domingo, 4 de diciembre de 2011

De las ilusiones a la utopía



Dice Giacomo Leopardi, en su Zibaldone di pensieri (Mezcolanza de ideas)

"El placer más sólido de esta vida es el vano placer de las ilusiones. Considero las ilusiones como algo en cierto modo real teniendo en cuenta que son ingredientes esenciales del sistema de la naturaleza humana, otorgadas por la Naturaleza a todos y cada uno de los seres humanos; de manera que no es lícito entenderlas como sueño particular sino como propias del ser humano y queridas por la Naturaleza. Sin las ilusiones nuestra vida sería la más mísera y bárbara de las cosas. Parece un absurdo, pero es exactamente verdadero que, siendo todo lo real una nada, no hay cosa más real ni sustancial en el mundo que las ilusiones."

No, no creo que se trate de una visión quijotesca. Crear ilusiones estimula. Valorizarlas hace caminar. Tampoco es algo que se produzca como una proposición consciente. Las ilusiones son, probablemente, hijas naturales de la condición humana. Es un elemento regenerador, reflejo, que emana del instinto primigenio y que se refuerza con el cultural, no obstante las luces y sombras que lleva implícito el propio desarrollo de lo que damos en llamar cultura humana. Es cierto que podemos poner luego muchos apellidos, convertirlas en objeto de reflejo especular o de ensimismamiento neurótico. No me interesa tanto el tema de las ilusiones que solo aspiran a fruslerías, a naderías, a esa ambición tan extendido de la posesión de bienes o de la posición social. Pienso en las ilusiones utópicas. En aquello que, de alguna manera, se convierte también en tendencia dentro de individuos o grupos de individuos. La idea de un ordenamiento cada vez más sensato y seguro de la supervivencia en y de la vida integral de la Tierra. La mejora de las condiciones de vida, las conquistas sociales, la persecución de los principios de libertad y justicia, el anhelo de la igualdad, la redistribución de la riqueza, la armonización entre la defensa de esos principios en cada ejemplar de la especie y a su vez en la colectividad, sin que unos interfieran y coarten a otros. Suenan a términos y conceptos muy manoseados, pero que se han afrontado parcialmente y que si no estás ojo avizor de manera continua merman o desaparecen. Es probable que esa búsqueda de la realización de las ilusiones utópicas, que se han convertido tantas veces en cantos de sirena, nos dé a veces la impresión de que se agota. Hay demasiado desánimo en nuestra proximidad, aunque no se puede decir lo mismo de otros ámbitos culturales y territoriales del planeta. ¿Por nuestros miedos, por nuestra ceguera, por asirnos a lo inmediato perdiendo la perspectiva del futuro? Yo creo que nada acaba, que siempre se está empezando una y otra vez. Que el problema que nos angustia en Occidente es no saber adaptarnos y plantearnos un nuevo modo de afrontar las utopías. Es no saber invertir el sistema de falsos valores que nos ponen la soga al cuello ya no de unas condiciones de vida dignas sino de una supervivencia razonable. Tampoco creo que el último refugio utópico sea la estética. Ésta puede ser un territorio aparente que, como guardiana seductora de las ilusiones profundas del hombre, nos desvíe de los objetivos esenciales. Por eso mismo admiro a quienes han perseverando siempre en el viaje a la utopía. Los que han hecho de sus ilusiones un principio de vida y de conducta abierto y compartido.



(En memoria de Neus Porta i Tallada, fallecida recientemente, tras muchos años de perseguir utopías junto a Paco Fernández Buey)



18 comentarios:

  1. ¿Y cómo hacerlo? ¿Cómo cruzar ese río? O mejor, ¿cómo animarles a todos a que decidan cruzarlo?

    Utopías no, caminos, caminos abiertos, espacios libres, frente a la cerrazón irrespirable.

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  2. Nunca, nunca han de perderse de vista las utopías, sin ellas no se podría materializar un pequeño porcentaje de ellas. Luego la ley del péndulo suele hacer su labor de alternancia, pero quien pierda las ilusiones, aunque sean simples, mínimas, sociales y particulares ya está muerto, aunque siga consumiendo oxígeno.
    Por tanto, estamos de acuerdo.
    Este tipo de utopías a nivel arquetípico corresponden al elemento Fuego, sonidos astrológicos 1,5 y 9. El cinco es el más intenso porque corresponde al fuego solar, nada menos. Bs.

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  3. Como ilusa eterna, que convive en paz con su condición de tal, aplaudo de pie este texto por todo lo humano que encierra.
    Un abrazo.

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  4. Las utopías llegan cuando la realidad ya no puede ser engañada. Cuando las ilusiones son la única salida, la poesía enarbola la épica de la utopía.

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  5. Ramón, se ha intentado tantas veces cruzar. Una prueba antigua, inherente a la conidicón humana. ¿Qué vamos a descubrir ahora que la humanidad no haya descubierto desde antiguo?

    Te recuerdo que la utopía es el camino más abierto que existe...Otra cosa es matizar en cada momento.

    Un abrazo. Vienen tiempos sumamente interesantes. Valor y curiosidad.

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  6. Casilda, gracias. Y nadie se salva del periplo.

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  7. Emejota, pero hay que indagar y concretar objetivos que materialicen de alguna manera las aspiraciones. Lo utópico no es lo que no puede llevarse a efecto sino LO QUE AÚN no se ha llevado a efecto. Veremos por qué derroteros nos desplazamos en ciclos próximos.

    Lo de la ley pendular y su alternancia no te lo capto bien.

