sábado, 9 de septiembre de 2023

La mujer de la tierra

 


Una vez yo nací de una mujer de la tierra. Escuché el mundo desde su vientre cálido y mi salida fue abrupta. Si lloré en aquel instante fue por aquello que otros humanos llaman instinto y acá en mi tribu denominamos desarraigo. Llorar por abandonar una rara, pero apacible, condición oculta, y destinado a afrontar la luz de un mundo visible diferente y no siempre claro. Y sumamente agitado. Al nacer me aferré tanto a aquella hembra que solo sabía nutrirme de ella. Bebía y comía de su exuberancia frutal. Me calentaba entre los firmes vericuetos de su cuerpo. La protección me llegaba enredándome entre las lianas de sus extremidades. Los cuidados de mi organismo eran reflejo del esmero higiénico del suyo. Su pìel me aportaba sensaciones que se renovaban. Sus caricias desarrollaban lenguajes primigenios que me hablaban con los tactos del placer y del apaciguamiento. Ella sabía estimular mis risas y calmaba mis llantos. Y lentamente se procuraban en mí profundas emociones inclasificables, porque todo era único y procedía del mismo origen. Porque entre ambos no había división. Si algún adulto me la disputaba, yo me interponía. Fui intuyendo que ella precisaba también del hombre de la tierra y, aun odiando a este, aprendí a disimular, que es una de las formas primitivas de la mentira. Mas la mujer siempre volvía a mí. Yo no renunciaba a la dependencia hacia ella, buscando de esa manera que permaneciera una mutua sujeción. Yo que la motivaba. Ella que se mantenía, sin retroceder, para que yo avanzara. Yo que la consideraba pertenencia. Ella que aceptaba someterse a servidumbre conmigo. No sé en qué momento quebró el vínculo, acaso solo parcialmente. Supongo que de mí la tribu exigía una actitud acorde a los roles. Tal vez ella sabía lo que nos esperaba a ambos, pero jamás vi que se sumergiera en la resignación. Siguió apoyándome. Porque antes habíamos generado nuestra propia religión impenetrable. Los dos nos adaptábamos sin invadir espacios propios. No quiero olvidar, no olvido. El hombre de edad nunca prescinde de la mujer de la tierra. En sus carencias la evoca. En sus desgracias la invoca. En su estertor la exige (otra vez el niño llorón) una salvación imposible. Ella a cambio no le niega este postrer consuelo. 



(Dedicado de nuevo a los territorios ignotos de América)


* En la fotografía Kanamashi Yawanawá, por Sebastiao Salgado.

24 comentarios:

  1. Observe que entiende bard.google.com, una especie de ChatGPT de este artículo:
    "El texto nos quiere decir que la mujer es la figura materna, la que da vida, la que protege, la que ama incondicionalmente. Es la base de la sociedad, la que transmite los valores y la cultura.
    El narrador del texto nos narra su relación con su madre, desde que nace hasta que se hace adulto. Al principio, el narrador está completamente unido a su madre. Es ella la que le proporciona todo lo que necesita para sobrevivir: alimento, calor, protección, amor. El narrador se siente completamente dependiente de su madre, y no quiere separarse de ella.
    A medida que el narrador va creciendo, empieza a entender que tiene que asumir otros roles dentro de la tribu. Tiene que aprender a cazar, a luchar, a ser un hombre. Esto supone una separación gradual de su madre.
    A pesar de la separación, el narrador sigue necesitando a su madre. En sus momentos de carencia, de desgracia, de estertor, la evoca y la invoca. Ella siempre está ahí para él, para darle consuelo y apoyo.
    El texto nos muestra la importancia de la figura materna en la vida de un hombre. La madre es la primera persona que nos ama incondicionalmente, la que nos enseña a amar y a ser amados. Es la base de nuestra personalidad y de nuestra identidad.
    Aquí hay algunos detalles concretos del texto que apoyan esta interpretación:
    El narrador describe a su madre como "una mujer de la tierra", lo que sugiere que es la fuente de la vida y la fertilidad.
    El narrador dice que se aferró a su madre "como solo sabía nutrirme de ella". Esto sugiere que su madre era su fuente de alimento, tanto física como emocionalmente.
    El narrador dice que su madre "me proporcionaba sensaciones que se renovaban". Esto sugiere que su madre le enseñaba cosas nuevas y le ayudaba a crecer.
    El narrador dice que su madre "sabía estimular mis risas y calmaba mis llantos". Esto sugiere que su madre le proporcionaba amor y apoyo incondicional.
    El narrador dice que "el hombre de edad nunca prescinde de la mujer de la tierra". Esto sugiere que la figura materna es importante para los hombres de todas las edades.
    Por supuesto, el texto es ambiguo y permite otras interpretaciones. Por ejemplo, algunos lectores podrían interpretarlo como una metáfora de la relación entre el hombre y la naturaleza. Sin embargo, creo que la interpretación más sencilla y directa es la que he expuesto anteriormente."

