viernes, 28 de mayo de 2021

La mujer obscura

 


La llamaban la mujer oscura. No porque fuera de tez negra sino porque se empeñaba en vivir en las tinieblas. 

Los cabellos enmarañados desvirtuaban sus facciones. De día ocultaba su cuerpo con un vestido largo y bruno. De noche se entregaba desnuda a los astros y bailaba al son del canto acompasado de los mochuelos. 

Procuraba pasar desapercibida. No se la conocía oficio ni familia y nadie sabía con precisión dónde se refugiaba de las inclemencias. Los que casualmente se habían cruzado con ella por alguna senda decían que era taciturna y huidiza. Nadie se atrevía a permanecer frente a la mujer oscura, aunque alardeasen de intentarlo. Pero la imaginación de los más chismosos veía lo que nadie podía corroborar. Si hace un gesto repentino de cabeza sus cabellos dejan al descubierto unos ojos perturbadores, decían unos. Cuando sopla el viento muestra una boca que se ofrece, aseguraban los voluptuosos. Algunos presumían de haberla visto caminar con movimientos tan pausados como elegantes, aquellos que solo se dan en la armonía de la floresta cuando es agitada por el viento. De ahí que hubo quien inventó la leyenda de que se trataba de un espíritu fecundado por la naturaleza y destinada a hacer crecer a esta. 

Movidos por curiosidad o por instinto obsceno, algunos hombres se apostaban de noche a la orilla del río o en lo alto de algún escarpe o junto a las divisorias de los viñedos, sospechando que ella andaba por todas partes. Sin embargo no lograban controlar sus pasos. Tal vez alguno de nosotros pueda saber algo de lo que se trae esta mujer, confidenciaban los más indiscretos a sus amigos íntimos. Pero a la mujer oscura nadie la podía ver con certeza. Ni siquiera con luna llena. En los plenilunios había un pacto del astro con la mujer por el que ella permanecía oculta a todas las miradas, especialmente a las malévolas. La luna quería que solo ella pudiera observar cómo es el mundo de las tinieblas y cómo se abandonan los hombres a sus groseros comportamientos nocturnos. La luna le protegía de acechanzas y riesgos. Prefiero ser una mujer tenebrosa, se decía a sí misma, pues no veo franqueza y bondad en el regir cotidiano de las gentes, que siempre andan a la disputa y al desencuentro, con envidias y recelos, dándose a las difamaciones y dejándose la vida en competitividades sin fin. No es precisamente la claridad aquello que ilumina las almas humanas. 

La mujer sombría se adentraba algunas noches, resguardada por las sombras, en las calles pompeyanas. Escuchaba el clamor de las quejas y los llantos, se sorprendía con el estruendo de risas y goces, ponía atención a las tensas conversaciones familiares acerca de los negocios arriesgados y también al dolor de los trabajadores mal valorados. Distinguía entre los pudientes que no conseguían ser felices y los esclavos que vivían ilusionados por obtener alguna vez la libertad. Se admiraba del ejercicio pasional de los jóvenes y se aturdía con la tozudez de los ancianos que no querían desprenderse de sus obsesión por los amores pasajeros. 

A veces tomaba la decisión irreprimible de caminar hacia el misterioso monte alto. Aquel monte anterior a todo lo habitado, aparecido allí cuando ni siquiera los héroes de otras tierras se habían detenido para fundar las urbes. Avanzaba sin prisa ni agitación, como si estuviese segura de que le esperaba un interlocutor natural que no traicionaba ni desamparaba. Atraída por aquella altura majestuosa llegaba hasta sus laderas, ascendía como si se dirigiera a otro mundo. Era presa de la excitación y la curiosidad, que no la habían abandonado desde niña. Sé que hay vida dentro de la montaña, se decía. O bien habitan allí otros hombres o es el lugar donde se refugian dioses desconocidos. Pero me llegan voces y a medida que me acerco a la inhóspita morada mis pies arden como si alguna fuerza extraña quisiera contagiarme de su energía y convertirme en una mujer luminosa. Tras un tiempo en una confusa comunión con la tierra, la mujer oscura volvía sobre sus pasos para continuar alimentando las creencias mistéricas que corrían acerca de ella por la comarca. 

