Hoy encontré en un portalón de Salamanca este grafiti. Herejía en una ciudad de lujo monumental. Quise sacarlo del ostracismo. Traerlo aquí en desagravio por las distancias que manifesté el otro día respecto al animal. No me alcanza su significado. Parece una broma sin reparos a costa de la puerta. Las connotaciones habría que preguntárselas a sus autores. Tiene algo de antropomorfo obsceno, sus pupilas dilatadas lo acusan. Los labios, ni te cuento. La patita a punto de deshacer el ovillo le confiere cierto aire noble y a su vez travieso, pero la mirada del rostro adjunto parece la de un viejo bujarrón. Quiero pensar que sea tan inocuo como el felino de verdad. Nunca se sabe lo que te puedes esperar de los antropomorfos. Seguro que es una bobada. No tiene ningún arte, pero me hizo gracia.
más que el gato, me inquieta el extraño ser híbrido que quiere apoderarse de su pelotita (a la derecha)
ResponderEliminaralegoría quizá de lo que se avecina: se acabó la pelota. Empieza la usura (si es que no la hubo alguna vez)
No sé, a mí este tipo de imágenes me inquietan, puede que sea mi propia culpa por, de pronto, tratar de darles un significado que no tienen, pero ahí me veo, adherida. Son este tipo de naufragios los que obligan al plano real a hablar su falsedad. Es decir, que son como grietas para hundir los dedos, los brazos, el cuerpo entero, y ver las costuras de lo que hay alrededor. Lo digo precisamente por el sitio en el que se encuentra, como dices, que es una herejía, y como toda buena herejía, es de pronto una burla a lo que está asentado como una verdad de piedra. Bah, que me fui por los cerros de Úbeda. Un saludo.
ResponderEliminarStalker, así es. Ese ser que es y no es también me inquieta. Le pone la pelota para engatusarle (fíjate en el verbo: engatusar al gato, el no va más) y llevarle a sus intenciones. ¿O es un ovillo que quiere que el gato desoville para liarlo todo? ¿Estamos -estoy- tan enfebrecido que veo metáforas realistas en exceso incluso en pintadas grafiteras in valor alguno? (No, no iré al psiquiatra por ello, porque acaso ese personaje puede ser de esa especie)
ResponderEliminarAcepto tu interpretación: alegoría sin pretenderlo tal vez la mano que lo pintó.
Susan, si lees mi coment anterior verás que a mí me pasa lo mismo. Veo lo que no hay explícitamente. Y entonces pienso en el valor multifacial, en sus símbolos, de las imágenes. Y de cómo conectamos con ellas y nos llevan al huerto si las concedemos un instante de mirada.
ResponderEliminarPues está clavado, comenzando por los ojos del gato y los del chico, según el grano de su mejilla y algo bizco, que observa, no su boca, que el dibujante a querido señalar con la aldaba, pero sí ese devaneo del ovillo.
ResponderEliminarAunque dista de ser un buen graffiti, el género sí está considerado un arte callejero.
Esta mono el gato.
Como llego tarde y habría dicho lo mismo que Stalker me conformaré con añadir que la imagen tiene su gracia, que su autor seguro que es ingenioso y que el ser con ojos y boca que se encuentra a la derecha bien podría ser un gusanito que se escapara de la manzana de Eva. Beso.
ResponderEliminarIsabel, hay artes callejeros y horteradas callejeras. No sé dónde incluir el grafiti de la foto. Acaso se trate de una humorada sin más. Como es anónimo no podemos enjuiciar su estética, pues ésta estaría en función de la edad de los ejecutores, pienso.
ResponderEliminarGracias por tu coment. Un abrazo.
Emejota, un elemento más aportas. Acabaremos retrocediendo al Génesis. De hecho, yo ya empiezo a ver por un extremo la serpiente reptante, jaj. En fin, todo podría ser.
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