    Parece que bard es demasiado pragmático, Aunque ¿Cómo se le enseña a sentir la emoción a un programa informático?. Esperemos que nunca se consiga.

    Saludos.

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    1. ¿Eso dice la artificial? Padre mía, ya no va a haber interpretación de textos en el futuro por parte de profesionales humanos. Gracias por enviarme el texto, es ilustrativo, pero penoso. Tal vez lo informático sustituya en el futuro a los sentimientos y las emociones, ve a saber. Ya no apuesto por nada.

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    2. ¿Acaso crees que una interpretación humana podría ser necesariamente mejor? Sencillamente y solamente es una más. Despreciarla sería lo mismo que despreciar una humana, puesto que ambas se basan en el aprendizaje y el conocimiento añadidos. El humano aprende de forma similar a como lo hace Bard (o la IA por extensión) solo que este último tiene a su alcance muchísimos más recursos y una enorme capacidad que sobrepasa a la humana "n veces".

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    3. Bard o la IA o sus tías son creaciones humanas, indudablemente. Pero no tengo opinión al respecto. Esa interpretación que me pasa Francesc es lineal, se atiene a cánones, a protocolos del lenguaje establecidos, a programas ad hoc, pero yo soy muy antiguo, tan antiguo como aquella y aquel niño, y me limito a interpretar sentimientos íntimos y a indagar con margen de error afortunadamente,o más que a interpretar, y esto me pasa al leer una novela o mantener conversaciones con amigos, lo que me interesa es sentir. A estas alturas no quiero perder la noción del instinto, de las sensaciones, de los significados ocultos desde que uno nació, etc. Lo que sea en el futuro no me interesa. Salvo para que la ciencia procure mejoras en las condiciones físicas de nuestros cuerpos.

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    4. Entiendo y respeto. Somos diversos y es maravilloso. A mí sí me interesa lo que sea en el futuro y no solo por la razón que aduces, que también. Otras razones no precisan mención porque forman parte del «portafolio» personal. Es bueno que cada cual encuentre las suyas.

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    5. Somos muy dados a proyectar situaciones de futuro; cada cual sabrá.

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    6. ¿Sabes que pasa? -Que corre por ahí esa idea super-mal-entedida que procede de filosofías orientales y que dice algo así como: El pasado no existe, el futuro está -quizás- por llegar, céntrate en el presente.
      A mi modo de ver una tontería mayúscula. Queda muy "guay" a los que gustan presumir de aromas zen. Pero si le pregunto a mi cuerpo, me dice que sí; que existe el pasado y que él mismo es la prueba viviente. Por otro lado, el presente es una plataforma (algo así como lo que usan los saltadores de gimnasia)que te sustenta para que te puedas proyectar hacia el futuro. El presente no tendría ningún sentido filosofal, si no hubiera un futuro. Tengo la clara convicción de que solo cuando esté al borde del final, dejaré de apostar por mi futuro y aun entonces apostaré por el de los demás. Cuídate. ¿Todo bien?

