jueves, 24 de noviembre de 2011

Montserrat Figueras: la sibila no muere



La voz de la sibila vive y no hay juicio final alguno que pueda empañarla. Los miedos del fin del mundo que acontecieron en Europa hacia el año mil dieron lugar a diversas versiones del canto de la sibila, plasmadas primero en latín, y generaron durante los siglos posteriores representaciones litúrgicas. Aunque la sibila es la figura por excelencia del oráculo griego, el cristianismo se reapropió de ella para atemorizar a la población, hablando del fin de los tiempos, del Apocalipsis, en definitiva. Y haciéndolo justamente en uno de los momentos en que según la misma creencia religiosa tendría que ser de los más felices: la Navidad.

Fue hacia el siglo XIV cuando el canto dio un salto a las lenguas populares del mediterráneo occidental, la occitana y la catalana. La representación del drama se ha mantenido en diversas poblaciones francesas, portuguesas y españolas hasta hoy. Pero ha sido la actualización y divulgación efectuada por Jordi Savall y la voz de la soprano Montserrat Figueras, desgraciadamente fallecida ayer, la que ha permitido un conocimiento más extenso en nuestros días, más allá de los reducidos marcos habituales de su puesta en escena. No, con Montserrat Figueras no desaparece la desgarradora y profunda voz de la sibila ni la armoniosa y orfeica que creara Monteverdi.




8 comentarios:

  1. Hola

    No sabía que había muerto Montserrat Figueras, maravillosa voz. Es una pérdida importante para todos aquellos que le seguimos a ella, a Jordi Savall y sus Hesperion.

    La primera vez que escuché la Sibila catalana quedé entusiasmada y solía quedarme dormida mientras la escuchaba. Ya han pasado muchos años de eso, pero esta noche, en su honor, volveré a escucharla. Será un placer.

    Saludos.

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  2. La descubrí hace poco a través tuyo y no sabes cuanto siento su fallecimiento, aunque esa magnífica voz permanezca entre nosotros. Beso.

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  3. Malos tiempos... parece que a veces la fortuna se vuelve en contra. Ayer escuchaba en la radio del coche tertulias sobre política, y cambié de emisora. Para enterarme de la muerte de Montserrat Figueras. De repente, enmedio de la llanura que recorría sentí un escalofrío.
    Luego, por la noche, en la radio todo eran gritos de victoria por un partido de fútbol. Otra vez me sentí desolado.

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  4. Gracias, Mandalas, por tu sensibilidad y por hacerte eco de la noticia. Valoro como tú todo el trabajo de esa familia que nos ha permitido conocer la riqueza musical de un pasado casi olvidado.

    Un abrazo.

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  5. Emejota, sí, creo que puse ya el Canto de la Sibila, aunque de manera circunstancial. Pero es tan apasionante. Ya ves, eso trae el vivir (entre muchas otras cosas)

    Buen viernes.

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  6. Lluis, te entiendo. Salvo excepciones honrosas (que los individuos que hablen me merezcan crédito) no soporto las tertulias ni radiofónicas ni televisivas. Y aunque utilizo poco el coche cuando me veo obligado a hacerlo llevo siempre sintonizada Radio Clásica. Me ha permitido descubrir y sentir mucha música. Es decir, que procuro buscar alternativas a esa desolación (te entiendo perfectamente) que a veces me acosa pero no me puede, hala.

    Un abrazo.

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  7. C....áramba hermano, nunca mejor dicho, ya me lo creo todo hermano, me ocurre lo mismo que a tí, en el coche siempre llevo sintonizada radio clásica desde tiempo inmemorial y en casa lo mismo desde idem.

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  8. Emejota. Y en contra de lo que mucha gente puede pensar, la música clásica no apacigua. O acaso lo hace en planos físicos inmediatos. La actividad mental, emocional y sugerente que tiene lugar sobre el receptor es impresionante y enérgica. Hay una abducción por su parte, pero también una fuerza que recarga el pensamiento y la imaginación. Al menos hasta el presente esa es mi experiencia. No adormece, sino que llega incluso a extasiar. Pero es algo a descubrir en función de la evolución de cada cual. No hay que forzar, llega sola y por inercia, como todo.

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