viernes, 22 de mayo de 2009
Entre el quiero y el debo
Subido al páramo o descendido a las recónditas oquedades de la tierra, el hombre se reconviene en el aislamiento. Todo lo que pasa por su mente, aquello realizado y aquello otro pendiente y lo de más allá apenas intuído, todo, se transfigura en una sola imagen: él mismo. Y al explorar recuerdos, y al tantear posibilidades, y al repasar cuentas pendientes de su largo rosario de insatisfacciones, se pregunta si valió más lo que hizo que lo que no hizo. Sumirse en devaneos sobre la inexistencia es harto ridículo, puesto que no es consistente. Pero mientras su vida, mermada o imprecisa, le proporcione sensaciones no puede por menos que seguir aspirando a conquistar la frontera de lo que aún no es tangible. Éste es el momento de considerar la conciencia de las cosas. Y tasar la propia capacidad personal. Palpar lo que se intuye delicioso y apenas se ha catado. Escudriñar sobre lo que realmente tiene significado para un vivir con sentido. Derivar desde lo prescindible hasta lo necesario en todo aquello que hace gastar en balde energías y que pueden ser reconducibles hacia mejores destinos. Desocupar la estancia del Ser de lo superfluo y llenar la vaciedad de los espacios no descubiertos. Algo le sugiere aquella cita de Chantal Maillard, en su enjundiosa obra Filosofía en los días críticos:
Lo importante. Debo hallar lo importante y debo hallarlo pronto. De nada me servirá haberlo hallado en los últimos momentos. Debo hallarlo con tiempo suficiente para saber que lo que hago es lo que quiero hacer, para hacer uso de mi voluntad extraviada casi siempre en las mil formas del "debo". Quiero poder decir "quiero" y que mi voz suene fuerte ahogando el último "debo" como un alud al eco que desciende la ladera. Quiero llenar de nieve las viejas huellas, los pasos que tenían un destino, una meta, y aquello que no tenían ninguno. Debo hallar lo importante, y lo importante es lo que quiero.
(Fotografía de Leonard Nimoy)
Se puede intentar llenar el hueco del quiero, pero yo quiero que sepas, que aún así, volvera a nevar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre se dijo en la España profunda que las nieves eran criadoras. ¿Servirá la metáfora también para los humanos? Eso espero, sea cual sea el tránsito de los tiempos.
ResponderEliminarVuelva cuando quiera.
La fotografía me estremece...
ResponderEliminarMe gusta la reflexión de encontrar lo importante antes del último estertor. ¿Para qué servirá entonces la revelación? ¿Qué remedará? ¿Nos salvará de algo? Sólo puede tener sentido desde una óptica cristiana, esa redención postrera. Mejor iluminarnos ahora, aunque sea en la oscuridad. Mejor avanzar, palpar, morder, y no dilapidar el tiempo esperando que la luz se desplome de repente sobre el verso.
Veo que estás enfrascado con Filosofía en los días críticos. Es un libro espectacular. ¡En mi blog he colgado poemas suyos e incluso una conferencia en vídeo!
Salud, alma grande
Uf, Stalker, tu comentario arde de precisión y de estímulo para mi. Hace muchos años que me quité de en medio la paparrucha de la redención in extremis y el obsequio absolutamente improbable de una vida magnífica en la otra vida. El mismo y abyecto discurso que el Islam. Uno no puede estar toda la vida confiando su propia existencia a las malas paraliteraturas y supercherías cristianas del pasado. Que, por otra parte, sólo han pretendido el control de las conciencias, ergo el control de los intereses de dominio. Lo de siempre.
ResponderEliminarMe entusiasma tu párrafo:
"Mejor iluminarnos ahora, aunque sea en la oscuridad. Mejor avanzar, palpar, morder, y no dilapidar el tiempo esperando que la luz se desplome de repente sobre el verso."
Sujetar cada día, enmarañarnos en su sinuosidad tratando de despejar sendas, ascender y caer equis veces por minuto, como la respiración, pero sentirnos íntimamente nosotros. No delegar en sectas,farsantes, vendedores de feria ni falsos profetas. Autorredención, siempre, aquí y ahora.
Salud, alma sensible.
Autorredención, me gusta...
ResponderEliminarEscucha los audios, compañero, y mira la conferencia, qué pesado me pongo pero es que merece la pena.
Salve
Aclárenme. Qué sentido tendría vivir si no encontráramos "lo importante" al menos antes de desaparecer? Sería una tomadura de pelo, tantos desvelos para irse sin saber de la misa la mitad...