Una de aquellas noches en que brillaba la luna en toda su intensidad la mujer, oculta a los ojos de los hombres, tendió su desnudez bajo los morales crecidos en la falda del monte. Lo oscuro llama a lo oscuro, pensó en medio de aquellas gotas jugosas que humedecían su piel. La calima hacía fatigosa la respiración y el suelo extendía su garra dispuesto no solo a no soltar aquel cuerpo exuberante y dadivoso sino a disfrutar con él. Aquí, entre el cielo y la tierra de la noche haced de mí vuestra esposa, invocó como si se hallara ante un ara cuyo sacrificio secreto fuera reclamado por fuerzas ocultas. Entonces creyó escuchar una voz: ¿crees que estás destinada a ser la mujer oscura para toda la existencia? Ella, que no estaba allí para esperar propuestas razonadas, no respondió. Y la voz no volvió a hablar. Las palabras de la mujer oscura son las vibraciones que este suelo me hace sentir, argumentó para sí misma. Pero, ¿y si estas convulsiones que llegan a mi cuerpo son señal de que mi tiempo de ensombrecimiento se está agotando? ¿Y si lo que me propone la naturaleza es que sea la mujer opuesta a la que hasta ahora he sido?

Se abandonó a los desconocidos movimientos que se habían instalado en ella. Hincó las uñas entre la roca. Contempló las líneas curvas que la luna trazaba sobre su piel. Se admiró de las elevaciones y caídas de su cuerpo, que se adaptaban generosas a una tierra erosionada y áspera a la que transmitía fertilidad. Como si su vida perteneciera a los propios orígenes de aquel universo. Vio a lo lejos los templos de la ciudad enmarcados por la rojez esférica y sangrante del astro que parecía devorar la urbe entera. La belleza de la vida no se detiene, se le ocurrió. Pero donde hay vida también hay fin. Dejó de lado los pensamientos y se entregó a devolver a su vez las caricias telúricas recibidas 
 




(Fotografía de Jean-François Jonvelle)

42 comentarios:

  1. Conocí una mujer oscura, pero pasado el tiempo me di cuenta de que estaba más dentro de mí que en ella. Cuántas veces lo que vemos es lo qu soñamos ver.

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    1. Sí. A veces está dentro de uno, desfiguramos las realidades que no se acoplan a nuestras intenciones.

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  2. No hace tanto tiempo, tan solo unos cientos de miles de años, los seres humanos andábamos como la mujer oscura en contacto permanente con la naturaleza, dicen que nos hemos vuelto más inteligentes y ahora la destruimos.

    Saludos

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    1. Y por muy de "verdes" que nos disfracemos hemos entrado en otra etapa de nuestra propia naturaleza, extraña las más de las veces. No sé si es cosa de lo que llaman algunos el Antropoceno.

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  3. Nos haz presentado un personaje enigmatico, unido a la trajedia de aquella ya ahora mitica ciudad. Me parece un texto bastante bien escrito, entretenido y que nos hace reflexionar

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    1. Hay personajes enigmáticos en la vida real y cotidiana, pero no solemos prestarles atención. Preferimos los estereotipos. Y nos equivocamos.

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  4. No se porqué, pero me ha venido a la mente Juliette Gréco.

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    1. ¿Por la imagen? No se le parece. Belphegor en acción, acaso.

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    2. Que buena serie ¡¡¡ de los 60..El fantasma del Louvre ¡¡¡ Era preciosa.

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    3. Y nosotros muy receptivos a aquellas fantasías y misterios.

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  5. Fackel, en el fondo la mujer parece vencida por la soledad, huye de una humanidad que aprecia insustancial y mezquina, prefiere la entrega a una naturaleza atrayente y desconocida.
    Un saludo.

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    1. Pero toda huida ¿hace nuevo a un individuo o lo desvirtúa? Para el caso...No sé. Pero sí, por ahí va el pequeño argumento.

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  6. La naturaleza , la vida, lo más bello que puede haber sobre la faz del planeta... todo tiene también su lado oscuro, como esta mujer, una metáfora de la propia existencia.
    Un saludo.

