viernes, 8 de julio de 2022

Seguridad

 


Me han dicho que Denis también se ha hecho un retrato. Que no estaba convencido pero ha cedido a la verborrea y los consejos de algunos amigos. Algo nada frecuente en él. Dicen que se queja de que aparenta más joven, más risueño y de una pulcritud rayana en la ridiculez. Cuando le vea le aconsejaré que no se apure por ello. Que la gente no le va a recordar por el retrato, sino por su inmensa obra. O ve a saber si le recordarán, pues la ingratitud es un defecto humano.

Y de mí, ¿quién se va a acordar? Añádase un por qué, un cómo y un cuándo si se quiere. Soy de la opinión que muchas veces recordamos habitando un dónde. Vivimos pensando que las siguientes generaciones nos tendrán en su memoria y que de algún modo honrarán nuestro paso por la tierra, siquiera por haber sido progenitores. Aunque no estoy tan segura. Más allá del ansia por la herencia, ¿tendrán un huequito en su mente para nosotros? Por otra parte, si hablan a la ligera o con malicia cuando ya no viva me va a dar igual lo que digan. Los que me han conocido darán su parcial interpretación de la mujer. Los que no me hayan tratado incurrirán en repetir historias, y no digo ya tópicos, que nada me afectarán aunque sean imaginarias y desproporcionadas. Unos verán en mi actitud vital a la mujer seductora. Otros serán prudentes y me reconocerán como la mujer dialogante. Los estetas criticarán en mi retrato una pose de coquetería. Los divertidos contarán anécdotas sobre mis bromas. Los reaccionarios me señalarán confundiendo mi profundo uso de la libertad con lo que ellos llaman libertinaje. Moralina de celosos. Algunos más convencionales exagerarán mis dotes cultas. Aunque no faltarán quienes al verme con los dedos entre las páginas del libro comenten que no pasa de ser postureo. Los envidiosos, ¿y qué puede esperarse de ellos?, soltarán entonces habladurías varias sobre mí, deseosos de haber estado también bajo mi protección no solo afectiva sino material.

Han llegado a mis oídos algunas impresiones de quienes han pasado por mis salones. Unas de sincero respeto. Otras más bien morbosas, por ejemplo todas aquellas que más que impresiones son juicios de valor y se ceban en mis enamoramientos. Que si cuando estaba con Jean-Jacques ya me entregaba a Friedrich, que si lo intenté con el de Ferney e incluso que coqueteé con Denis o el Barón. Cito a estos por ser de los más conocidos. Jamás me han preocupado las impertinencias y las difamaciones o, diría más, nunca han podido conmigo. Una mujer que sabe ir siempre hacia adelante con claridad y firmeza no debe temer. ¿Que me gusta ser reconocida por aquellos que acojo y me frecuentan? Por supuesto, y a quién no. Tal vez el reconocimiento es la más sincera muestra de amor que pueden ofrecerse unos individuos a otros. En ese sentido valoro contenta lo que he dado y lo que he recibido. Todo ha tenido su interés, a pesar de diferencias, contrariedades y rupturas.

Pierre de Varennes, un amigo de provincias que apenas se exhibe por ambientes mundanos, ha dicho de mi postura en el cuadro que puedo dar satisfacción al criterio de todos. Que me van a interpretar con arreglo a la idea que se han hecho de mí al tratarme. Incluso, les caiga bien o me odien, me sentirán como una de las suyas. El sincero va a admirar mi prudencia. El ofendido se va a sentir a gusto al observarme rebajada de humos. El enamoradizo me va a tomar como rendida. El viajero, como una mujer dispuesta a las novedades. El despechado dirá que mi sonrisa es cínica. El culto querrá saber en qué página de qué libro he detenido mi lectura. De lo que opinarán mis criados, dice Pierre que mejor se lo calla.


 


* Louise d'Épinay, pastel de Jean-Étienne Liotard 

32 comentarios:

  1. No hay que preocuparse por el hecho de que te recuerden o no, he leído que, si no eres un prohombre para la historia, después de la segunda generación ya no se acuerda nadie de uno.

    Saludos

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    1. ¿Y cuántos prohombres no han sido reconocidos ni de primeras siquiera? Ya es sabido que se tiende a admirar, al menos oficialmente, más a los personajes victoriosos de las épicas dudosas que a los que aportan sabiduría.

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  2. Cualquier problema actual, por duro que sea, habrá perdido sentido dentro de diez años.
    No debe preocuparnos como nos recordarán los demás si nuestra conciencia no nos acusa, además, en la actualidad borrar las fotos se hace con un "reset", y te las cargas en un segundo, antes era más problemático, romperlas costaba lo suyo.
    Salut

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    1. Claro que no es igual descargar y resetear que pensar, decidir y sacar conclusiones útiles.

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  3. Todas las cosas, los cuadros incluidos, las vemos con la idea preconcebida con la que vamos a verlos. Luego la confirmamos o no y entonces la olvidamos.

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    1. Y qué lejos solemos estar de saber interpretar una obra y lo que preserva: un tiempo, una acción, unos personajes, un pensamiento de su época. Etc. Y no te digo ya saber valorar el trabajo del artista...

