miércoles, 12 de noviembre de 2025

Asesinatos en serie. Ahogamiento

 



Al izar la mole los rescatadores no supieron si se trataba de divinidad, de hombre, de animal o de monstruo marino. Como el lugar donde fue extraída estaba en la ruta que el lejano vate egeo marcara para aquel aventurero que realizó un viaje a ninguna parte, le adjudicaron el nombre de unoo de los personajes del relato. Vamos a llamarla Polifemo, propuso el más ocurrente. ¿Porque parece tener un solo ojo aunque nada centrado? No, simplemente porque parece ser el gran derrotado. Sin seña de identidad alguna. Sin pasado. Sin reconocimiento. Sin la referencia de ninguna crónica que nos permita situarlo, prosiguió el ocurrente. Porque aquella narración, más lírica que épica, ya nos habla de personajes con los que se encontró el agitado marino y sus compañeros. Y ahí sí hay mención del ser de ojo heterotópico. Esta podría ser su petrificación, más que su personificación, ¿no?, metió baza otro de los rescatistas. Si mezcláis lo novelesco con lo real, dijo el que más presumía de sensatez, nos veremos envueltos en el bucle de lo imaginario. Lo novelesco es tan real como lo que hacemos aquí ahora, argumentó el otro. ¿O acaso esta confusión e ignorancia sobre lo que extraemos del fondo del océano no nos sitúa en un espacio de cábalas y de improbabilidad? El director de los trabajos bramó desde detrás de los operarios. ¿Nos centramos o volvemos a contarnos lo del viajero que pudo con todo? 

Esperaban que a medida que lo sacaban de la turbulencia de las aguas la figura fuese tomando cuerpo. Que se mostrara como imagen de algo. Pero la salinidad y la fauna y la flora adherida a la piedra no dejaban entrever qué clase de talla respondía al imaginario tradicional de la cultura clásica. ¿Cómo habría llegado a ese fondo?, se preguntaban todos. ¿Naufragaría la embarcación? ¿Sería hundida por un ataque de otras ciudades hostiles? ¿O simplemente arrojarían a la figura por la borda para eliminar no solo una imagen sino un nombre y sus recuerdos? Fascinados por aquella masa oscura, desprovista de signos y formas, los rescatadores vacilaron sobre su propia labor. ¿Para qué la estamos subiendo a bordo? ¿Para que otros la estudien sin que salgan de dudas? ¿Para que la arrinconen en un almacén donde seguirá pudriéndose sea quien sea a quien represente? 

El director, que se había apartado del primer plano de la labor, permaneció callado. Los operarios detuvieron el izado. Parecían esperar una reprimenda pues todos se solidarizaban en una extraña resistencia imprevista. ¡Soltad los cables!, voceó enérgico, casi fuera de sí, el director del rescate. Al sumergirse violentamente la mole en el agua las olas dejaron de agitarse. Alguien dijo: ¿no oís cantos? ¿Serán las sirenas? Os lo decía, dijo el fantasioso. Su mundo es aquel en el que se ha sentido acogida desde hace milenios. Probablemente más benévolo que el mundo de los humanos.
 




* Fotografía de Mimmo Jodice.

14 comentarios:

  1. El director tomo la decisión más correcta, seguro que el agua le acogería con mucho más respeto que el mundo exterior, y sabría guardar el secreto de su lamentable estado.

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    1. Sin duda, aun a costa de ir disolviéndose lentamente en ella.

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  2. Cuántos seres de las profundidades marinas no serán más condescendientes con los pecios que muchos seres humanos en la superficie del olvido.

    Ander

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    1. Ya lo estás viendo, Ander, cómo nos tratamos unos humanos a otros, pero no hay nada nuevo bajo el sol por mucha ideología y religión que prediquen liberaciones, solidaridades, esperanzas y otros buenismos.

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  3. La cosa del pantano debía ser algo parecida. También tiene un aire al Ecce Homo de Borja. Y si le echas un poco de imaginación, como se la echaste con Polifemo, también tiene ese aire cubista, con las napias ganchudas y el ojo descolocado a una Roxi de Palma de piedra pómez.

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    1. No te metas con Rossi, que es un encanto. Me haces pensar: ¿por quénos empeñamos los humanos en encontrar similitudes con elementos naturales? En este caso esa escultura está a camino o de vuelta de una estatua y algo más primigenio, la materia misma que se descompone. Pero vemos un monte y se nos antoja un rostro humano, por ejemplo. Desde Segovia se ven las crestas de una sierra y lo llaman La mujer muerta. Y si hay una zona de asomarse a un barranco profundo se lo nombra como El balcón del diablo, como en Cuenca. Y así diferentes y múltiples espacios u objetos que se nos antojan a imagen y semejanza del hombre. Así creó la Humanidad también a sus dioses, en sus variantes poli o monoteístas. Hasta el animismo de las tribus africanas busca identificaciones y se disfraza de animales o seres imaginarios.

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  4. Sembla que tingui osteoporosi, aquesta escultura.
    "Esta podría ser su petrificación, más que su personificación, ¿no?": molt ben trobat.

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    1. Los fondos marinos no entienden de enfermedades humanas. Salut

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  5. Quizá nos esté diciendo que su mundo es ese, que ahí se ha criado y tenido relaciones, y que no necesita de nada ni de nadie que le saque de su entorno.
    La entiendo perfectamente.
    Salut

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    1. Mientras nosotros necesitamos nuestras ayudas, con mecanismos y hombres, para salir adelante en el entorno canalla en que nos quieren hacer perseverar.

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  6. No tan lejos. La estatua en memoria de Sagasta que se levantó en Logroño en 1891, fue desmontada y amontonada de cualquier manera en 1938 por los franquistas. No quedaron satisfechos: en 1941, volvieron a ella, la decapitaron y la arrojaron al río. Se recuperó después, tuvo que rehacerse la cabeza y en 1976 se colocó en el lugar en el que ahora está.
    Las heridas de las estatuas son parte de nuestra propia historia.

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    1. Ignoraba lo que relatas del monumento a Sagasta, que me hace pensar que eso mismo sucedería en muchos sitios. Como sabrás, aquí el monumento que se erigiera para recordar al poeta Leopoldo Cano en la Plaza de la Libertad en 1935, obra del excelente escultor Emiliano Barral, fue destruído por los facciosos del golpe de estado de 1936. Solo queda un torso mutilado en el jardín del Museo Nacional de Escultura.

      https://laantorchadekraus.blogspot.com/2024/05/la-voz-que-no-cesa-desde-la-piedra.html

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  7. Fáckel:
    aunque devuelvan la estatua al mar, alguien, más adelante, puede volverla a encontrar. Pero, el que da la orden, ¿se arrepentirá? ¿No le quedará la curiosidad?
    Salu2.

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    1. Podría ser. En tiempos pasado no había arqueología. Si se rescataban piedras y estatuas era para la construcción de nuevas edificacieones de nuevas civilizaciones. Y desde el Renacimiento para coleccionismo de los potentados, lo cual al menos se nos ha legado afortunadamente.

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