sábado, 22 de agosto de 2020

Cuentos indómitos. Revelaciones del juez















Las fantasías pueden trastornar a un hombre. Jacinta, que no se había sobresaltado cuando el juez entró en su casa, se sorprendió al escuchar aquella frase. A mí me sucedió una vez y estos días he vuelto a percibir aquellas sensaciones, añadió Ordóñez. ¿Me trae noticias sobre mi marido?, inquirió ella templadamente. No me ha sido posible aún saber nada nuevo, ni de Pallarés ni del agrimensor ni de la supuesta aparición de aquella joven a la orilla del río. Jacinta ya se había dado cuenta enseguida que el juez no venía a informar de nada. Le noto inquieto, le dijo. Como si fuera usted otro hombre. El juez cogió el guante. Siempre he sido otro hombre, precisaría incluso que también otro hombre, pero solo he podido mostrar uno de ellos. Me ha perseguido la sensación de que uno controlaba al otro, lo desplazaba, lo ocultaba incluso. Solo muy ocasionalmente el otro hombre que hay dentro de mí ha roto el cerco del aparente y entonces han sucedido cosas. Jacinta agradeció la confianza. ¿Como cuales?, se atrevió. Ordóñez no se sintió incómodo, más bien se reconoció afortunado al ser escuchado con interés. Cuando aquel enamoramiento ciego de hace años en París, reveló para estupor de Jacinta, que me mostró mis indecisiones. O recientemente, en que la lectura de un libro  adquirido en Asunción ha revelado mis límites.

Ambos se sentaron. Jacinta, dispuesta a seguir oyendo las cuitas y acaso revelaciones del hombre juez. Le ofreció un mate bien frío. Se agradece tomar un tereré con este bochorno que tenemos, se justificó. Luego continuó alimentando la conversación. Mire, juez, a todos nos han pasado cosas así, aunque supongo que quienes han visto mundo disfrutarían de experiencias diversas que les habrá permitido conocerse un poco mejor a sí mismos. A Ordóñez le gustó el razonamiento sincero de la mujer. Pero todo disfrute implica también un cierto grado de padecimiento, acotó. Lo que parece que atrae y te eleva puede venirse abajo y entonces sufres. Es lo que tienen los enamoramientos, ¿verdad?, le interrumpió Jacinta. No sé si siempre, aseveró él, pero ese componente doble, de lleno primero y de vaciamiento después, es inevitable. Solo que no se quiere aceptar cuando el lado más gratificante parece ascender y ascender como si nunca fuera a tener límite. Pero también suceden otras cosas, relacionadas o no con las experiencias exultantes. ¿Sí? ¿Como cuales?,  volvió la mujer a apremiar al juez. Cosas graves unas veces, que aparecen y desaparecen, precisó él. Tal lo acontecido con las personas que andamos investigando dónde han ido a parar, y créame que no temo por su propio marido, hombre cabal como pocos, y que son situaciones que o se disuelven o se resuelven. Pero también hay fenómenos insignificantes que se nos muestran de pronto como meros habitantes del pasado y se rescatan con un golpe de memoria o por asociación de ideas o simplemente a través del hallazgo de unos papeles u objetos que encuentras sepultados en algún cajón olvidado y que hablan locuaces.

Jacinta no se atrevió a contarle a Ordóñez que su marido había sido abducido por unos escritos que se había reservado, hurtados al sumario, y que ella misma releía con frecuencia. Sacar a relucir papeles es siempre arriesgado, dijo conteniendo su propio secreto. Dígamelo a mí, replicó el hombre. A lo largo de mi vida profesional he tenido acceso a documentos privados, escritos, comunicaciones, todo ello convertido en algo horroroso que llamamos pruebas. Pero más allá de la vertiente de la investigación, digamos, los escritos contenían relatos de vivencias, confidencias, diarios íntimos, vida, al fin y al cabo, a la que yo apenas prestaba otra atención más allá de ver qué relación tenían con el proceso de una causa. 

