viernes, 14 de septiembre de 2007

Fuera y dentro




El hombre le da vueltas al jazz (esta noche toca Charlie Parker, una e infinita vez más) Y le viene al tanto lo del éxtasis (¿el swing latente en lo profundo de la propia creación?) en el que los músicos se deslizan como si no hubiera fin (propio). Y recurre para aclararse al Diccionario Filosófico de André Comte-Sponville, y lee su definición de los conceptos:

Éxtasis. Es salir de sí mismo y de todo, para fusionarse con otra cosa (especialmente con Dios): como un salto a la trascendencia o al absoluto. Se opone por eso a la Enstasis.





Enstasis. Neologismo forjado sobre el modelo de éxtasis y que le sirve de contrario. Es entrar en sí mismo, para fundirse con todo: como una zambullida en la inmanencia (en el absoluto en que somos) El término sirve, sobre todo, para distinguir determinadas experiencias mísiticas, especialmente orientales. Si el atman y el Brahman son uno, como en el hinduismo, o si no existen, como en el budismo, ¿cómo podría pasarse del uno al otro? Místicas o no del encuentro, sino de la unidad o de la inmersión.

Piensa el hombre de la noche en la serena y aparentemente fría ironía del filósofo francés al definir. Reflexiona diagonalmente sobre lo que debe acontecer en el cerebro humano cuando éste se posiciona ante las experiencias y las novedades. El hombre medita con preguntas (acaso éstas llevan implícitas las respuestas) ¿Hay algo absolutamente revelado por origen en la mente? ¿Es la insoportable gravedad ficticia de la cultura lo que condiciona a los seres culturales hasta límites de creerse casi todo? El hombre de la hora nocturna cree en ocasiones, puede que desmayadamente, que casi todos los sistemas de pensamiento son discursos sofistas. Porque. ¿hay pureza en el pensar? Más, ¿hay intención de discurrir y concluir en pasos, no ya en un término que pretende la explicación total? Más, ¿sirve el pensamiento para hallar respuestas o para justificar los modos de vida? Todo sofismas: tanto leer, dialogar, indagar, escuchar, para llegar a la conclusión de que los sofismos inundan a los hombres por todas partes. ¿Sólo eso? ¿Y si existe un pensamiento más recóndito, pero más activo y descubridor? La ciencia está ahí, por ejemplo, y avanza vertiginosa. ¿Se la atiende lo suficiente? ¿Se reflexiona en base a sus aportaciones? ¿Se la traiciona para volver a los mitos de la caverna?



Dejadez de la habitación semioscura. Abandonarse, sin más, y no es poco, al ritmo parkeriano.

3 comentarios:

  1. Te acuerdas de " El perseguidor" facke?

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  2. El Johnny de Cortázar, supongo. Mira, me acabas de dar una idea: releerlo (glup: ya casi no me acuerdo)

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  3. Yo siempre que subo en el tranvía, acabo viendo a Johny olvidando su saxo debajo de un asiento.

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