jueves, 2 de junio de 2022

Silva de amapolas (Serie negra, 97)

 


¿Le ha gustado la leyenda que le conté el otro día, señora? Me debe usted a cambio alguno de sus saberes. El zagal parece entusiasmado con el intercambio de historias. Quiere transmitir y a su vez recibir. Tienes un don especial para narrar lo que tus antepasados te contaron, le elogia Lynn. Mâlik se atropella: no se lo diga a nadie, pero me invento parte de los cuentos. Si usted me enseña algo ahora yo lo cocinaré a mi manera. ¿Sabe lo que pienso? Que aunque los relatos tengan un corazón desde los tiempos más antiguos se pueden enriquecer. Así que por un lado la gente escucha lo de siempre pero le parece a su vez algo nuevo. 

La arqueóloga se siente fascinada por aquel adolescente. ¿Te has dado cuenta de que habitas en dos mundos, Mâlik?, le dice. Eres el pastor que eres y a la vez eres el contador de historias, donde vives cuantas experiencias elijas vivir. Te voy a contar yo ahora una pequeña historia sobre amapolas que experimenté hace poco, y aún no sé si dormida o despierta. Los ojos de Mâlik destellaron entusiasmo. Lynn no esperó.


"La efímera me esperaba al borde del barranco. ¿Por qué tan alejada de las demás?, le pregunté.

¿Y tú?, respondió ella. ¿Acaso no te separas también de la grey? Un campo de humanos no es tan diferente al de nosotras las amapolas. 

Tienes razón, le concedí. También somos frágiles, aunque parezcamos más sólidos. Y nuestra textura de igual modo termina ajándose, nuestros colores palidecen y la verticalidad de la que nos sentíamos orgullosos va decayendo en una curva inevitable.

Me miró con una afectuosa insolencia. La diferencia consiste en que nosotras tenemos asumida nuestra precaria condición, de primavera en primavera, y los humanos, aunque estáis en una constante mutación, pensáis que no tendréis fin o que al menos este se distancia.

Anhelé tocar entonces sus pétalos con delicadeza, pero me detuve a medio camino. Simulé tomar el cáliz, insinuando ingerir su profunda y secreta esencia, que no nos es revelada. La intensa rojez de su estallido me deslumbraba. Imaginé que su fino tallo se escurría entre mis dedos. Toda ella se hallaba a merced del jugueteo del aire, como si se pretendiera su amante o su dueño. 

La ensoñación me hizo percibir el mensaje de la flor. Después permanecí contemplando el campo humano que me rodeaba".


El zagal le hubiera pedido más, pero solo se le ocurrió: esa historia tuvo que haberla vivido, señora. ¿Cómo no se me habrá ocurrido a mí, que estoy acostumbrado a las amapolas rojas y también a las blancas?

 



(Fotografía de Liliana Inés González Soria)

36 comentarios:

  1. Las amapolas como seres que tienen asumida su fragilidad y decadencia, los humanos por no asumir las suyas. Cuando ambos pertenecen a la naturaleza quién decide belleza y duración.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal vez son dos formas, dos vidas, con criterios diferentes biológicamente establecidos que reaccionan de manera desigual. Difícil decidir el valor de la belleza y su tiempo. Saludos.

      Eliminar
  2. Esa imaginación del zagal puede ser muy útil.Para la arqueología no lo sé, pero para la vida seguro

    Un abrazo, y por los pastores

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues ella no le va a la zaga, se ve que se nutren mutuamente en el sentido imaginativo.

      Eliminar
  3. Qué bello todo lo que aquí cuentas...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las amapolas son flores que me parecen de lo más misteriosas. Su masiva y fugaz presencia no les resta personalidad. Gracias, Ana.

      Eliminar
  4. Escrever estórias não é fácil. Deixo o meu elogio à imaginação fértil. Gostei muito de ler.
    .
    Cumprimentos cordiais … um dia feliz
    .
    Pensamentos e Devaneios Poéticos
    .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Imaginación es una propiedad que tenemos todos. Se puede transmitir oralmente o por escrito. Hay que probar a hacerlo. Saludo, R.

      Eliminar
  5. O mistério da vida, a ponte entre o eterno e o efémero...
    Interessante como sempre....
    Beijos e abraços
    Marta

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un puente que dura lo que dura, para las amapolas y para los seres humanos (y naturalmente las demás especies animales y vegetales)

      Eliminar
  6. Decir que la vida del humano es más larga que la de una humilde amapola, es olvidarse de que el tiempo, como dimensión, tiene el valor que le quiere dar el que lo percibe. Por eso para la amapola, su vida es tan larga como la tuya o la mía. Y por eso, los setenta y pico años de Ambrosio, no tiene que ser igual de largos que los de Mario, su gemelo. Solo los cronómetros dicen que sí.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo. El tiempo objetivo no existe (salvo para la administración de las cosas) Somos tiempo como somos materia. Indaguemos en ello y no le demos vueltas. El final nos será tan necesario como lo fue el principio. Muy sesudo tú.

      Eliminar
    2. ¿sexudo yo? no creas... mucho ladrar y poco morder.
      😉

      Eliminar
    3. Como tengo todavía algo de castellano antiguo solo se me ocurre pronunciar "sejudo", cuyo significado se ha debido perder.