Ordóñez se encontraba desatado. Imagine que yo mismo en el pasado hubiese cometido un crimen u otra clase de delito, y que la autoridad hubiera dado con mis apuntes personales. ¿Atendería esta a la comprensión objetiva del individuo o buscaría solo cómo probar mi depravada acción a través de confesiones que no eran sino introspecciones sinceras para desahogarme? Escribir es siempre muy peligroso. Nunca se sabe dónde y a quién van a parar tus palabras. Porque a las que se emiten oralmente, salvo que haya testigos que las transmitan, se las lleva el viento. Lo escrito y más si se guarda es una acumulación de pruebas contra uno mismo. Yo, una vez, de joven, escribí, ¿sabe usted?. Leí y escribí mucho. Luego fue el abandono, la dejadez, el repudio a seguir ejercitando otra cosa que no fuera sino mi profesión, a veces odiosa.

Jacinta se sintió diferente al escuchar aquellas confidencias. Como si otro mundo desconocido se aproximase veloz a ella. Fue atrevida. Diga que soy curiosa si quiere, pero no me resistiría a leer lo que hubiera salido de su imaginación. Ordóñez percibió aquella petición indirecta como un halago. Tal vez, pensó, he estado necesitado de testigos gran parte de mi vida. De testigos personales, que me señalaran en mis obras o en mis deficiencias, que me criticaran y me propusieran, y que yo no he aceptado. Entonces, miró a los ojos a Jacinta, respiró hondo y con decisión la dijo: puede que le deje leer o lea para usted viejas anotaciones de un tiempo fugado.





(Fotografía de Jorge Molder)
   
   

32 comentarios:

  1. Qué estupendas reflexiones sobre los contrastes de los enamoramientos, la intromisión de las investigaciones y el riesgo de escribir!
    "todo disfrute implica también un cierto grado de padecimiento, acotó. Lo que parece que atrae y te eleva puede venirse abajo y entonces sufres."
    "hay fenómenos insignificantes que se nos muestran de pronto como meros habitantes del pasado y se rescatan con un golpe de memoria"
    "Escribir es siempre muy peligroso. Nunca se sabe dónde y a quién van a parar tus palabras. Porque a las que se emiten oralmente, salvo que haya testigos que las transmitan, se las lleva el viento. Lo escrito y más si se guarda es una acumulación de pruebas contra uno mismo."

    Un placer leerte


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    1. Creo que el juez ha pensado algo más que en términos de materia judicial.

      Gracias, Neo.

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  2. El disfrute tiene algo de padecimiento, creo que podría ser una clave de estas historias encadenadas. Podría relacionarse con Debes aprender a librarte de lo que temes perder, como plantea un personaje de la saga dde Star Wars.
    Y le juez está inquieto por lo que está pasando con los personajes que están investigando ese suceso. A diferencia del agrimensor, tienen el padecimiento sin el disfrute.

    La pálida vencedora no ha vuelto a asomarse por los relatos. Tal vez sea que está muy ocupada.

    Saludos.

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    1. Dices: "Debes aprender a librarte de lo que temes perder". Conclusión, entonces no existirían las experiencias, ¿no? Ni se progresaría en el conocimiento. Ni siquiera se nos permite elegir librarnos del dolor, por ejemplo, que es uno de los rostros de la condición dual humana, y que no hay manera de que lo perdamos.

      Tuvo su disfrute en el pasado, pero claro, eso no basta para los años que sigue viviendo. Quién sabe.

      (Me ha susurrado la pálida que estaba cansada de aparecer en los cuentos y que prefería ver la acción desde la barrera, pero que se reservaba para alguna ocasión)

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    2. Cito a Yoda, cuyo consejo deriva en un desastre emocional para el protagonista, quien se convierte en el villano más famoso. Para nada comparto esa idea.
      Saludos.

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    3. Ah, está bien la precisión, Demiurgo. Salud para el día (y siempre el día a día)

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  3. Curiosa la deformación (o costumbre) social de definir a las personas por su profesión! La inconsistencia social me obliga a considerar solo personas encarceladas en sus circunstancias.

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    1. Bueno, hay mucho de tópico en esa supuesta definición según profesiones, pero en esta caso había que delimitar claramente que el juez se encuentra muy condicionado. Si se hubiera quedado en París en el pasado, ¿seguiría de bohemio? (otra de esas caracterizaciones deformadoras, supongo)

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    2. Por el mero hecho de existir los condicionamientos o límites se imponen o quizás existamos gracias a ellos. La clave seguramente consista en interpretarlos desde el ángulo más amable....quien tenga la fortuna de saber hacerlo y consiga soportar la incomprensión ajena. Ojalá ello resultara contagioso.

