martes, 12 de abril de 2011

Malena S. / 4




Y tú no querías venir al principio, me dijo Malena chinchándome, a la vez que tomábamos una de las calles que llegan a lo más alto de la colina. Nadie me hizo caso cuando yo se lo proponía. Tú podrías haber sido uno más y de aquel día no hubieras pasado. Pero caíste en la trampa; no sé por qué no te parecí una loca, pero apenas dudaste. No me digas que no fue una prueba propia de la Esfinge. Claro, una prueba a ciegas, le dije yo, sin pistas, sin detalles, con ventaja. Malena es contundente cuando tiene claro algo que le ha costado averiguar: la belleza no admite pistas, Michal. No avisa, no llama, no se ofrece previamente. Es una revelación. Y cuando estás ante un objeto, un paisaje del bosque, una estatua o un palacio, por ejemplo, o simplemente una calle que es diferente, y sientes que algo te paraliza en ese ámbito, entonces puedes considerar que se te muestra y tú te descubres a su vez. Es como un encuentro. La gente habla del encuentro como una manifestación entre dos o más personas, que muchas veces resulta pasajero, insuficiente, tenue. Pero sólo hay encuentro auténtico si alguien te habla desde su silencio y tú escuchas ese silencio. O bien cuántas veces hemos disfrutado del encuentro con un perro y hemos jugado con él y nos hemos entendido. Ah, la gente no percibe fácilmente que existen encuentros más profundos, donde lo que cuenta no es tanto una ubicación física, una aproximación, como algo que se pronuncia en tu interior y te desarma.

10 comentarios:

  1. Me parece muy sabia Malena. Hace poco yo trataba de explicarle esto mismo a alguien, pero en mi camino no encontré estas palabras, y con el pegajoso sabor de la frustracción en la boca,sentí como, a pesar de la proximidad, esa persona no me entendía. Soy de esas locas que confunden belleza con verdad, ambas palabras tan desvastadas que cuando se le comenta a alguien es difícil que capte el sentido. Sin embargo yo tengo su áspero sabor prendido del paladar. La belleza no es fácil. Supone una entrega, un sacrificio del "sujeto" en el altar del "objeto". La aproximación desde ambos lados.
    Me encantan estos textos (enseguida encuentran eco en mi cabecita..)
    Un abrazo

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  2. Vas llevan muy bien la narración, y efectivamente hay silencios que son muy elocuentes. Sigamos pues.
    Saludos, y un abrazo.

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  3. Concuerdo con el amigo Carlos, muy bien llevada la narración, además de ser un texto que enseguida lleva a la identificación.
    Un saludo.
    Humberto.

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  4. Una magnífica reflexión... y muy cierta!

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  5. Vera. Es probable que belleza y verdad no sean lo mismo. Pero resulta difícil caminar por el medio de las cosas. Siempre tendemos hacia un lado, no sé, acaso por si hay que saltar de improviso. Los creadores de arte, vamos a llamarlos así, han caminado arrastrados precisamente por esa locura de que la verdad tenía que estar en la estética, o no era verdad.

    Tienes razón en esa relación objeto/sujeto. Ni el objeto es algo inerme ni el sujeto es el vacío. ¿Dónde se encontrarán?

    Buena noche republicana.

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  6. Carlos, gracias por el ánimo, difícil saber por dónde ir.

    Salud.

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  7. Humberto, me interesa eso de la identificación. ¿De verdad lo ves así?

    Un abrazo.

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  8. C.G.Aparicio. No creas que es fácil en la vida distinguir certidumbres de certezas (o viceversa)

    Buena nocturnidad.

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  9. Identifico la belleza como el modo en que el objeto se muestra(en esa relación mágica de reciprocidad). Ni mi concepto de verdad tiene que ver con moral, ni el de belleza con estética. Supongo que es una visión muy personal.
    Un abrazo(voy a por el 5)

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  10. O tal vez a la estética hay que desproveerla de la moral al uso, la de las religiones y sociedades trasnochadas. Para mi que la fealdad actual del mundo reside en que no se asocia Ética con Estética. El crimen, además de ser crimen, es cutre. Quien dice crimen dice agresión en general. Pero también es una visión particular, que ya debatían los clásicos griegos.

    Saludable.

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