      Eliminar
  7. Quizás seamos aún más frágiles que esas amapolas ... Nos das para pensar. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Habitamos territorios distintos, tiempos distintos, pero aunque no se pueda comparar, ahí estamos los humanos, con nuestra fragilidad a cuestas, por mucha apariencia que se le eche.

      Eliminar
  8. En el espacio mundano que me ha tocado ocupar las amapolas siempre significaron “poppies on poppie day” y enraizaron relacionadas con “Saint George and the Dragón”.
    Ya ves, pura circunstancia asumida. Por cierto la imagen muy acertada que ha revolucionado mis mejores recuerdos. Gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra saber de ti, y ver que la imagen y acaso el texto te han traído circunstancias del pasado. Un abrazo.

      Eliminar
    2. No te extrañe, apenas sigo por blogger al andar entrenando otras facetas.

      Eliminar
    3. Pues que sean para bien, es decir, para renovarse en la medida de las posibilidades.

      Eliminar
  9. Imagen especial para servidora.

    ResponderEliminar
  10. Delicioso y poético tu mensaje de efímeras amapolas, bailando con el viento...
    (Nunca he podido cortar una flor de su planta, lo he sentido así , como un delito, como un crimen diminuto...)

    ResponderEliminar
  11. Por eso en el texto habla de intento, simulación, imaginación...sin rozar la planta. Yo también he sentido siempre esa sensación que cuentas. Ese tallo tan único...

    ResponderEliminar
  12. ¡Hola, Fackel!
    Decirte que tienes un excelente contenido.
    Te dejo el enlace de mi blog por si te apetece pasarte por él, seguirnos y comentarnos.
    Saludos desde blueshendrix.blogspot.com
    ¡Nos leemos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por leer en este espacio, veré tu enlace, Hendrix, ¿Jimi Hendrix?

      Eliminar
  13. Me encantan las amapolas bellas y frágiles.
    Precioso el post de hoy, muy poético.

    Un fuerte abrazo, Fackel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y se sienten fuertes en grupo, pero la del relato se había separado de la grey. A veces los humanos debemos practicar márgenes independientes, salud, Rita.

      Eliminar
  14. No he vist mai roselles blanques, i no seria el mateix!
    Aquest any n'hi ha hagut molt poques, de roselles, per cert. És una pena.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo tampoco he visto amapolas blancas, pero las hay, al menos en el sur, por la ribera del Tajo, Toledo, y parece ser que son muy buscadas por gentes de fuera por aquello de que tienen contenido alucinógeno (adormidera)

      Pues no sé si este año ha habido menos rojas o han durado menos, como son de llegar e irse no he tenido tiempo de verificarlo.

      Sigamos.

      Eliminar
  15. Malick es tu alter ego!! Es un fabulador. Te identificas con él; independientemente de que el nombre venga del ilustrador que referiste el otro dia.
    Pregunta de la que sospecho la respuesta: cuando eras niño ¿tu familia tenia ovejas?
    Nuestro prisma urbanita nos hace ver las flores bucolica y poeticamente, pero en realidad la amapola es una malahierba para la agricultura, venenosa en gran cantidady , aunque no tan "colocadora" como su hermana la adormidera, tambien lo es.
    Siento ser tan prosaico. no nos gusta arrancar flores pero cogemos las naranjas de los arboles , que hace un rato era unas flores.
    No creo que as amapolas y las ovejas de malick hagan buenas migas, pero seguro que sabe torcer el relato para hacerlo mas como a él le gusta.
    Nunca habia oido lo de "grey".
    Es una buena noticia que malick sea un fabulador, dará mucho juego en una hstoria de espias.
    saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Mi alter ego? ¿Solo tenemos un alter ego?

      Cuando era niño mi familia ya estaba establecida en ciudad por mor de la insidiosa guerra civil desatada por los que la desataron, ya sabes. Mucha gente de esta tierra castellana, dominada por los nacionales, tuvo que venir tras la guerra porque el mundo rural también cambió. Mi padre fue pastor de joven, pero a mí solo me llegaron sus relatos. También combatiente forzoso en la insidiosa guerra, de la cual también me llegaron relatos. Y muchas cosas más posteriores que no vienen ahora a cuento, pero que me han servido para ir viendo lo diverso, complejo, contradictorio y multidireccional que es el vivir. Y etcétera.

      Grey tiene varias acepciones, ya verás:

      https://dle.rae.es/grey?m=form

      La imagen eclesial de utilizar al rebaño y al pastor para su manipulación ad hoc cundió con mucho éxito. No sé si hoy lo tendrá porque la gente ya no sabe lo que son las ovejas, los rebaños, los hatajos, los apriscos, los pastores y los que se lo llevan entero sin exponer nada propio (léase cierta entidad)

      Salud y divertimento.

      Eliminar
  16. sale anonimo? soy gabiliante

    ResponderEliminar
  17. Fáckel:
    pocas cosas tan bonitas y frágiles. Como las mariposas. Dan belleza y nos recuerdan la brevedad del ser.
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y seguramente que esas especies, como todas, cumplen su función, que no tiene por qué estar al servicio de los humanos.

      Eliminar