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    1. Es que de hecho creo que vivimos más tiempo en zonas oscuras que en lo iluminado. Porque se nos ha vendido lo claro, lo obvio, lo aparentemente cierto y verdadero, y no solemos dar en ello. Nos pasamos las horas en oscuridades mentales. Lo demás es dejarse llevar, aunque ello sea lo que se le califica como normalidad.

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  7. Extraordinario relato sobre la mujer que siempre ha tenido y sigue teniendo un halo de enigmática más o menos pronunciado.

    Saludos

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    1. Probablemente la mujer haya encarnado el vínculo con la naturaleza transformadora, no solo es la fecunda, y no andaban los antiguos descaminados cuando la convirtieron en símbolo. Las diosas, tan anuladas luego por los monoteísmos.

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  8. Me quedo meditando sobre la gran verdad consabida: donde hay vida también siempre hay un fin. Qué difícil de aceptar!

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    1. Totalmente difícil. Vivimos además sin pensar en ello. ¿Tal vez es el precio de no tener conciencia clara de que somos naturaleza como la de todas las demás especies de cualquier reino? ¿O es la característica de nuestra naturaleza evolucionada hasta lo imprevisible que hace que prefiramos vivir como si no nos agotásemos? Etcétera y tantas preguntas que se podrían hacer pasándonos la bombilla del mate..

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  9. ...en esencia somos naturaleza y a ella volvemos, no?

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    1. Cada día diría yo que volvemos. Las perturbaciones que nuestro cuerpo manifiesta a lo largo de la vida, ¿no son sino anticipo el fin y manifestación de los cambios interiores, del propio cuerpo?

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  10. Quando não entendemos a essência das coisas, damos-lhe um nome - estranha, louca, distante, histérica... e no entanto, é aceitar o que vida dá e encontrar a melhor maneira de o viver... Porque a única certeza é que tudo tem um fim..
    Interessante.
    Beijos e abraços
    Marta

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    1. Es verdad, damos un nombre impreciso o inadecuado a lo que desconocemos o rompe el orden establecido por la mentira. Pero parte de la vida es derribar el engaño, lo sobrentendido y los dogmas, antes, mucho antes, de que haya fin. Y se va consiguiendo. Afortunaamente.

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  11. Todos son oscuros mi querido
    empezando por Usted
    que no tiene rostro en su perfil divino
    y escribe siempr de otros y no de usted.
    Un beso con luz desde la distancia
    de un Miami feliz

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    1. En mis tiempos de hippie un brujo me reveló que en otra vida yo había sido...ah, no, ¿por qué tendría yo que contar de mí si mi existencia carece de importancia? ¿Hace un Bourbon, miss?

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  12. Una historia fantastica, inquietante y muy bien relatada, que bien describis las escenas !!! Una mujer misteriosa que se fusiona con la tierra connla esencia. Un abrazo

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    1. Quien más o quien menos ¿qué mujer no es la misteriosa? ¿O qué hombre no convierte en misteriosa a la mujer que ama?

      Hay un poemario de Robert Desnos titulado "A la misteriosa", de 1926. Prueba a acceder a él. Gracias, Hanna.


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  13. Creo que hay mujeres oscuras, diría que tenebrosas, y mejor no acercarse, por si acaso. Ni en Pompeya

    Un abrazo, y feliz finde

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    1. Hay un tipo de tenebrosa -o tenebroso- con poco interés, no obstante hagan gala de sus sombras. En efecto, mejor de lejos. Ha estado muy bien tu salida, Maripau.

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  14. Inspiradora fotografía.

    El misterio, posiblemente creado o incentivado por ella, le agregó más atractivo, hizo que fuera buscada por lugares oscuros.
    Y eso atrajo a alguien o algo, que también tenía misterios, que sintió deseos por ella. Y supo como seducirla.

    Y pesar de los pensamientos sombríos, la mujer oscura se entregó al placer.

    Bien contado.

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    1. A la mujer oscura no se llega así como así. Cuanto más solicitada está menos se deja ver. Tal vez el Plenilunio es su gran amor.

      Saludo, Demiurgo.

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  15. La intriga, la oscuridad, el cambio, la huida... y todo lo que renace llega a su fin.
    Un relato que se mece en temas complejos. No llega al monte, ¿por qué?. A la cima. ¿qué puede descubrir allí? ¿No le conviene a ella y por eso desciende?

