domingo, 28 de agosto de 2011
veintiocho de agosto (nueva interrupción)
Un pensamiento improvisado sacude los tiempos anteriores al sueño de la noche, y dice: si perdemos el principio de la sensibilidad compartida, si no nos hacemos cargo de la marcha de los acontecimientos, si nos justificamos en lo de nuestro cansancio, si nos disculpamos con el desinterés de los otros, si nos escaqueamos por la desconfianza, si reducimos nuestra capacidad mental a lo simple y aparente, si nos dejamos seducir por el señuelo del carpe diem, si delegamos en hombres sin escrúpulos, si…ah, está claro que esto ya no es una mera idea que surge a estas horas demenciales sino un enjambre que zumba dentro de mi cabeza y que me clava sus mil aguijones de impotencia.
(La imagen es obra de Roland Topor)
Silencio.
ResponderEliminarMundo inmundo
ResponderEliminar(es el título de una antología que tengo de dibujos de Topor, aunque también refleja mi opinión actual)
Ampararse en la impotencia también puede ser una excusa.
ResponderEliminarAbrazos.
Una actitud prudente la tuya, Emejota.
ResponderEliminarRat. Es que Topor tenía ojo clínico en sus textos y en sus dibujos. Suena a chiste, pero qué cierto lo de "mundo inmundo". Y sin embargo, las opciones personales deberían rescatarnos de la inmundicia. Gracias por decir.
ResponderEliminarUn beso.
Es que resulta una excusa, Túconmigo. Dejarnos agobiar, acobardarnos ante el marasmo general, no descender a lo concreto y no palpar cada hoja del árbol nos priva de conocimiento.
ResponderEliminarGracias por pasar.
Y lo malo es que todo suena en nuestra cabeza cada día, suena sólo.
ResponderEliminarY resuena, Isabel, pero hay gentes que su sordera les impide percibirlo. No sé.
ResponderEliminarBuen descanso.