miércoles, 21 de septiembre de 2011
homenaje a los enseñantes
El movimiento de protesta y huelga razonadas de los maestros y profesores de Madrid y Galicia durante estos días nos devuelve un poco la esperanza. La esperanza de que todavía es posible la resistencia frente al avasallamiento. De que aún hay gentes que no se dejan amedrentar por burócratas partidistas actuando de políticos. De que vamos hacia una nueva etapa donde los ciudadanos nos jugamos no solo las ideas o el lenguaje, no solo el modo y la manera de vivir y el esfuerzo a realizar, sino sobre todo los conceptos mismos de las cosas. Los políticos de la derecha empiezan a descubrir sin pudor, aunque con sumo cuidado para no arriesgar el triunfo electoral cómodo, algunos de sus puntos de vista tradicionales. Como, por ejemplo, propugnar una privatización descarada de bienes y servicios, y mira por dónde justo sería ahí donde la enseñanza pública se vería más afectada.
Como homenaje a la resistencia de los enseñantes recupero una cita de Juan José Coy, autor del espléndido libro biográfico titulado Antonio Machado. Fragmentos de biografía espiritual. En ese párrafo está la clave y secreto del fundamento de cualquier pedagogía que se precie.
“Sed modestos: yo os aconsejo la modestia, o, por mejor decir: yo os aconsejo un orgullo modesto, que es lo español y lo cristiano. Recordad el proverbio de Castilla: «Nadie es más que nadie». Esto quiere decir cuánto es difícil aventajarse a todos, porque, por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre. Así hablaba Mairena a sus discípulos. Y añadía: ¿Comprendéis ahora por qué los grandes hombres solemos ser modestos?” Y es que este dicho castellano, que Machado repite una y otra vez a lo largo de su prosa, es la verdadera raíz de toda pedagogía. La autoestima con la estima a los demás: ésta es exactamente la raíz misma de la que surge una de las virtudes cívicas que en tantas ocasiones falta, la tolerancia. Porque la tolerancia no está hecha de dejación de las propias convicciones, sino de un ahondar en esas mimas convicciones personales. Y cuanto más se ahonda en ellas, más y mejor se comprenderá el derecho que cualquier otra persona tiene para ahondar, igualmente, en las suyas. Nadie es más que nadie: pero tampoco menos, en consecuencia.”
La emoción, y orgullo ¿por qué no?, del maestro es tener el lujo de ver como sus "alumnos" le superan. Es una magnífica señal de progreso generacional. Beso.
ResponderEliminarMe gusta, y no solamente me gusta, sino que como enseñante agradezco, el tono sosegado de reconocimiento que usas. Sí, la humildad, la modestia, ese es el camino para la felicidad (desde luego, no lo es para el triunfo social, digamos las cosas claras). Y como yo prefiero la felicidad íntima, la satisfacción personal, a los usos trepas que acostumbran a darse por doquier, me sitúo al lado de un hombre bueno como fue Machado. Buena compañía. Por eso me emocioné de una manera rara cuando visité su tumba. (De una manera rara digo, porque no lo esperaba... raramente me emociono, la verdad)
ResponderEliminarMiquel Martí i Pol, el poeta catalán que también fue un hombre bueno, tiene un poema bellísimo en que, a los pies de la tumba de Machado le dice al colega muerto que le importa ya menos la muerte, porque morirse será estar con él, a la orilla de este Mediterráneo que efectivamente les ampara a ambos.
Emejota. Supongo que debería ser así. Pero también ver que sus alumnos no pretenden ser más que hombres.
ResponderEliminarBien por saber de ti, Ramón. Celebro no sentirme solo. Celebro saber que otros entienden la hondura y la necesidad del poeta vivo. El buen poeta y el poeta que sabe de qué habla, porque sabe de qué va la vida, y es humilde y no renuncia, ese tipo de poeta está vivo siempre. Por eso, la obra de Machado viene resucitando dentro de mi desde sus formas poéticas o prosa. Necesitamos rescatar a los grandes, que eran los sencillos. Necesitamos releer, si es que alguna vez supimos leerlos, para no sentirnos solos.
ResponderEliminarTengo algunos libros de Martí y Pol, intentaré localizar ese poema en que le habla al pie de la tumba a Machado. Martí i Pol lo descubrí porque me regalaron hace muchísimo tiempo su "Estimada Marta".
Tengo también pendiente la visita a Collioure. Para conjurar la espera de esa visita surgió:
http://machadoencollioure.blogspot.com
Paséate por él, si te place. Un abrazo.
"De diez cabezas, nueve
ResponderEliminarembisten y una piensa.
Nunca extrañéis que un bruto
se descuerne luchando por la idea"
A.M.
Ataúlfa. Has dado en la diana. Un axioma y una mente preclara: Antonio Machado.
ResponderEliminar¡Qué poco ha cambiado todo dese sus tiempos!