pasar sobre ti, aun en ese momento de dolor y de rabia, debes hacer el esfuerzo de calcular una distancia analítica, aunque sea imperceptible la física; no te creo capaz de obrar tú mismo con ese autocontrol, le indico aprovechando su temple al hablar; nunca se sabe, nunca sabemos cuándo podemos reaccionar de manera opuesta a lo que nos pedirían las circunstancias; ¿es que acaso no estamos aceptando que la tela de araña que se está tejiendo sobre todos nosotros nos deje atrapados?; acaso sea mejor que nos amarre una telaraña que el ámbar, le contesto ya ironizando; no creas, ambas efectúan sigilosa y pausadamente su cometido, pero la telaraña no deja huellas, mientras que el ámbar...quién sabe, apostilla, dentro de equis tiempo alguien nos encontrará y nos contemplará estéticamente, permaneciendo en un no ser pero aparentando estar vivos; sería una bonita manera de que alguien nos recordara, una memoria verdaderamente preservada, si bien una memoria -una muestra más- de la destrucción del hombre...



4 comentarios:

  1. Todo lo que sube ha de bajar. Cuando llega a lo más profundo no le queda más dirección que ascender, suponiendo que soporte su propio peso para iniciar el nuevo ciclo. No por virtud ni por mérito, sino por narices, por las mismas que muchos otros se quedan en el fondo tan tranquilos. Bs.

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  2. Pienso en el giroscopio. Cuando un movimiento exterior se le impone con fuerza para cambiar la dirección de su eje de rotación éste, en lugar de cambiar de dirección lo que hace es cambiar de orientación. O dicho de otra manera: capacidad propia y maravillosamente particular para adecuarse a las circunstancias.

    ¡Y no por eso deja de seguir en movimiento ni de venirse abajo!

    Atentos, Emejota, atentos. Nunca morirse.

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  3. Lo que me mantiene animada es que pese a que las hormigas mueran a mansalva o con algo de suerte pasen desapercibidas, son los elementos más numerosos del planeta y además siempre habrán hormigueros. Lo mismo ocurre en el mundo de las ideas. Bs.

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  4. Bien, hormiguita Emejota. Qué florezcan las ideas y no se queden en los hormigueros.

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