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    7. Supongo que son puntos de vista o perspectivas, como casi todo. Yo no sé por qué apostaré cuando llegue al in extremis, ni lo voy a pensar. Paraké, como decía el poeta Gabriel Zaid.

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  2. Todos venimos de la tierra, es lo único cierto que cuenta la Iglesia Católica, "somos tierra y en polvo nos convertiremos".
    Y como dice la canción mientras que estamos viviendo;
    Pasa la vida
    Tus ilusiones y tus bellos sueños, todo se olvida
    Tus ilusiones y tus bellos sueños, todo se olvida

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    1. Me has hecho sonreír y preguntarme si hay algo cierto proveniente de la empresa vaticana. Porque antes que fundarse por quien la fundara ya habían llegado otras cultras y civilizaciones a conclusiones puramente humanas y físicas. Las metáforas manipuladas de la Iglesia es lo que le ha dado aire. Igual la AI acaba también con sus pretensiones.

      Lo cierto es que individualmente el olvido nunca lo es del todo.

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  3. No me gusta nada la interpretación artificial.
    Ese mundo que ya está aquí, me da unas vibraciones extrañas.
    En tu texto me limito a ver, un homenaje a la figura de la madre.

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    1. Siempre homenajea uno a la madre, lo he hecho más veces en el blog, pero con la madre va el niño, el hombre hoy aún vivo, que no se va a dejar matar por demagogos ni vendedores de humo que hay por doquier en todos los ámbitos, que no pretende solo resistir, que no sería poco, sino utilizar la relación cuerpo/tiempo para seguir indagando, probando, gozando. ¿Demasiado idealista? Reivindico el tiempo y la posibilidad, la salud íntima, las vías que son venas dentro de uno, las manifestaciones solo limitadas por el propio agotamiento. Pero mientras este no llegue a un extremo...

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  4. Ubicas en sudamérica, pero ese ligamen es universal, salvo raras excepciones. Somos todos hijos de esa madre tierra, aunque lleve miriñaques o tatuajes. Creo, como tú, que todo hombre adulto busca esa piel protectora, la vigilancia tierna y tantas cosas que expones en esa madre indígena, en definitiva, de una madre.

    Un abrazo, y buen domingo

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    1. Por supuesto, absolutamente universal. El adulto busca orígenes pero, ¿y si los orígenes le permiten reflexión y le hacen ver que uno vive en constante origen, no tanto por la madre ya no existente, sino por las pulsiones íntimas que le dicen que sigue vivo? ¿No hay algo de un intento constante de estar renaciendo dentro de nosotros? ¿Acaso el valor de ser adulto reside solo en adecuarse a las circunstancias que se le exigen, con el riesgo de relegar hondas emociones, fuertes conmociones? En muchas de tus poesías hay bastante de esto.

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  5. Me quedo, con permiso, claro, de Albada Dos, con su respuesta sobre la madre
    Creo que es la que más se acerca a mi manera de pensar.
    Salut

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    1. Correcto, Miquel, uno debe atender a su forma de pensar...sin cerrarse a otras, simplemente por eso mismo, porque todos somos por una parte hijos de la madre tierra (un poco abstracto o general) y muy hijos de una madre tierra cercana que nos parió y luego ya sabes, errantes por el mundo.

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  6. ¿Acaso el hombre deja de ser niño, de buscar la fuerte, el arropo, el cuidado, la necesidad de sentirse cobijado cuando ya es adulto?. Tu relato me sugiere esa búsqueda que continua de su mejor etapa, la más honesta y de mayor intimidad y seguridad.
    No lo sé, me provoca pensar en el nacimiento del niño y la evolución y búsqueda del hombre en retorno hacia su origen.
    (No sé si me he explicado)

