lunes, 31 de mayo de 2010

¿Metamofosis de David en Goliat o Jano judío?



¿Por qué quiere el Estado de Israel seguir los pasos de los nazis? ¿Es el complejo de Estocolmo que arrastra desde el origen el sionismo, motivado por una identificación subconsciente con el perseguidor, lo que les hace cada vez más belicosos, incluso estúpidamente belicosos? Sé que no les gusta oír frases de este tono y que enseguida sus políticos y teóricos vuelven la oración por pasiva. A veces tengo la sensación de que, aunque saben muy bien lo que hacen, en su obsesión por ser más duros que nadie y denotar una autoridad violenta con la que buscan ser respetados (¿triste, no?) pierden los papeles. Y este ataque sangriento en aguas internacionales al barco Mavi Marmara donde viajaban hacia Gaza con ayuda humanitaria los pacifistas pro-palestinos no demuestra más que impunidad. ¿Es su demostración de violencia permanente a diestro y siniestro en lo que confía el gobierno israelí? ¿No les importa resultar cada vez más antipáticos al mundo? ¿Han perdido ya la noción de la generosidad, del derecho y del sentimiento democrático? Esas dos varas de medir, la que aplican a los propios y la que imponen a los palestinos les está conduciendo a un pozo de incalculables consecuencias para todos.

Israel probablemente sea el estado más impune que existe en el planeta, y mira que muchos estados hacen barbaridades. Pero a Israel se le permite todo. La geopolítica mundial y en concreto el modelo de política exterior en el que Estados Unidos se encuentra atrapado lo facilita. ¿Hasta cuándo va a abusar Israel de la paciencia de los pacíficos, incluidos los que sufren dentro de su propia población por esa política nefasta y racista?

Ahora bien, los occidentales no debemos rasgarnos más las vestiduras por el ataque al buque pacifista que ante lo que acontece todos los días sobre los palestinos de los territorios ocupados. El ataque al barco de la paz, con ser alevoso, durísimo y criminal, no es ni más ni menos grave que el cerco, aplastamiento y violencia con que Israel somete a los palestinos. Pero el resto de los Estados del mundo -y en el buque atacado viajaban nada menos que 750 personas de 60 países- deben exigir responsabilidades inmediatas sobre la locura israelí.

El ataque ¿nervioso o calculado? de Israel es un reflejo más de su política, la que ejecutan en los territorios de Gaza todos los días. La misma que les lleva a mantener un muro de hormigón o a colonizar territorios palestinos. La que les lleva a bombardear una instalación nuclear en Siria como hicieron hace tres años. Lo que les lleva a la guerra sucia de sus espías hasta un hotel de Dubai para asesinar a líderes palestinos. Lo que les hace tener en el disparadero a Irán. David se metamorfoseó en Goliat hace tiempo. Tal vez se trataba del Jano judío, donde belleza y fealdad, cultura e intolerancia, generosidad y desprecio, sentido de la justicia y opresión se alternan en una tensión impía. Resultado: que acaban siendo eclipsados, devorados más bien, por el ser bruto que ambos llevan dentro.

4 comentarios:

  1. Víctimas a verdugos para confundir o ganar fama en la historia, mi más sincera condena.

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  2. Lo que me indigna es que la política israelí permanezca impune, dado que sus protectores norteamericanos lo deciden así desde hace décadas. Y Europa no deja de ir a la zaga y callar y traficar con armamento. Mal asunto. Algún día todo esto saltará por los aires. Y nos afectará a todos. Gracias, Jesús por intervenir. Muchos estamos muy dolidos.

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  3. El problema está en el ser humano como individuo, no en los judíos, o en las nacionalidades.
    El problema es imposible de solucionar en grupo, debe ser uno a uno, conscientemente y por propia decisión.
    feliz luna menguante.

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  4. Tula, bien por verte. Y sin decirte que no a tu primera aseveración, te diré que te quedas corto. No creo que sólo esté en él. Yo creo que individuo y colectividad van vinculados. Actitudes de grupo modifican a los individuos y estos cambian las conductas de los grupos. Es una rueda desde el principio de los tiempos. El hombre y la tribu están condenados a una relación perpetua, se quiera o no, funcione mejor o peor. Ambos son fenómenos, consecuencias y a la vez causas. El individuo no es lo único, ni siquiera para sí mismo. Sin el toma y daca con la comunidad el individuo sería un desdichado. El individuo está dotado de una biología social y cultural muy evolucionada a estas alturas de la historia. Nuestra naturaleza es tambíen nuestro producto. Nuestro resultdo es también parte de nuestra esencia ya.

    El segundo párrafo me resulta pesimista. Por esa regla de tres, ¿para cuántos megalomillones de años se produciría ese cambio? El cambio se produce día a día en cada ser. Pero la evolución interior no lo es en estado puro y llano. Lo es en conflicto. La naturaleza del ser no puede sustituir nunca la colectiva, y viceversa. Están imbricadas, se quiera o no. Y claro que hay problemas sociales, polñíticos, de tribu, etc.

    Por cierto, yo nunca utilizo el término judío cuando me refiero a la cuestión palestino/israelí. E incluso matizo usando el vocablo de esa tendencia política perversa denominada sionismo. En fin el tema es largo, complejo, pero no podemos huir de él. Es parte de la realidad, Tula.

    Disculpa mi extensión, Un abrazo.

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