domingo, 31 de agosto de 2008

Aforismos oblicuos


Con cada rayo de luz que se filtra al amanecer por la persiana se filtran infinidad de pensamientos. Unos se aceptan por un rato, otros se desechan de modo reflejo. Unos se encarnan recurrentes, otros huyen recurrentes también. En unos nos solazamos, en otros nos insatisfacemos. Pero todos, todos, invaden ágiles y posesivos -como la luz sobre la habitación donde has dormido- las estancias del cerebro.


Imaginar que se sueña; soñar que se imagina. La ecuación vale para romper el tedio.


No ha llegado el alba y la memoria se pone en acción. ¿Acaso la memoria tiene sus horas, sus transcursos, su sentido particular del tiempo? ¡La memoria es el tiempo!


¿Cuántas veces entramos en conflicto con nosotros mismos en cada intervalo de nuestro acontecer? Cuantificar las contradicciones y los desequilibrios sería computar la angustia. Cabeza borradora dixit.


Explorar lo que tiene lugar dentro de nosotros no es nada objetivo. Puede que carezca de validez científica, pero está lleno de conocimiento. Y para cada individuo, aunque no baste, es irrenunciable.


¿Alguien había advertido lo categórico que resulta un aforismo? Pretende disponer de la flexibilidad del gamo, pero tiene cuerpo de armadillo. ¿Define en él la forma al contenido? Como en otras especies, todo cuerpo está dotado para cubrir sus propios objetivos de lucha y supervivencia. Y el aforismo lo sabe.


Ve la luz y mira para otro lado. ¿Porque le ciega o porque no sabe qué contemplar?


Cada construcción racional, por muy lógica y argumentada que esté con datos, se ve acosada por las veleidades de la sorpresa. El fin al que se pretende llegar en un discurso con frecuencia resulta imprevisto. Y es que el camino es largo, la meta no siempre clara y la noción que presuntamente definía el recorrido puede alterarse sobre la marcha. Esto es válido tanto para la filosofía, especulativa o no, como para la legislación o para la investigación científica. Se acierte o no en el objetivo alcanzado en relación con lo propuesto, lo positivo del instinto -que ha permanecido agazapado mientras tanto- es que nos estimula a comenzar de nuevo.


Alteraba el mundo exterior dentro de su mente para poder vivir en él. No le importaba excluirse de las normas, de los usos, de las conductas que regían lo de fuera, porque él fijaba las propias. El precio para reconciliarse consigo mismo era el aislamiento. El problema surgió cuando pretendió que los demás se comportaran en función del mundo donde él estaba instalado. Entonces, los demás salieron corriendo y él sigue errando en su absentismo.


Contemplar la geometría oblicua de las luces y de las sombras sobre los edificios le fascina. Es como si estos sólo existieran por la mitad. Como si todas las arquitecturas fueran inclinadas. Cuanto más se marca el sol, más aguda se torna la sombra. A sus ojos, fachadas y patios interiores juegan a relevos. Él se ve a sí mismo en esa perspectiva diagonal, como ve a los otros humanos.


Preservar imágenes. Codificar pensamientos. Depositar reflexiones. Instalar argumentos. Unificar ilusiones. Mover deseos. Desarrollar ocurrencias. Abrir cajones de las sorpresas. Suscitar curiosidades. Indagar en los agujeros ocultos. Transportar emociones. Una labor inquieta e inquietante de archivero cotidiano de la vida. Todo parecido con lo rectilíneo y encajonado es mero espejismo. Lo suyo es laberíntico, pero al menos es un laberinto vivo.


(Ilustraciones de los creadores de comics Schuiten & Peeters)

6 comentarios:

  1. Aforismos con guiño cinéfilo incluido. ¡Tú sí que sabes, Fackel!

    ResponderEliminar
  2. Stalker, al fin te decidiste a abrir un blog. ¿O ya lo tenías? Ah, S., qué va, soy un instintivo...

    ResponderEliminar
  3. Me decidí, Fackel, empecé hace dos días. Soy torpe, qué le vamos a hacer. No aspiro ni por asomo a hacer nada de la calidad del tuyo, pero haré lo que pueda, en un tono obviamente menor.

    Eres un instintivo, de acuerdo, pero con una gran penetración y prosa de muchos quilates. ¡Saravá, maestro!

    ResponderEliminar
  4. Pues tu blog ha empezado muy bien: muy fiel, eso sí: pero textual: nadie sabe si no quiere saber: nada es sabido antes de que probemos: así que déjate de zarandajas y a nutrir el Lost in Marienbad: saca los pechos y a alimentar a la criatura: insisto: soy un instintivo total por naturaleza, fe y razón, jaj: todo consiste en que salga -unas veces al paso, otras al trote y otras al galope- el animal que uno lleva dentro: ... (aquí, onomatopeya de un gruñido, de un aullido o de un relinchar: elija)

    ResponderEliminar
  5. Pues tu blog ha empezado muy bien: muy fiel, eso sí: pero textual: nadie sabe si no quiere saber: nada es sabido antes de que probemos: así que déjate de zarandajas y a nutrir el Lost in Marienbad: saca los pechos y a alimentar a la criatura: insisto: soy un instintivo total por naturaleza, fe y razón, jaj: todo consiste en que salga -unas veces al paso, otras al trote y otras al galope- el animal que uno lleva dentro: ... (aquí, onomatopeya de un gruñido, de un aullido o de un relinchar: elija)

    ResponderEliminar
  6. Para mí elijo el relincho y te adjudico el sano aullido. La paz y la sombra para ambos.

    Abrazos

    ResponderEliminar