Emergen desde la oscuridad de los valles a la llamada del sol. Bajan expectantes de las laderas encrestadas. Surgen entre los agujeros de las rocas del desierto. Pero además responden a la urgencia de la necesidad. O acaso es en orden inverso. Ocupan las nuevas llanuras inhabitadas. Son varias docenas. Son los desposeídos. Apenas una minoría de entre esta exigua tropa dispone de un caballo. Con el caballo hay un bien y la fuerza del mando. No son todos iguales. La mayoría sólo confían en sus brazos y en sus pies. Unos pocos, además, en sus ideas ocurrentes. La entrega incondicional les da seguridad, pero también les doblega. Caminan todos admirados por la luz. Sin saber qué les espera. Sin distinguir si la luz es un espacio o una llamarada vacua.
Fackel, hermano, veo que has hecho remodelaciones en tu casa virtual.
ResponderEliminarPor lo demás, te veo tan peleón e insumiso como siempre.
abrazos
Stalker. ¿Tal vez cambiar algo para que todo siga igual? Pero dos veces no pasa el agua por el mismo río, ¿no?
ResponderEliminarQué alegría saber-te por esta casa.
Adelante.
Yo paso siempre por aquí, aunque guarde silencio.
ResponderEliminarY además, como sabes, "lo veo todo".
abrazos
Espléndido, GRAN hermano, jaj. (No el de 1984, claro)
ResponderEliminarSalud de la buena.
Pequeño hermano, Fackel. Pequeño...
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