    Invitas a la reflexión. Es cierto que la mujer siempre entraña misterio, parece. ¿Es ella quién lo crea?.

    Salud, Fackel.

    Anna Babra

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    1. Supongo que el misterio es una creación natural, independientemente del género. También puede ser el límite de nuestra receptividad. O acaso todo un mundo ficticio donde proyectamos ideales, estéticas, deseos, dimensiones. El misterio se define por la necesidad de salir de nosotros e intentar ser el otro: lo opuesto, lo diverso, lo desconocido, lo telúrico. Habría tanto que hablar -y divagar- sobre el tema...

      Habrá que preguntar a algún volcán. Las teorías más avanzadas sobre los volcanes -un mundo cuyo conocimiento progresa pero aún es limitado- consideran que en ellos está la clave de la vida en el planeta Tierra. Y como existen los mundos concéntricos...

      Salud y templanza.

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  16. Fáckel:
    tras leer el relato, se me viene a la mente la idea de "polvo eres y en polvo te convertirás".
    Era una mujer demasiado pura y libre para vivir en el siempre enrevesado mundo de los vivos. Prefirió aliarse a la tierra.
    Salu2.

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    1. quia pulvis es, et in pulverem reverteris...qué buena la asociación de ideas, creo que siempre tenemos referencias anteriores, en este caso nada menos que aquello del Génesis. Hoy habría que decir algo así como molécula eres que se forma y se deshace, y eso sí utilizar la expresión con naturalidad reflexiva y no como advertencia para prevenir luego de la condena a las tinieblas exteriores. En fin, menudo montaje el de la tradición judaica plasmado en el mito del Génesis.

      Pero la mujer libre, que al menos en intento y en su fuero interno, probablemente ha existido siempre (otra cosa es que no la dejaran ejercer su libertad) del relato sabe bien dónde buscar una asociación con el suelo que pisa. Gracias y buena semana.

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  17. La mujer, en la tradición, siempre ha sido Ángel o demonio. Es en el último siglo cuando se la ha intentado humanizar e igualar al hombre. En realidad, la realidad biológica de una mujer la une a la naturaleza. Los ciclos lunares tienen el mismo ritmo que los ciclos menstruales y esto no es casualidad.

    La protagonista de tu relato sabe o intuye que en la sociedad todo es falsedad. Encuentra en la naturaleza la certeza de la incerteza. El misterio que acaricia sin estafas.

    Me ha encantado tu relato. Me lo guardo...

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    1. Qué interesante aportación la tuya sobre los ciclos. La mujer lunar, la luna menstrual...Quién sabe.

      Respecto al resto de tu comentario, ¿cómo negarlo?

      Me empujas a saber, pero cada vez sé menos.

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  18. Como dice la Biblia*:
    El que esté libre de sombra, que encienda una luz.
    (y ya tendrá sombra)

    *coña de un balear desbocado.

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    1. Hola, hondero balear. En la Biblia en verso viene esa cita, ciertamente.

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  19. Me has hecho recordar, al principio de los setenta, en una mujer que ocultaba su rostro tras una larga melena, iba siempre bien ceñida, entraba en un bar de copas y alto bullicio juvenil bohemio, en donde a los más osados les permitían tocar el piano. Ella se quedaba en la barra, encaramada en un taburete, rehusando todo tipo de acercamiento masculino, se tomaba su combinado y se iba, así noche tras noche, dejando muchos suspiros en el aire y babas en el suelo.

    Saludos.

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    1. Me has dejado intrigado. Cuenta, cuenta más, o habrá que inventarse una mujer de esa clase.

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  20. Uno es el reflejo de lo que no le gusta
    Quizas algun dia dejes la oscuridad para ser hombre libre y sin miedo a que te juzguen

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    1. Así será si así os parece, decía mi amigo Pirandello. ¿Qué es la oscuridad, qué es ser hombre libre, qué es el miedo, qué es sentirse juzgado, etcétera? (Sin ánimo de respuestas, son preguntas al aire de la vida)

      Lo importante es atravesar el espejo que nos deforma.

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