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    3. Claro, claro, el ámbito en todos los sentidos en que nos nacen y nos desarrollamos, haya cambiado o no, condiciona y forja nuestra personalidad, nos da opciones amplias o reducidas (mira otras regiones del mundo o incluso dentro de la propia ciudad) Interpretar siempre es difícil y además no estoy seguro que tengamos voluntad clara de hacerlo. Buscamos muchas veces justificarnos y justificar aquello que nos da seguridad aunque sea a veces riesgo o barbarie (esto se ve mucho a la hora de elegir políticamente)

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  4. Lo que parece que atrae y te eleva puede venirse abajo y entonces sufres. Me suena a amor posesivo, condenado al temor de perder lo que cree que es su tesoro. Pienso que hay una forma de amar más libre, más respetuosa, que deja espacio a lo que pueda venir sin agobios por los estragos que hará el paso del tiempo.

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    1. No necesariamente expresa amor posesivo. Solo es una descripción genérica de los ciclos que se manifiestan en eso llamado amor. Simplemente que a quien más o menos le sucede, ¿o alguien permanece eternamente estable y sin cambios en ese capítulo como en muchos otros incluyendo la salud? Por supuesto que hay formas de amar más libres en cuanto a montarse las relaciones, pero el enamoramiento siempre lleva en sí una cierta dosis de el mundo es mío y es güeno, por eso se considera un ejercicio pasional y en ocasiones acaba siendo enfermizo.

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  5. Me disfruto leyéndote
    Generalmente prefiero el silencio
    Sin ruidos me meto mejor entre tus letras
    que se resbalan mientas las leo

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    1. Pues es muy inteligente discurrir con silencios, ya lo creo, y me alegro que te sea beneficioso hacerlo así. Salud dominical.

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  6. Son buenas las reflexionen que surgen con la lectura. En forma de actores, nos llevas a pensar, lo que es estupendo.

    Un abrazo

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    1. Una lectura siempre sugiere, unas veces proporciona meras fantasías, otras más reflexión, pero siempre otras voces que indican múltiples direcciones. Luego, cada cual sabe. Cuando leo me suele pasar que en ocasiones es como si conociera a los personajes de la novela y, si no, hago por entrar en sus vidas. Claro que esto depende del autor, si sabe atraerme hacia su terreno. Bien estar, Albada.

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    2. La pericia de un escritor en llevar al lector a ese terreno que quiere. Imagino que es todo un arte, si bien ha habido contadores de cuentos, y rapsodas, que de manera natural, te sumergían en su ficción. Un abrazo

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    3. Sí, creo que es lo que más apreciamos. Bien día y mejor semana.

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  7. Una escena arquetípica la que aquí nuestras. Cuando una persona tiene interés por leer los escritos de otra surge algo especial. Un vínculo indefinible que une y aporta cierta complicidad. Si es del sexo opuesto ni te cuento...

    Amores y desamores se mezclan en tu relato. El misterio está servido.

    Me ha encantado
    Un abrazo

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    1. Bueno, unas lecturas -incluso las indiscretas y no te digo las clandestinas- suelen conducir a camino desconocidos, inexplorados y sumamente sorprendentes. Me ha pasado desde mi tierna juventud.

      Hoy no me cogen de nuevo muchas actitudes de los fantasmas y los aprendices de brujo de la necedad, pero me cabrea que insistan como antes en repetir los mismos errores o sembrar la discordia. Pero me reafirmo en mi aprendizaje.

      Gracias por seguir el tema.

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  8. A leitura proporciona viagens ao que há de mais profundo em nós...
    Abre a porta a novos caminhos, a novas pessoas.
    Acho que o Juiz nunca pensou em falar tão abertamente com a Jacinta...
    Interessante...
    Beijos e abraços
    Marta

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    1. Eso hace pensar si influye más la vida ordinaria y planificada o los pensamientos que derivan de lecturas, ficciones y fantasías. Lo ideal es que ambas visiones converjan y pacten un sentido de la vida.

      Obrigado, Marta.

