domingo, 21 de agosto de 2011
veintiuno de agosto (por la tarde)
Fue una paradoja de la tarde avanzada. Sentado al borde del manantial que nace miraba el curso imperceptible. Un hombre absorto contempla siempre en distintas direcciones. Puede tener la vista fija en el ligero cauce y estar metido en el torrente que lleva dentro de sí, agitado e impío. Camino aquel de agua perdiéndose entre olmos, enebros, álamos, chopos, cipreses, deslizantes penachos de hiedra sobre las viejas ruinas, matorrales de zarzamora y otras plantas cuyos nombres se me escapan. Incesante fragor, violento recibimiento el soplo del viento retorciendo la arboleda. Sentías habitar en otro mundo. Te sobrecogiste. Bajo la tierra que pisabas, el agua sobre el agua, la piedra sobre el agua, el olvido bajo la piedra y el agua. Misterioso y arcano pantano, extraño microclima, hondonada al modo de un oasis sobre el páramo duro. Ya me hablaba mi padre de todo esto, él que había vivido el pastoreo por allí cerca durante los años anteriores a la ignominia. La que le movilizó hacia los campos de sangre. Hace tanto de eso. Tanto que la voz de mi padre se quedó entre mis manos, y la memoria mana como el agua de este lugar generoso. Y de pronto, la tormenta. Las gotas que van golpeando las hojas, las piedras, la alberca próxima, el humilde riachuelo, mi cabeza, mis hombros. Y de pronto, la naturaleza, terca y con principios. Incesante y directa. Me dio por reír. Pensaba en un comentario escuchado en la radio del coche sobre la visita de ese pomposo personaje que dirige una de la feria de las vanidades y que ha estado en Madrid estos días. Que había tenido que suspender un discurso debido a una tormenta. Creo que al recordar la anécdota, miré a la tormenta que transcurría revoltosa y benévola sobre mi cabeza y la hice un guiño. Francamente, los que predican sobre el alma y la conciencia de los hombres no pueden con las fuerzas de la naturaleza. Alguien me ha contado luego que volaron las hostias en ese acto de exaltación e idolatría. De ser cierto, hubiera sido el no va más.
Ja,ja, no he podido evitar que me asaltara el pensamiento sincrónico.... primero calor fiero, el infierno que acechaba, luego llegó el diluvio, ja,ja ¿castigo, castigo. La comunión "figurada" porque faltaba "el pan" y después se me ocurrió pensar si a partir de estos fenómenos naturales desatados en su presencia puede que no se le ocurrirá volver por estos lares. Si es que ... cuando me pongo a pensar ciertas cosillas..... puedo ser muy requetemala.
ResponderEliminarNo, si .... desde bien jovencita pensaba que de haber nacido en otro tiempo y haber podido elegir en aquel momento.... lo mió habría sido el anarquismo pacífico .... pero claro ..... tuve que esperar medio siglo. Ja,ja.
También se me ocurrió pensar que si una comunión puede ser figurada porque el diluvio se llevó las "formas", el pecado y el perdón tambien podrían perder las suyas. Cuestión de justicia divina, de equilibrio ¿no? ¡Huy! Beso.
Por cierto la mención de la hiedra me ha recordado una canción muy antigua, de los Panchos, creo.
El problema es que las hostias han volado durante toda la semana sobre las cabezas de los ciudadnos que no se resignaban.
ResponderEliminarDe todas formas, el fin de fiesta del parque temático en que convirtieron Madrid no deja de tener su aquel. Por mi casa no llovió, se lo aseguro. La chupa de viento y agua solo cayó allí. Jajaja, definitivamente su dios no debía de estar muy de acuerdo con la parafernalia que habían montado. Eso sí, me temo que no serán los ángeles los que vengan a recoger los residuos del botellón que se montaron el día anterior con la música a todo trapo (lo que no dejaron las autoridaded hacer el día del orgullo gay) y
la basura de Cuatro Vientos.
Por otra parte, toda la serie de agosto me parece una pequeña maravilla.
Un abrazo a los dos
Emejota, llevas camino de la condenación. Claro que si sacas el pasaporte pronto pago con el organismo pertinente acaso sólo purgues parcialmente...En fin, esto de los rituales y liturgias no tienen ya nada de modernidad. Para modernos, los que hicieran los hombres del Neolítico o del Bronce, o las culturas del Egeo...Todo lo que navega por el proceloso mar actual es muy ordinario, sincrético y nada pero que nada original. Pase visí, hermana.
ResponderEliminarFreia, realista eres. ¡Y que encima la represión venga desde el gobierno que tiene que garantizar a todos los ciudadanos su expresión! Por otra parte, si su Dios fuera como Dios manda les mandaría a hacer puñetas. Una de dos: o su Dios está celoso porque le han postergado y sustituído por un becerro de Oro vestido de blanco, o ese Dios les deja que se quemen para volver a tomar el poder. HOmbre, puestos a tener interpretaciones HUMANAS para todos los gustos no veo por qué la mía tiene que ser menos cualificada.
ResponderEliminarGracias, uno escribe porque no hay mejor respuesta a la aridez que la de la fertilidad, y a mí me apetecía soltarme.
Dios prefiere a los valientes, aunque antes se hubieran muerto de miedo. Y "los valientes" pueden ir a todas partes, como el chiste de las chicas malas. Estoy convencida. Ja,ja. Beso.
ResponderEliminarEmejota, ¿Dios envió a la matanza a sus "valientes" en 1936, aunque apoyaran unn golpe traidor y anticonstitucional, y luego ganaran la guerra para Franco y sus secuaces? Conozco el tema muy de cerca, por parte de padre y madre. ¡Qué gran papel el de la Iglesia como intermediaria (inventora y constante mantenedora) del Dios! ¡Cuánto oportunismo, manipulación e interés por manejar en su interés a los hombres!
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