lunes, 20 de septiembre de 2021

El orden dórico (Serie negra, 29)

 



Nazaria vivía al otro lado de la calle. Su hija mediana y yo éramos tan amigos que jugábamos a ser más que amigos. El juego de los niños es más intenso si adopta el papel de los mayores. Esas figuras que nos reprendían y nos reprobaban si venía al caso, pero cuya aparente superioridad nosotros envidiábamos. Tú eres mi padre y yo soy mi madre, me proponía la hija de Nazaria en un juego que se repetía, con sus ligeras variantes, frecuentemente. Pero si no conoces a tu padre, saltaba yo simple e inocente. ¿Cómo tengo que portarme si no me dices cómo pudo ser tu padre, que nunca ha vivido con vosotras? Eso es lo divertido, me cortaba la hija de Nazaria, te lo inventas. Y heme de tal modo, un día sí y otro también, en el rol de padre sin modelo preciso, porque naturalmente tampoco podía dejar en evidencia que el papel que yo representaba lo copiaba en parte de mi propio padre. Me creé, pues, un padre hecho de retazos, imaginario pero cambiante en función de lo que mi amiga me exigiera para representar una situación ficticia pero que fuese creíble. No sé cómo te gusta tanto, le decía, que nos inventemos que yo, tu esposo, vuelvo de una guerra, desarrapado y sucio, y que tú, mi mujer, sales al encuentro, pero yo llego tan desmemoriado y maltrecho que no te reconozco. Mal, mal, así no, me interrumpía mi vecina, no hagas de marido ni yo haré de tu mujer, hagamos simplemente de padre y de madre. Entonces yo callaba y envuelto por el absurdo me quedaba pensando en cómo actuar, evitando pronunciar las palabras que definían a una pareja pero a la vez resaltando el concepto de progenitores. A veces yo me indignaba. ¿Cómo voy a hacer de padre de mis hijos si no me reconoces como esposo tuyo?, la increpaba dispuesto a abandonar ese tipo de juego y reemplazarlo por ir a buscar endrinas, por ejemplo, entre las zarzas de la orilla del río. Pero ella no se rendía. Ah, échale imaginación, como seguramente la echaron mi madre y mi padre que, jugando y no jugando tuvieron a sus hijos. Y no lo haces mal cuando te lo propones, insistía. ¿O crees que no me fijo en cómo miras absorto a mi madre cuando sale de casa de par de mañana o al volver a la caída de la tarde? ¿O en cómo bajas corriendo por el atajo para llegar antes que ella al cruce donde coge el bus? ¿Y las veces que te haces el encontradizo en el mercado, como se lo debía hacer mi padre, ese padre que hubo pero como si no lo hubiera, y te embobas con el esbelto caminar de mi madre? Por no decirte, y es que hasta ahora me ha dado apuro, proseguía mi amiga su retahíla de chica lista, que te han visto subido en la higuera mirando cómo se viste o se quita la ropa la Nazaria. Cualquiera diría que preferirías jugar con ella antes que conmigo. Toda la saliva a tragar me pareció poca cuando mi amiga me abroncó de este modo, dejándome sin cartas, haciéndome sentir un perdedor. Me remató con una frase típica. A ver, ¿qué ves en ella que no ves en mí? Me había robado todas las palabras, no encontraba ningún razonamiento y cualquier excusa no iba a servir de nada. Así que reventé de una manera que sigo sin explicarme. Veo en tu madre, le dije enérgico y defendiendo la última posición del guerrero desarmado y a punto de desfallecer, el orden dórico. 



(Fotografía de Bernard Plossu)

42 comentarios:

  1. A ver, ¿qué ves en ella que no ves en mí?
    —Pues, no estoy seguro. Igual si te quitas la ropa, lo sabré del cierto.
    Tanta coña hombre! Que para jugar a los médicos o los papás y mamás, hay que ponerle más determinación !
    Yo esperando un final del relato a lo Tango en Paris y me sales tú, con el orden dórico.... 😂

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    1. Pues que sepas que el final del Tango de la Schneider y el Brando se lo proporcioné yo a Bernardo cuando rodamos La estrategia de la araña, que él tenía dudas. Jej.

