miércoles, 31 de agosto de 2011

treinta y uno de agosto



...aún me dicen que eso de vivir en las tinieblas es un símil; siempre escuchando como verdades (¿será eso de verdad otro símil?) figuras con las que abusaron desde la tierna niñez, pero nunca aclarando que eran metáforas, maneras, comparaciones, estilos del lenguaje, y por supuesto si hablo de vivir en tinieblas también tengo que mencionar lo de vivir en la luz, esa contraposición ineludible para que el mensaje posterior llegara al destinatario, para que detrás del mensaje posterior se manifestara el emisor de la revelación, el que realmente controlaba el cotarro, aunque a su vez él estuviera sometido a esas demostraciones centrífugas y centrípetas, porque nadie, ni la representación carnal más alta de este mundo puede escapar a ella, aunque siempre se inventaran una justificación superior, supratodo, y ahí la base de la metafísica, pero la metafísica se estableció precisamente para eso, para justificar en el terreno mundano un área sacra, porque ¿cómo iban a reconocer las castas ungidas que ellas también eran pecadoras?; juego de pelota donde a los individuos se les envía y reenvía de las tinieblas a la luz, y viceversa, sin aclarar que ambas no son absolutas, ni liberan, ni aportan felicidad, ni transcienden; vivir no se sabe dónde y cómo, ¿alguien se habrá propuesto alguna vez escapar del mundo de las representaciones imaginarias?






(Dibujo de Erika Kuhn)


4 comentarios:

  1. ¿Acaso la representación no es algo imaginario en sí?

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  2. Nunca es fácil saber qué hay de proyección de lo real y de lo imaginario en una representación...A veces nos confunden.

    Un abrazo, Ata.

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  3. Pues confundidos quedamos, ¿cada vez más?

    Otro abrazo, amigo

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  4. No necesariamente, Ata, no necesariamente. El esfuerzo individual es necesario, pero precisamos de un arroparnos en grupo, al menos dentro de los que tenemos un tipo de cuitas análogas.

    Salud. Resistencia.

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