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    1. Nunca deja de ser niño, aquellas búsquedas que señalas están vivas. Y si la edad avanzada reclama valores y actitudes naturales de la infancia es precisamente para reforzarse cuando poco a poco uno se siente más desprovisto de ciertas propiedades. La búsqueda siempre está latente. Muchas claves del hombre mayor residen en los años primigenios. El nacimiento y lento desarrollo de las emociones, el valor de los sentimientos, el arraigo afectivo, el conocimiento estimulante de los mecanismos que el cuerpo le proporcionó tempranamente para unificar y expresar su mundo íntimo...Hay hombres que no aceptan la losa del tiempo, ni el hundimiento de las ilusiones benefactoras, ni la desaparición de aquello que en la niñez se apreciaba tanto por instinto. No es que haya un eterno retorno, sino que acaso el sentido de la vida reside en mantener la bondad de las pulsiones, que ya conocimos en la infancia, y la claridad de las posibilidades y los límites, que hemos ido madurando con los años.

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  7. El hombre nace de la mujer, de la tierra, pero rápidamente lo olvida y busca destruirla, olvidar sus raíces, sus razones, su sentido del ser. Dice que quiere construir su propio destino, pero solo sabe llegar a la muerte. Y no siempre es solo la propia.

    Saludos,
    J.

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    1. La ignorancia del hombre es creer en su destino y olvidar el origen. Esto sirve incluso para entender las relaciones de una sociedad o de los individuos entre sí. Por supuesto, hay toda una idea dominante que impulsa una dirección que te hacen creer múltiple y solo es única.

      Si derribáramos los ídolos...

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  8. Ese vínculo formador y primigenio jamás será ni olvidado, ni destruido. Hermoso

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    1. Esperemos, mientras reconozcamos lo que nos fue dado y nos dio.

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  9. He leído tu texto y me ha encantado. Yo no percibo solo la figura de la madre y el hijo. El vínculo primordial. Desde luego que es así... pero también percibo lo femenino arquetípico que nos cuida y es siempre un cálido refugio. A ello se opone lo masculino arquetípico, que busca acción y dejar su impronta en el mundo. Si rompemos el vínculo de la madre con el hijo rompemos también lo masculino que busca dejar su huella en el mundo. Está relación ancestral también se extiende a la naturaleza.

    Muy bello tu relato que nos hace anhelar el amor incondicional y buscarlo donde sea.

    La interpretación de Bard, la IA, es muy lineal. Pero eso solo me habla de que el programador o equipo de programadores de dicha Inteligencia Artificial es lineal. Nada más. Cuando los programadores sean artistas los resultados serán otros. De todos modos dudo de que eso vaya a ocurrir en un futuro. Los ingenieros informáticos se mueven en realidades más lineales que los pensadores, los filósofos, los artistas...

    Las Inteligencias Artificiales serán útiles para sistematizar tareas repetitivas, pero nunca podrán innovar propiamente.

    Por ello la inteligencia de cada cerebro humano seguirá siendo absolutamente imprescindible para la supervivencia y para la evolución.Al menos eso quiero pensar.

    Por supuesto los programadores de ÌAs pueden desarrollar otros tipos de inteligencias.

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    1. Supongo que la madre, sin alardear, deja de facto su huella en el mundo a través del hijo. Si además deja la huella por otros motivos ¡extraordinario! Siempre me alegro, me llena más la capacidad de recibir y de dar de una mujer. Tal vez para un hombre que se precie de ser hombre -es decir no solo un vulgar macho- sea más interesante indagar y descubrir a la mujer, una persecución que no cesa nunca. No sé si los arquetípicos cambiarán alguna vez, de momento hay que entender y no confiar, todo es más dual y contradictorio de lo que parece.

      Sobre la IA creo que he pensado poco, y no sé si dedicaré mucho tiempo a retóricas al respecto. Está por ver y no es fácil saber si va a ser complementaria o relevar muchas actitudes humanas. De momento congratulémonos de nuestros instintos, con lo que llevan de mundo emocional y racional adjuntos. Tu razonamiento es para tenerlo en cuenta, y también quiero pensar en que los ciborg y los robots no nos suplanten del todo o nos conviertan en esclavos. Conoces más que yo el tema, no sé mucho al respecto y ya te digo, a la expectativa.

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