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  8. Completamente de acuerdo con tus reflexiones, Fackel.
    Precisamente esta tarde hablaba con un amigo sobre las ilusiones.
    Yo estaba diciéndole que había perdido las ganas de seguir ilusionandome sobre ciertas cosas y él insistía en que nunca se pierde la capacidad de ilusionarse. Que eso es, precisamente, lo que nos mueve ha hacer las cosas mas inverosímiles y lo que nos hace personas.

    Un saludo.

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  9. Vaya, Diana, gracias por tu entusiasmo, pero mira que el mío siempre es hijo de la duda y de la inquietud. Son elementos humanos, creo. Un abrazo.

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  10. Reflexiono sobre lo que dices, CaminoGaia. Sólo que la poesía o el arte en general nunca son elementos de otro mundo, nunca se abstraen del todo de las aspiraciones humanas ni crean un espacio totalmente nuevo por sí mismos.

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  11. Mercedes, pues mira comparto la opinión de tu amigo. Es verdad que decepciones nos llevamos todos los días, en cualquier plano de vida (individual, social...)y de momento estamos como desarmados. Pero ¿cuántas veces hemos vuelto a proponernos aquello que parecía irrealizable nuevamente?

    A mi lo que me espanta un poco hoy día es que la colectividad social (las elecciones han sido un reflejo de ello) está reaccionando por miedos, temores, complejos de inseguridad...Han estado orientando a la población desde distintas bandas y estamentos para que funcione el rebaño sumiso y siga a los pastores. Pero, ¿y si los pastores lo siguen haciendo mal? ¿Tiene capacidad el rebaño para dejar de serlo? ¿Romperemos el redil?

    No veo al rebaño occidental con grandes vindicaciones sobre los valores que nutran nuestra vida y nuestro futuro. Todo lo contrario, por ejemplo, de lo que sucede en países de órbita árabe (otra cosa es el tema Islam, llevándose, probablemente el gato al agua)

    Desafíos para el futuro. Ah, y una pregunta: ¿es más realista aceptar la guía de los pastores o reactivar la utopía con nuevas propuestas? Me gustaría conocer opiniones al respecto...

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  12. No creo que haya nuevas propuestas. Las propuestas siempre han estado ahí. Desde los inicios de esta humanidad. Pero siempre se han dejado de lado por los miedos que tu dices. Nos hemos dejado llevar como corderos, siempre ha sido igual, no importa que época o que sistema político. Somos esclavos ciegos, mudos y dóciles. Unos pocos liberados no pueden hacer nada contra el sistema. Mira, ahora que pienso todavia tengo una ilusión o mas bien una certeza. Creo que esta cercano el día que llegue a despertar el número suficiente de personas para dar la vuelta a todo y recomenzar. Va a ser duro y muchos quedaran en el camino pero sino, ¿que otra alternativa hay?
    Besos

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  13. Mercedes, por supuesto que comparto lo que dices, aunque creo que las cosas no se resuelven enrocados en nuestro complejo de rebaño de ciegos, aunque haya que vivir (o sobrevivir) Una cuestión obsesiva para mí desde siempre es el tema del poder (habrá quien diga: y el de la propiedad) El poder nació como forma de imponerse una minoría pero también y sobre todo -y por ello- para proteger y tener vía libre a todo tipo de negocios o tropelías, como se quiera ver, o ambas cosas. Me refiero al Poder y a la Propiedad sobre todo en la altura (hay otros poderes y propiedades reflejos de aquellos y acaso complementarios y que los refuerzan, a los que todos colaboramos) Lo curioso es que el poder se apodera, entiéndaseme la redundancia: medios productivos, decisión sobre bienes públicos, generación todo tipo de productos financieros que embaucan y utilizan recursos particulares como propios, las mismas reglas del sistema bancario, la influencia sobre los sistemas educativos y culturales que en parte genera la sociedad pero que enseguida son copados por las minorías, el ejército y la policía, la configuración de un sistema ideológico de creencias religiosas y actualmente de consumo (haciéndonos creer que somos lo que no somos) como elementos protectores y justificativos del ejercicio de ese poder...Sigue sin cambiar nada, como dices.

    Es decir, hay nombres y apellidos sobre el origen y desarrollo hasta nuestros días de una manera de funcionar que se traduce siempre en hacer las cosas a la fuerza y si no colaboras eres un marginal.

    Quería dar un apunte más, pero el tema es profundo y larguísimo. Buen día, Mercedes.

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  14. Fackel:

    por eso mismo algunos aún no nos desengañamos y seguimos creyendo en alguna forma po(e)sible de revolución

    por muy iluso que eso suene

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  15. Sí, las ilusiones forma parte de la vida, pero creo que no son malas, pienso que estimulan y enriquecen sabiéndolas usar.
    Primero es una ilusión,luego creamos pensamientos para materializarla.Si se riegan y abonan, darán su fruto.
    un abrazo.

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  16. Stalker. Creamos en las formas posibles y po(e)sibles. Qué remedio nos queda. Cuando uno oye al siniestro José Bono decir que hay que olvidar (que me precise qué) o al nuevo jefe de gobierno italiano Monti que no va a aplicar el nuevo impuesto inmobiliario a la Iglesia...solo se me ocurre: que no nos tomen por imbéciles.

    Tal vez la línea roja está precisamente en la imbecilidad. Que cada cual elija.

    Ilusionado e iluso no quieren decir lo mismo.

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  17. Y así es, Mariola. Si la ilusión es acicate, bienvenida. Si es espejismo o desfiguración para no ver, pues ¡atenta la compañía!

    Un abrazo.

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