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    2. Anda! Estaba convencido que había sido cosa del departamento de marketing de Tulipan y su famosa margarina.😂

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  2. Bien llevado, el orden dórico es irrefutable.

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    1. Incontestable y esbelto, aunque tiene su truco.

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    2. Una foto que me lleva a recordar el cine del neorrealismo italiano, concretamente a sus actrices.

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    3. Cierto, cierto, y que en la vida cotidiana española también se daba, aunque aquí la modestia de vida y la losa eclesiástica reprimía la bondad de la naturaleza humana.

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  3. Tu protagonista y Nazaria, la madre de su amiga, me han traído al recuerdo a otra dis-pareja pero del cine, Renato y la bella Malena, la película de Giuseppe Tornatore. Encantadora disputa la que nos narras. Bendita infancia y el despertar de los sentidos.

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    1. Pues me apunto esa película a ver si la encuentro por alguna parte. Bendita y complicada infancia -no te cuento esa fase avanzada llamada adolescencia- y el despertar que no cesaba.

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  4. La desfachatez de la inocencia frente a la evidencia de las tentaciones preadolescentes... época difícil de la infancia
    =)

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    1. Me ha gustado ese término: la inocencia como desfachatez, sin duda, otra cosa es tener conciencia de ella, de la desfachatez, o simplemente que fluía como la lava. A veces arrasando lo que encontraba a su paso, otras veces domesticada.

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  5. Más de una vez me han dicho
    que tienes tu que no tenga yo
    para gustarle así...
    de esa manera!!

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  6. Le ha pillado con el carrito del helado, que se dice.
    Siempre en nuestra pubertad hubo una madre de los amigos que nos llamaba la atención. Recuerdo una, más joven que la mayoría de las madres del barrio, que nos hizo sentir a muchos mozalbetes algo más que simpatía. Luego, las fantasías propias de la edad hacían el resto.
    Un saludo.

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    1. Por supuesto, tal como dices, y es que había madres muy mayores, mayores y las que iban haciéndose mayores. Pero creo que la atracción no dependía solo de la edad y el físico o el porte, sino a veces de la actitud. Saludo.

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  7. Pues difícil parecía. Padres de concepción o de crianza, al final, nadie los diferencia.

    Esa foto es muy buena, muy costrumbrista. Un abrazo

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    1. Esa foto es sensacional, porque en sí misma tiene un contraste en la forma de vida y en la actitud de la mujer que llama la atención. Salud para el martes.

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  8. Para mi en esa foto está Sofía Loren en una de esas películas italianas neorrealistas.

    Saludos

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    1. Pues algo de eso puede parecer, no sé por qué pero ya que lo dices también me viene una imagen análoga, aunque ¿cuál de las dos es más dórica?

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  9. Es un dórico con estrías juguetonas.
    Salud

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    1. Seguramente, aunque en la vertical acanalada no lo percibamos en la foto y tampoco del todo en el texto.

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    2. jajajaja...que buena la entrada de Francesc...jajajaj
      Aunque la respuesta es de típico humor inglés.
      Todo muy en su lugar, sin estridencias, si. Muy dórico.
      Salut

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  10. Yo también he caído en la observación perpleja del orden dórico.

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    1. Creo que a muchos nos sigue tirando el primitivismo o lo arcaico.

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  11. Buena fotografía de lo que era una realidad hasta hace dos días. Las muchachas y muchachos quieren ir con los tiempos aunque el entorno no sea propicio.
    Lo de gustarnos las hermanas mayores y las pequeñas de nuestros amigos, las madres, las vecinas y hasta las primas, creo que son etapas de la vida, por las que todos pasamos, cada uno con sus gustos claro.
    Un saludo.

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    1. Pues igual que había modelos a seguir entre los algo más mayores que nosotros había modelos a contemplar y, sin tener conciencia clara de ello, a desear. Reivindiquemos los deseos nonatos y también los perdidos, o incluso los que no llegaron a cuajar.

