viernes, 7 de agosto de 2020

Haciendo novillos en el puente de Nihon-basi, contado por un niño

 

Cuando hacemos novillos mis amigos y yo solemos acercarnos a la zona de los almacenes que dan al río. Sabemos que nos espera un castigo al día siguiente pero Hiroshi dice siempre que se aprende más en un día observando el trasiego de mercancías y trabajos que repasando la geometría. Hiroshi, que es el compañero más decidido de la clase siempre lo proclama. Para gramática, aritmética o historia, lo mejor es darse una vuelta por los alrededores del puente Nihon-basi. Allí oímos hablar con acentos diferentes y en dialectos incomprensibles. Presenciamos los cálculos precipitados, pero seguros, de los proveedores de mercadería. Pegamos la oreja a algún grupo de mayores y nos enteramos de historias que nadie nos habría contado ni en la escuela ni en casa. ¿Qué más se puede pedir? Aunque no es la zona donde vivimos el puente está en la confluencia de la ruta Tokaido y es asombrosa la cantidad de gente que puede pasar por allí a cualquier hora. La mayor parte está trabajando o son viajeros en tránsito, pero muchos ociosos acuden a matar las horas. En la escuela nos llaman la pandilla del puente. Hiroshi, que es el más receptivo a lo que ve y oye, anda fantaseando como siempre y nos propone a los otros tres escondernos en algún carromato para llegar hasta Kyoto. Yo he dicho que eso es meternos en una aventura peligrosa. Que ya llegará el día en que salgamos de esta ciudad y que me conformo con que viajemos a través de las experiencias que la gente que pasa por aquí narra entre sí. Hoy hemos estado atentos a la conversación que se traían un ocioso de nacimiento, que es tanto como decir un tipo que no ha trabajado en su vida, y un monje. Otra clase de ocioso contemplativo. Pero qué digo, al paso que va mi pandilla haciendo novillos podemos acabar como ellos. Aunque supongo que antes nos molerán a palos nuestros padres.



Chitón cuenta la historia de los ociosos.

https://ehchiton.blogspot.com/2020/08/ajetreo-vista-de-ociosos.html


(Grabado de Hokusai) 

36 comentarios:

  1. Estos acaban en Kyoto un dia de estos, en el fondo, la historia es lo de antes, de cuando la calle era de los niños, como nosotros de pequeños...

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    1. Buena reflexión- Somos de un tiempo en que las calles eran de los niños. Estando de vacaciones en Ávila un amigo mío que era muy fantasioso se largó con otro niño a descubrir mundo en las cercanías. No sé si por emular a Teresa de Cepeda niña y a su hermanito. No debieron ir aquellos muy lejos. El padre de mi amigo era inspector de policía y movilizó a sus fuerzas. No fue sino una trastada sin repercusiones, salvo la bronca posterior.

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    1. Escaparse de clase. No asistir a la clase. En mi infancia era algo gravísimo, pero siempre había algún chico que de vez en cuando no se presentaba. En casa decía que había estado en la escuela y al maestro que había estado enfermo. Por ejemplo.

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    2. ahh...por aquí hacerse la chupina, la rata o más antiguo, la rabona
      =)

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    3. Vaya, otra cosa que aprendo, me gusta. He consultado a la RAE

      hacer rabona

      1. loc. verb. coloq. Dejar de asistir al lugar de obligación y especialmente a clase.

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  3. Hiroshi podría ser como Fujasi cuando crezca...

    Me gusta mucho tu forma de contar la misma historia (aunque no es la misma en cuanto los personajes son distintos) desde diferentes perspectivas. Un placer leerte.

    Besos

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    1. Sé que soy un pesado, que incido mucho en el tema japonés. Pero acaso es mi manera de hacer novillos de la vida cotidiana del mundo, quién sabe.

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    2. No tengo para nada el juicio de que seas un pesado. Al contrario.

      ;)

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    3. Aunque no comento mucho, no me pierdo ni uno. Sigue sigue, no pares. Me gusta por varias razones y alguna creo que ya la sabes.

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    4. No te preocupes, yo también te leo y a más, pero no siempre tiene uno criterio para comentar. No escribo nunca con premeditación -con alevosía no sé- y todo surge sobre la marcha. No hay como dejarse llevar por el reflejo, el combate contra la indolencia -y esta en ocasiones es necesaria- y la ocurrencia de cada instante cotidiano.

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  4. La de planes que hacemos de pequeños, de buscar nueva vidas, y la de pocos que logran seguir esos planes juveniles.

    Un abrazo

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    1. Pues la mayoría, al menos por lo que yo sé de otros y de mí mismo. A veces ni planes hay. Suceden muchas cosas año a año, y más que sucederán. Antes, debido a circunstancias sociales y políticas de aquella etapa, parecía haber cierta estabilidad. Ficticia. La emigración española a Europa rompió el esquema. Quién iba a haber dicho a muchos que tenían que salir del país a la fuerza.