ResponderEliminarPero puede ser que "lo importante" sea eso de avanzar morder palpar y no dilapidar, sí. Por lo menos, por si acaso lo importante se reduce a saber que no sabes nada, que no eres nada "importante" y que has pasado la vida buscando lo importante olvidando lo más importante, que viene a ser "beber l'escolattura del vaso".
Lo haré, Stalker, lo haré. Necesito mi momento.
ResponderEliminarBona nit.
Lagave. ¿Pero tenemos claro qué es "lo importante"? Lo que es para unos acaso no lo sea para otros. Es un criterio tan íntimo y personal, que pertenece al planteamiento que se haga cada individuo. El sentido de Maillard sobre lo importante va por la búsqueda personal y lo enfoca de manera muy poética, extremadamente metafórica.
ResponderEliminarYo me encuentro más cerca del existencialismo que de cualquier tipo de ideología religiosa. Y no me encuentro infleiz, aun sabiendo que no obtendré respuestas definitivas a la existencia. Tampoco los seguidoresde de las religiones las tienen, sólo poseen bellas o no tan bellas historias que se cuentan para preservar sus clanes y clientelas.
Seguramente algún tipo de importancia se encuentre en los rasgos de las "pequeñas cosas": la aproximación a los otros, la exploración de los afectos,el conocimiento y estudio, el compartir, el apoyar, el consolar, el replantearse la crisis de valores...
No me preocupa lo del sentido de vivir si no encontramos lo importante. Es una flso dilema. El sentido de vivir está en la oxigenación celular continua. A ese mecanismo maravilloso hay que agradecerle el único sentido poderoso: seguir.
Lamento no haberte dado respuesta adecuada a tu pregunta. Un consejo de amigo: desconfía de quien te venga con la receta.
Tal vez Stalker tenga una opinión más rica que la que puedo ofrecer yo, ¿eh, Stalker?
Apacible noche (no menos importante este fenómeno, Lagave)
Efectivamente, Fackel, el único sentido de la vida es vivir. ¿No somos seres vivos como el resto de los organismos uni y pluricelulares?. Pero, repito, se nos olvida pensando en esas subjetividades que dices. Cierto es que como somos conscientes de nuestra existencia, para poder soportar la insoportable levedad del ser nos dedicamos a otros menesteres que "den sentido a la vida". Y llegamos a tal extremo de complicación que perdemos un poco de vista lo esencial, que es vivir y cumplir como seres vivos.
ResponderEliminarNo temas, no acepto recetas de amigos ni de sectas. Intento comprender la realidad más cercana a mí,hago lo que puedo por el bien de los otros seres vivos que me rodean por aquello dela continuidad de la especie, y, como cada cual, cargo con ese agujero existencial que nunca se ha de llenar.
C'est la vie....et Ça y est!
Lagave. Que vincules al humano con otros seres vivos y unicelulares me parece que indica que lo tienes bastante claro. Nuestro ombliguismo humano hace que dramaticemos más de lo debido sobre nuestro sentido de la vida. Puesto que hemos sustituído a los dioses y al dios monoteísta, nos pasamos la historia individual, colectiva y temporal tratando de ser demiurgos. Y no somos más que aprendices. ¿Un dios? La naturaleza compleja y cambiante, incluídas en ese concepto las culturas humanas, en todo caso, es ese dios. Nadie quiere recordar, pero está ahí, que los hombre tuvieron necesidad al principio de sus tiempos de erigir clamores a lo natural: exorcizar, conjurar, inventar lenguajes simbólicos...pero siempre luchando por la nutrición y el hábitat cotidiano. La supervivencia enseñó a ir más allá siempre.
ResponderEliminarHay que separar el trigo de la paja: desproveernos de ideologías caducas y buscar significados y explicaciones que se estén comprobando continuamente con ayuda de la ciencia. La vida hoy ya no es la de la Prehistoria, y la conquista del Edén tal vez no se logre jamás.
Las iglesias tradicionales, los médicos que ideologizan la salud, los economistas que categorizan las relaciones interhumanas y el modo de vivir consumista aceptado por los ciudadanos occidentales han angustiado terriblemente a la Humanidad. Eso se está globalizando. En Occidente, al menos, estos mediums entraron en crisis hace tiempo, aunque aún no haya alternativas. No hay que prestarles atención. Hay que volver a la fe en el Ser interior, pero no una fe aislada y huidiza, sino de contacto con la naturaleza social. Y paralelamente destacar una acción de solidaridad y de trazado de futuro para las sociedades de manera colectiva (reiventar la democracia, impulsar una alternativa al Dios Mercado)
Demasiado, ¿no? Uf. Necesitaba, aprovechando tu coment, desahogarme. Si no, reviento, jaj.
Buen domingo personal e intransferible.