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  12. A procura de modelos a seguir, imitar os gestos, vestir a roupa das irmãs mais velhas e fingir que damos cartas na sociedade...que somos crescidos...e depois, ultrapassamos essa fase, começamos a competir..
    Interessante o texto...
    Beijos e abraços
    Marta

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    1. Interesante observación la que haces entre imitar -modelos, pautas, conductas- y competir. La competencia es algo muy conflictivo. Rompe amistades de infancia y pone piedras en el camino de nuevos encuentros.

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  13. Así que simple e inocente...

    Y es que el niño del relato, es mucho mas listo de lo que parece o quiere aparentar.

    Muy buena foto, de evidente contraste.

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    1. Niña enseña -y somete- a niño: niño aprende -y concede- a niña.

      ¿La foto? La imperturbable belleza -con estrías pero sin estridencias- del orden dórico, Soco.

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  14. Qué horror de juego, Menuda trampa social. Pobres criaturas. He aquí otro cuentecillo alternativo.
    La niña Solita tan solo sabía jugar a correr como una liebre y refugiarse para descansar entre las raíces de los árboles centenarios del Paseo de La Castellana de principios de la década de los cincuenta, que posteriormente serían talados.
    (Eso sí la hembra de la imagen, vista como simple objeto , “está cañón”).
    Prosigo: Aquella niña lo notaba todo y por supuesto despreciaba la cultura nacional, quizás por ello prefiriera el rol de boba inocente enredada en otra cultura diferente.
    Crecer para acabar siendo una hembra resultaba demasiado cruel y aburrido en su país, y cuando su infancia caducó eligió la misma como el espacio más bello y tranquilo de aquella injusta sociedad para ejercer una profesión. Todo ello Sin percatarse que estaba cayendo en otro tópico social! A qué ahora se entenderian mejor sus juegos con rescoldos geométricos?
    Seria otra forma de echar a correr sin meta, pero ya a sabiendas.
    Si se pudiera elegir entre la sordidez y la belleza por qué no hacerlo siguiendo las inclinaciones instintivas.?

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    1. En efecto, ¿por qué no hacerlo si acaso lo hizo?
      La niña de tu cuento era muy sabia y especial si conseguía pasar de la cultura nacional -bueno, tal vez solo la despreciaba pero pasaba por el aro, como nos ha ocurrido a muchos hasta cierto punto y edad- y elegir un rol alternativo debió ser un recurso de superviviente. Y tal como lo cuentas uno tiene la sensación de que la vida es un juego de la Oca y ya sabes...Se corre por inercia, con meta o sin meta.

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  15. La madre le queda muy bien al vestido ese de la foto.
    Porque supongo que la de la foto es la madre...
    Si no voy a estar de acuerdo con Noxeus
    Saludoss fackel

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    1. Mecachis, se desvive uno por inventar una historia y vosotros pendientes de un vestido, de una madre, del movimiento de un cuerpo. Y yo, mientras, pretendiéndoos enseñar el orden dórico. Otro día va a ser el jónico, el corintio, el toscano y hasta el compuesto, hala. Salud y humor que no falten.

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  16. Una mujer muy bella la de la foto.

    El orden sódico me parece una manera de terminar el relato muy sorprendente.

    Es que las formas clásicas son siempre Bellas.

    El juego que explicas es aparentemente complicado, pero en el fondo no lo es tanto...

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    1. Hay formas clásicas más retorcidas, pero el arte preclásico griego -Cícladas, Creta, Micenas, etc.- aportó muchos enfoques de una belleza inenarrable. Como las culturas africanas.

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    1. Ya lo entendí, tranquila, un lapsus del teclado nos pasa a todos.

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  18. Fáckel:
    los juegos de los niños son más serios de lo que creemos o recordamos.
    Salu2.

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    1. Uno de los juegos más extendidos en la infancia era -ahora ya no sé, he perdido la referencia- emular, representar el rol de los padres, tomarlos como modelo. En alguna medida, por supuesto.

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