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  5. Vaya, una vez hice novillos grupales y me aburrí más que en clase. Sin embargo los novillos a la solitaria y subrepticios por el gran parque del Oeste significaban un gran consuelo . Será que el mundanal ruido impuesto me atormentaba de niña tanto como ahora! Preferiría observar la naturaleza, ya llegaría el momento de batirme el cobre en la gran batalla de la adultez. Esos novillos me daban la vida.

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    1. Creo que el valor de los novillos residía en hacerlos, sin más. En transgredir las normas. Luego nos iría mejor o peor, pero hacerlos ya era una señal en que nos ratificábamos. Necesitábamos sabernos díscolos.

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  6. No he sido de hacer novillos, pero en C.O.U. tuve una crisis académica...los hice pero no me otorgaron mucho alivio porque claro, estaba el tema de la conciencia!
    Buena entrada!

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    1. Te entiendo. Era peligroso, se cogía el gusto de hacerlos y a la larga no es que fura ya mala conciencia, sino conciencia de fracaso. Y lo que ibas a recoger...En fin, viejos tiempos. Gracias.

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  7. Hiroshi representa los sueños y la imaginación de la niñez, genial texto. Saludos desde El Blog de Boris Estebitan.

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    1. Capitanea el lado fantasioso de la pandilla, sin duda. Gracias por leer, Boris.

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  8. Uma forma de descobrir o Mundo...longe da sala de aula e os planos infinitos que fazemos para a vida que vamos viver... Só que não contamos com as desilusões...
    Interessante...
    Beijos e abraços
    Marta

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    1. Cierto, era una forma de descubrir el mundo, una parte de él. Facetas de la vida ciudadana que no conocíamos, personajes, situaciones. Pero se pagaba un alto precio. A más de un alumno han expulsado del colegio por abusar de los novillos...De todos modos, las desilusiones vinieron más tarde. Bueno, algunas ya empezábamos a percibirlas en nuestra juventud. Obrigado, Marta.

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    2. ¿Buenos dias, qué tal? Soy brasileño y estoy buscando nuevos seguidores para mi blog. Los nuevos amigos también son bienvenidos.

      https://viagenspelobrasilerio.blogspot.com/?m=1

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    3. Muchas gracias, Luiz, por pasar. Saludos.

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  9. Hacer novillos ha sido y sigue siendo imagino, una vía de escape de algo que no nos interesa lo más mínimo ¿habrá alguien que no haya hecho novillos en su vida?

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    1. ¿Y por qué no nos interesaba? Lo de la escuela era más de dejarse arrastrar por un líder si eras de su influencia. En estudios posteriores mi experiencia sobre los límites de interés sobre las materias impartidas y la capacidad dudosa de los profesores en cuanto a didáctica obligaban a pirarse las clases con cierta frecuencia. La sangre juvenil exigía mucho, supongo que aún será así.

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    2. Las cosas interesan cuando es el momento adecuado, creo yo, y también influye la manera en que te llega la información.
      Sin duda la sangre juvenil exigía mucho, y aceptábamos de mala gana tanta exigencia que parecía inútil. Pienso que si no caes en el exceso todo aporta, un poco de resistencia y un poco de aceptación aliñados al gusto.
      Un abrazo y ¡buen día!.

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    3. Y si caes en el exceso pues te espera un mal camino. Aunque hay gente que ha salido triunfante. Pero conozco muchos que perecieron a corto plazo por lo excesos. Opciones personales.

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  10. Es universal el sentimiento de trasgredir las normas. Esa sensación de riesgo de ir contra la escuela, contra los padres. Y la libertad peligrosa. Una buena preparación para la edad adulta, sin duda.

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    1. La libertad es siempre dubitativa. Ese es el peligro. No es igual obrar a lo loco, y creer que eso es la libertad, que comprender la libertad y las reglas del juego que exige para uno y para el entendimiento de la colectividad. Naturalmente esto es más arduo, exigente, pero se parece más a la libertad soñada. La edad adulta nos aclara algunas cosas, pero hasta cierto punto. Porque siendo adultos comprobamos que dentro de nosotros anidan otros enviciamientos, otros riesgos, otras ansiedades, se ve que ni la edad, que en cierto modo lo palía todo, elimina los peligros de la difícil libertad. Permanece el miedo a la misma. Si se está viendo en España ahora mismo...

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    2. Y tanto que lo vemos. De hecho, algunos se niegan a entrar en la edad adulta y cuando esto se generaliza, la sociedad entera tiene un grave problema.

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    3. Pues en esas estamos y el peligro tiene rostro (s) y nombre (s) además de conducta.

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  11. Un encanto de entrada
    tiene la magia que uno tenía
    a esa edad tan especila abrazos

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    1. La edad de la inocencia, la llaman algunos, pero creo que lo fuera del todo. Gracias.

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  12. Creo que Iroshi tiene razón... la escuela programa, acota... la vida enseña... es amplia...

    Me has hecho reír con el ocioso de nacimiento y el monje... pero creo que en la acción contemplativa (¿oxímoron?) hay más actividad intelectual (de descubrimiento y aprendizaje) que en las rutinas que el minutero de los relojes nos impone cada día...



    Bueno,

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    1. Siempre que la acción contemplativa no sea estar en Babia, por supuesto. Pero eso es entrar en orientaciones zen, y es otro tema.

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