Continente y contenido. Qué diferentes son la imagen externa de la interna. ¿Nos conformamos con la primera vista muchas veces? Creo que sí. Buena tarde, Fackel.
Buena pregunta, Sagardiana. Pero respecto a su respuesta, eso depende le diría yo. Uno ya va sabiendo que a ciertas edades el contenido se manifiesta en el continente. Y que a otras el continente probablemente sugiera algo del contenido, aun con riesgos de error. Pero que no basta. En fin. disquisiciones del anochecer.
Rat, desde luego que sí. Hay vida y bastante Vida tras ese ammonites. Me gusta mirarlo con frecuencia y palparlo. Como si necesitara absorber de él su pasado, percibir su vida en letargo, invocar sus posibilidades por delante.
Pero es que también los huecos se han hecho para ocultarnos. Las razones del escondite, cada uno sabrá. Esos espacios son protectores. He conocido topos que escaparon de la represión engendrada por los vencedores de la guerra civil española merced a sus escondites. Sé de un niño que se escondía del tedio y del cansancio de los adultos refugiándose debajo de una higuera.
Tiempo de reconcentrarse y tiempo de manifestarse. Ocultación y salida. Obviamente, todo tiene su tiempo. Y su contratiempo.
Continente y contenido.
ResponderEliminarQué diferentes son la imagen externa de la interna.
¿Nos conformamos con la primera vista muchas veces?
Creo que sí.
Buena tarde, Fackel.
Buena pregunta, Sagardiana. Pero respecto a su respuesta, eso depende le diría yo. Uno ya va sabiendo que a ciertas edades el contenido se manifiesta en el continente. Y que a otras el continente probablemente sugiera algo del contenido, aun con riesgos de error. Pero que no basta. En fin. disquisiciones del anochecer.
ResponderEliminarBuen recogimiento al calor de la chimenea.
Me he levantado un poco refranera.
ResponderEliminarEl hábito no hace al monje.
La mayoría de las veces perdemos cosas y personas por dejar que la mirada exterior nos traiciones.
Saludos a los dos.
Preciosos amonites que nos traen el recuerdo de la Vida.
ResponderEliminarUn beso
Aquí. Puede ser lo que dices. Conviene no fiarse nunca de las apariencias. Y estar muy receptivo, independientemente de los primeros impulsos, ¿no?
ResponderEliminarSin embargo, me preocupan más las pérdidas cuando hemos tratado a otros y de pronto ese trato quiebra. Algo no funcionó.
De todos modos, el ammonite no pretendía tanto. Sólo quería manifestarse tal cual, jaj.
Rat, desde luego que sí. Hay vida y bastante Vida tras ese ammonites. Me gusta mirarlo con frecuencia y palparlo. Como si necesitara absorber de él su pasado, percibir su vida en letargo, invocar sus posibilidades por delante.
ResponderEliminarGracias por valorarlo.
Los huecos donde nacer, donde entregarse.
ResponderEliminarMe gustan los fósiles.
Un saludo Fackel.
Donde esconderse, donde refugiarse, donde buscar, donde recorrer, donde estremecerse...
ResponderEliminarGracias, Portinari, por pasarte por aquí. Cuando quieras, vuelve.
Me gusta lo que dice Portinari: Donde nacer, donde entregarse.
ResponderEliminarLo que dice usted de esconderse no me gusta, ja.
A veces pensamos que las pérdidas suceden por la quiebra de algo.
Mi opinión es muy distinta:
Todo tiene su tiempo...
¿ Lo ven alguien más así?
Saludos a todos
Pero es que también los huecos se han hecho para ocultarnos. Las razones del escondite, cada uno sabrá. Esos espacios son protectores. He conocido topos que escaparon de la represión engendrada por los vencedores de la guerra civil española merced a sus escondites. Sé de un niño que se escondía del tedio y del cansancio de los adultos refugiándose debajo de una higuera.
ResponderEliminarTiempo de reconcentrarse y tiempo de manifestarse. Ocultación y salida. Obviamente, todo tiene su tiempo. Y su contratiempo.