Entre la luz y la sombra hay un espacio invisible. Ni se ve ni se palpa. En él permaneces transfigurada. Sin saber si eres hija del viento y de tus huellas o sutil evanescencia.
Hacía la luz, la sombra es como una huella del pasado, siempre camina detrás.
Desde la luz, anda la sombra delante nuestro, por el espacio futuro, y nunca, nunca, nunca la podremos alcanzar.
En el mediodía la sombra anda a nuestro lado, o desaparece bajo nuestras pisadas.
¿Sombra como experiencia? ¿Vamos hacía la luz? ¿Sombra como preludio de la búsqueda? ¿Venimos de la luz?
No se, ójalá lo supiese, pero creo que el "Yo-Ahora", es la integración de la sombra y la luz en un tiempo infitamente pequeño que ya se ha ido antes de llegar. Me suena a mediodía.
Ya perdonarás estas divagaciones, pero no me he podido resistir.
Lagave. Es una fase. ¿Puedes quedarte sólo con una fase? Nunca entendí que fuera más important la creciente que la menguante, entre otras cosas porque son partes del ciclo integral. Pero estéticamente, se lleva la palma la creciente. No en vano el Islam extrajo de ella su icono. Competidora de la fase llena.
Tal vez el caminar de los hombres representa un creciente. Pero, ¿siempre?
Fackel, lo ideal sería la plenitud: la luna llena. O la ausencia: la luna nueva. Pero es tiempo de ni sí, ni no. No sabemos si habrá plenitud. El creciente es la esperanza...al lado del ocaso.
Lagave. ¿Lo ideal? ¿Y eso qué es? Lo que hay es lo que manda. Pero me gusta tanto la metáfora de la luna y sus fases que me adhiero a ella.Creo que ahí todos coincidimos.
Pero esas fases tienen parte de aspiración, parte de realización, parte de retroceso, partede reconstrucción...Y así toda la vida. Cuando nuestra fase es creciente ansiamos ser plenos. CUando nos parece ser plenos salen los baches o los huecos, o como queramos decir. Y entonces volvemos a sentirnos menguantes. Y así...
Lo importante es poder manifestarnos como luna nueva permanentemente. Considerar que nos espera nuevamente el ciclo total. Los que no creemos en lo absoltuo nos congratulamos y rebajamos nuestras ínfulas en la aceptación de la continua posibilidad. Ni los Reyes ni los Papas ni los Banqueros ni los Generales alcanzan más que cualquiera de los mortales de nuestro entorno.
Vaya, Luna, no vas descaminada, no. ¿Pues que te creías? ¿Que la Luna y su juego de atracción y rechazo con el Sol estaban en función de los pobrecitos humanos? Si a estas alturas de mi vida tuviera que creer en dioses creería en ellos, como los primitivos y no tan primitivos. Y luego en otras manifestaciones de la naturaleza. Como los animistas.
Tal vez somos animistas de la Palabra. Al menos en lo que nos manifestamos en este intercambio de blogs.
Bien dices. Los hombres tras su senda. Pero no atarla, no rebajarla, no percibirla sólamente circuncisa, que no lo está nunca. Aunque su movimiento nos distraiga y se esconda de nuestras miradas.
...quizás ese espacio es la puerta...
ResponderEliminarun beso.
La luna en creciente...
ResponderEliminarSiempre me atrajo de forma especial. Ese ser y no, ese estar entre dos mundos....
Leyendo "Descripción" me he puesto a pensar...
ResponderEliminarHacía la luz, la sombra es como una huella del pasado, siempre camina detrás.
Desde la luz, anda la sombra delante nuestro, por el espacio futuro, y nunca, nunca, nunca la podremos alcanzar.
En el mediodía la sombra anda a nuestro lado, o desaparece bajo nuestras pisadas.
¿Sombra como experiencia? ¿Vamos hacía la luz?
¿Sombra como preludio de la búsqueda? ¿Venimos de la luz?
No se, ójalá lo supiese, pero creo que el "Yo-Ahora", es la integración de la sombra y la luz en un tiempo infitamente pequeño que ya se ha ido antes de llegar.
Me suena a mediodía.
Ya perdonarás estas divagaciones, pero no me he podido resistir.
Buena noche, Fackel.
Acaso, Tula. Pero el campo no tiene puertas, y el desierto, menos. Salvo las fronteras y los muros que se alzan cíclicamente en un empeño inútil.
ResponderEliminarCuidarse.
Lagave. Es una fase. ¿Puedes quedarte sólo con una fase? Nunca entendí que fuera más important la creciente que la menguante, entre otras cosas porque son partes del ciclo integral. Pero estéticamente, se lleva la palma la creciente. No en vano el Islam extrajo de ella su icono. Competidora de la fase llena.
ResponderEliminarTal vez el caminar de los hombres representa un creciente. Pero, ¿siempre?
Sagardiana, me dejas bocas, que dicen los chicos de ahora. ¿Quién añade nada a tu observación mitad física mitad etológica?
ResponderEliminarFascinantes divagaciones, por otra parte, has hecho bien en no reprimirlas...Mas ¿qué es de la sombra por la noche oscura? Una conspiración, tal vez.
Buena noche, pues.
Fackel, lo ideal sería la plenitud: la luna llena.
ResponderEliminarO la ausencia: la luna nueva.
Pero es tiempo de ni sí, ni no.
No sabemos si habrá plenitud.
El creciente es la esperanza...al lado del ocaso.
Todas las fases de la luna tiene su parte grata.
ResponderEliminarLagave. ¿Lo ideal? ¿Y eso qué es? Lo que hay es lo que manda. Pero me gusta tanto la metáfora de la luna y sus fases que me adhiero a ella.Creo que ahí todos coincidimos.
ResponderEliminarPero esas fases tienen parte de aspiración, parte de realización, parte de retroceso, partede reconstrucción...Y así toda la vida. Cuando nuestra fase es creciente ansiamos ser plenos. CUando nos parece ser plenos salen los baches o los huecos, o como queramos decir. Y entonces volvemos a sentirnos menguantes. Y así...
Lo importante es poder manifestarnos como luna nueva permanentemente. Considerar que nos espera nuevamente el ciclo total. Los que no creemos en lo absoltuo nos congratulamos y rebajamos nuestras ínfulas en la aceptación de la continua posibilidad. Ni los Reyes ni los Papas ni los Banqueros ni los Generales alcanzan más que cualquiera de los mortales de nuestro entorno.
Vaya, Luna, no vas descaminada, no. ¿Pues que te creías? ¿Que la Luna y su juego de atracción y rechazo con el Sol estaban en función de los pobrecitos humanos? Si a estas alturas de mi vida tuviera que creer en dioses creería en ellos, como los primitivos y no tan primitivos. Y luego en otras manifestaciones de la naturaleza. Como los animistas.
ResponderEliminarTal vez somos animistas de la Palabra. Al menos en lo que nos manifestamos en este intercambio de blogs.
Buen día.
...las fases de la Luna quizás son para acompañarlas y usarlas para ayudar el trabajo interior....cada una su poder..
ResponderEliminarBien dices. Los hombres tras su senda. Pero no atarla, no rebajarla, no percibirla sólamente circuncisa, que no lo está nunca. Aunque su movimiento nos distraiga y se esconda de nuestras miradas.
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