domingo, 6 de mayo de 2007

¿Lo blanco?


¿Pero lo blanco? Una vez busqué el blanco, el de verdad, pero no logré encontrarlo. ¿Será lo blanco tan sólo una aproximación? ¿Llamamos blanco a la mera claridad? ¿Es un color inexistente? ¿Es sólo una apariencia? ¿Es un deseo de color? ¿Tal vez sólo una antítesis en la mente de los hombres? ¿Un defecto óptico? ¿Acaso se priva de sus propia personalidad de color al ansiar ser tan puro? Puesto que la pureza siempre es equívoca, cuando no inexistente, ¿está condenado el blanco a pasar por una metáfora de la frustración? ¿Dónde está la delimitación de los colores? ¿Solamente en la alternancia y contraposición de unos con otros? ¿Cómo se revalidan y se explican por sí mismos? ¿Es el blanco meramente una ausencia? ¿Es en sí mismo una tragedia por la privación del color, que nunca puede tener afirmación propia? ¿O se trata del vacío entre todos los demás colores? ¿Es más un espacio físico de carencia que la urdimbre de la mezcla que otros ofrecen? Tampoco todos los colores se ven plenamente definidos, salvo el negro, como dice Gunnar Ekelöf en su poema. Pero el negro lo absorbe todo, lo metaboliza todo, lo define todo. Acaso tras la caída del Edén, lo blanco fue arrojado a las tinieblas exteriores, y se trata de un color que no es de este mundo. ¿O es un concepto creado para polarizarse en la ley de los opuestos? Una vez estuve buscando en una imprenta un papel blanco para editar un libro. Sólo me mostraron tonalidades. Cada resma poseía un tono diferente, o era marfileña, o era grisácea clara, o era ambarina, o ligeramente cremosa, y los tonos se desmigaban a su vez, pero no apareció el blanco. Ya no se hace papel blanco blanco, me dijeron. Desde entonces el extravío del blanco me da pena. Y la reivindicación de lo blanco como utilitarismo me da cierta lástima, aunque como lenguaje me regocija. Se dice, por ejemplo, toma un papel en blanco. Se ha quedado en blanco. Se ha quedado sin blanca. Tiene el alma blanca. Su rostro permaneció blanco (aquí el término palidez sería más auténtico) Expresiones más próximas a la realidad de la inexistencia; los hombres, siempre tan ingeniosos o mediocres buscando metáforas para todo. La penuria de lo blanco alcanza su cota más elevada cuando nos encontramos libros sin letras (o con letras inútiles) o libros sin imágenes (o con imágenes huecas). Paradoja: el blanco es un agujero negro en el planeta de los hombres y de sus culturas. Tal vez el universo nos depare sorpresas y algún día lo blanco sea tangible. Pero ¿qué y cuánto habrá cambiado todo?


(Ni siquiera el cuadro de Malevich es blanco, lo siento)

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