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  9. Cruzar el límite en el que la fantasía deja ser ficción para convertirse en real solo es posible con la literatura. O con la aventura. Lectura y expedición hacia otros mundos se parecen, incluso hasta para un juez.

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    1. Ciertamente. La literatura, desde muy antiguo, desde los textos de diversas culturas y que se basan en imágenes míticas trasladan mundo que han existido pero a los que ponen nombres y hazañas, tal todo lo bíblico, no me cabe mucha duda. Lo que leemos conmueve de alguna manera nuestra vida íntima. Si hace más, cada uno sabrá.

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  10. Leer, siempre abre horizontes... Conocer personajes que revelan de tí, a veces, actitudes, inquietudes, deseos...que no conocías o esquivabas,o escondías. En este caso, además, permite asomarte algo mas, a ese mundo del misterio, donde todo es posible.

    Buen día, Fackel, grato y creativo.

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    1. Creo además que no es solo cuestión de conocimiento, sino también de método. Estos días me estoy encontrado con individuos para los cuales la lectura no debe existir y que son intransigentes en sus juicios, reducidos en sus miras, impersonales pues solo saben repetir como loritos lo que los demagogos que ellos siguen dicen y se contradicen, e irrespetuosos e insultones. Normalmente hago oído sordo. Pero alguna vez, porque no tienes mal día, uno salta y entonces ves tu impotencia y las miserias de esa gente. Es tal cual. Y todo a cuenta de la polémica compleja de la pandemia y del oportunismo del cainismo, disfrazado de discrepancia, con que algunos perturban la convivencia.

      Mira si da tu comentario para que suelte mi lengua.

      Sí, buen día, paciente y compensador en la medida de lo posible. te lo deseo aussi.

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  11. FáckeL:
    las eternas preguntas que se les suele hacer a los escritores: ¿para quién escribe usted, para sí mismo o para el público?
    Yo creo que se escribe para el público pero pensando que al público le ha de gustar lo mismo que al escritor. El escritor disfruta escribiendo y cree que el público también disfrutará.
    Otra cosas son las cartas o los diarios íntimos.
    El que escribe un diario íntimo, estoy convencido, lo hace con la intención de que alguien, algún día, lo leerá. Y si escribe algún secreto "de los importantes", lo hará al fin de sus días o hará lo posible porque salga a la luz después de su muerte.
    Las cartas, ése es otro cantar.
    Salu2.

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    1. Mira lo de esa pregunta que los periodistas utilizan de recurso me parece ya desfasada. Y aún la siguen haciendo. Tópico. Evidentemente que si un escritor (y el editor detrás) quiere vender una novela trata de escribir para que el receptor le lea , él sabrá. Hay escritores que ignoran el público, escriben lo justo, en función de sus ocurrencias y planes, y me parece magnífico. Además hay un público diverso respecto a la capacidad para recibir un tipo de textos u otros. Vamos que entre escritores y entre lectores hay de todo, no solo en nivel cultural y de comprensión lectora, sino de gustos, enfoques, etc. El escritor libre, ah esto es otra cosa, no debería estar sujeto a ningún público, pero él sabrá.

      Hay diarios íntimos que nunca se publicaron, y a veces han salido a la luz por los herederos del escritor. Pero entrar en géneros literarios nos resultaría ahora mismo largo y de debate interesante, por mi parte muy limitado.

      Agradezco siempre tus comentarios, D. Un abrazo.

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    2. Y yo agradezco tus respuestas.
      Un saludo.

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    3. Da gusto sentirse uno compensado. Buen día y mejor y satisfactorio hacer.

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  12. El caso del agrimensor ha hecho que el juez se tope con pistas que le están llevando a descubrirse a sí mismo y sus verdaderas emociones...

    El juez está en estado reflexivo, ha pasado de la valoración técnica como juez a la valoración emocional como persona... creo que está dando un salto cualitativo de la ley a la filosofía... de lo laboral a lo personal... de la horma de la norma a heterogeneidad del pensamiento y del sentimiento... está rescatando su corazón del ámbito estrictamente formal para dejarlo expresarse a pecho descubierto... el juez a la vez que se está reencontrando con su pasado se está reencontrando consigo mismo en sus emociones...

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    1. Se ve que los jueces también tienen su corazoncito...

      (Eres sorprendente interpretando)

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