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  4. Decidí que carrera iba a estudiar pensando que las piedras que pusiera sobre otras piedras me trascenderían ¡Ah, vana ilusión de unos años jóvenes!
    Las piedras amontonadas permanecen en pie durante el tiempo que permanecen y después se caen como los huesos amontonados que llevamos transportando toda la vida. Enseguida comprendí la realidad del cálculo y la importancia de los espacios bien organizados y aquella ilusión de joven entusiasmado se convirtió en voluntad de servicio, entendí que la preocupación de trascendencia era una insignificancia, más o menos esotérica y que más valía hacer las cosas bien hechas, procurando que las piedras se mantuvieran en equilibrio igual que los huesos. A todo esto, contribuyó la enorme responsabilidad y el dolor.
    Salud
    Francesc Cornadó

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    1. Y cuando las piedras, las más antiguas incluso, llevan emblemas, signos o mensajes, ¿no llegamos a concluir que ya cayeron en desuso hace siglos? Alguno que ya se olía la tostada -creo más bien alguien posterior a la época de la supuesta acción- se inventó aquello de tú eres fulanito y sobre esta piedra edificavit...De momento les ha cundido, pero veinte siglos no son nada, como hubiera dicho el tango.

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  5. Me gusta cómo das voz a los retratados, aquí de manera incisiva. Queda muy natural.

    Un abrazo

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    1. Imagino que me pongo en su lugar, con todas las distancias, imprecisiones e inexactitudes, obviamente. Quién sabe ahora lo que pensaría Louise entonces, cuya existencia interesada por la Enciclopedia y las ideas ilustradas la hacen valer. Hay un amplio espectro de gente en torno a los movimientos culturales importantes y sustanciosos de la humanidad que nunca sabremos agradecer lo suficiente.

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  6. Pues ha quedado mejor él que ella. Aunque ella tambien llevaba una pistola, que le han quitado con buen criterio porque se iba a volar la nariz. Debia zer una postura de manos de moda en la epoca. Son del mismo pintor?
    Dentro de lo vanidosa de la señora, despues de nosecuantos años, aqui estamos hablando de ella. No le ha salido mal...
    Saludoss

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    1. Tengo entendido que las peligrosas armas de esta gente eran la pluma y el libro, así por simplificar. Que cada cual deduzca luego lo que quiera.

      Son autores diferentes, mira abajo de la entrada.

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  7. —¿Qué hago con las manos?— Es la pregunta recurrente de cualquiera que posa para un retrato, bien sea de pintor o de fotógrafo. Hay muchos tratados sobre el tema. Yo mismo he asistido a varios seminarios sobre la temática. Así como en el anterior retrato ofrecía una visión crítica, aquí ya no me atrevo. Lo considero bien resuelto. Recuérdese que el 99,9% de las veces, las posiciones las determina el artista.
    De este retrato me encanta la vaguedad de la mirada. Mientras que el ojo iluminado parece dirigirse hacia el pecho del observador, el que está en la sombra mira directamente a los ojos. No es un defecto; es un recurso.

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    1. Buen observador tú. El pintor se sentiría satisfecho con tu versión. De todos modos no es la mirada solo, es el rictus restante de su rostro, esos carrillos, esa boca que parece callar pero habla. Condescendencia, complicidad. Ve a saber qué le estaría diciendo el pintor mientras posaba la madame.

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  8. "El culto querrá saber en qué página de qué libro he detenido mi lectura": molt ben trobat!

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    1. Como aquel que va leyendo un libro en el autobús o sentado en un banco del parque (una especie escasa) y nos entran unas ganas enormes de saber qué lee. ¿No te ha pasado?

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    2. No, no m'ha passat! Sé que hi ha qui embolica un llibre amb paper perquè no sàpiguen què llegeix, però.

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    3. Hay de todo, evidentemente. Además el libro papel se ha sustituido por el book, así que...

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  9. La burguesía quiso dejar constancia de su paso por la tierra. Era un signo de distinción en un mundo que acababan de dominar. Se sentían felices o lo fingían, se sentían importantes y se daban el capricho. Sostuvieron a muchos pintores. En los museos en los que cuelgan hoy esos cuadros me paseo preguntándome cuánto de impostura habría en aquellos gestos y se parecían a nuestras redes sociales.

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    1. Probablemente eran redes sociales de los pudientes de su tiempo.

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  10. Com quem fala? Ou quem adivinha os meus pensamentos? Podemos apenas imaginar...talvez se encontre a resposta se compreendermos a época...Mas a verdade é que será sempre um enigma...
    Interessante como sempre...
    Beijos e abraços
    Marta

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    1. Pero está bien imaginar, aunque no sepamos con certeza nada concreto. El pasado siempre es estimulante. Obrigado, Marta.

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  11. Reconozco que la pose es muy particular. Supongo que se le habrá ocurrido que esa mirada y actitud resultaría ingeniosa y divertida para ser recordada.

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    1. O ¿qué parte de esa pose era cosa del personaje y qué parte del autor del cuadro?

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  12. Interesante y profunda reflexión. Te felicito

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    1. Los cuadros siempre nos debería llevar a reflexiones, no importa si nos equivocamos o no, porque considerar un cuadro del pasado es también trasladarnos en el tiempo y circunstancias. Gracias, Luis.

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  13. Fáckel:
    muy de acuerdo con todas tus reflexiones.
    ¡Que me quiten lo bailado, dice la señora!
    Salu2.

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    1. Aquellas entusiastas ilustradas...cuánta necesidad tenemos del esfuerzo ilustrado hoy día...

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  14. esa seguridad que da la elegancia de ser, de estar...

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  15. la elegancia no es apariencia... es un saber, ¿no crees?

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  16. El término apariencia es dual. Es un aspecto exterior que se muestra consecuente con una intención auténtica. Pero también es "un querer y no poder o no saber", es decir, algo que no es. Mi madre sabía ser elegante y su apariencia no era ficción. Para ella la elegancia era irrenunciable (hasta que lo cognitivo le puso límites a edad muy avanzada) y hoy lo valoro y se lo reconozco (mentalmente, en la ficción que los muertos nos permiten que tengamos con ellos)

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