domingo, 13 de octubre de 2019

Tarde de domingo de otoño con el reloj del abuelo





Hoy el reloj de mi abuelo ha echado a andar. Lleva ya hora y media larga marcando la hora. Lo observo con avidez infantil.

Mi abuelo murió cuando yo tenía ocho años. Estoy seguro que su muerte fue una injusticia de la vida o, más que de la vida de la historia, es decir que su afección en aquel lejano noviembre hoy la habría superado sin duda. Pero todo transcurrió tan rápido y en unos años en que la asistencia médica era muy limitada, que a mí me descolocó. Cuando me muera, me había dicho más de una vez, este reloj será para ti. Él lo llevaba prendido de un ojal y acomodado en un bolsillo del chaleco. Ropa de otros tiempos. Yo no uso chaleco, pero ganas me dan de ponerme uno, como en su época, siquiera para dar satisfacción a ese recuerdo.

Esta tarde el reloj me tiene encandilado. He abandonado quehaceres simplemente para observar el movimiento de las manecillas, recorriendo con apariencia lenta, pero con realidad exacta, los arábigos sobre fondo verdoso. El minutero y el segundero tienen formas exquisitas, orfebrería que casi los hace invisibles. Su sonido, bajo, casi apagado, contiene el peligro de que me haga recordar. Verme de nuevo con ocho años y las manos grandes y elegantes de mi abuelo poniéndome el reloj al oído. Entonces teníamos oído hasta para los relojes; hoy apenas queremos oír.

Algún día, es decir, en cualquier momento, cuando uno menos se lo piensa, no me creo eterno, también tendré que ceder el reloj a alguien de este mundo porque allá en el vacío, en el no ser, no hay tiempo que valga y no admiten, por razones obvias, objetos que lo midan. Pero acaso pida que hagan una excepción. Ser sepultado con el reloj entre mi piel y la sábana en que me envuelvan. Pero eso sí, con su tic tac en pleno funcionamiento. Hasta que se pare, que no es lo mismo que decir que se muera. Capricho del muerto.



34 comentarios:

  1. Conservo el reloj de mi padre, no quería que lo incineraran con él, y claro que sigue funcionando, era de cuerda, no con pilas, algo que la gente joven tal vez ignora.

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    1. Es bonito que un objeto así pase de padres a hijos. Otro día traigo a colación otro recuerdo. Nuestros mayores no tenían muchas cosas pero sabían conservarlas y aunque algunas se perdieron otras aún están ahí.

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  2. Ahora, en estos "tiempos modernos" el/la descendiente en cuestión preferiría que le pasaras un móvil con una buena cámara antes que la antigualla del reloj del abuelo. Lo de antigualla es como ellos/as lo verían, en cambio, otros vemos un bonito objeto con muchas "horas" a su espaldas, además de un valor sentimental...
    Saludos

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    1. Por supuesto que prima el valor sentimental y mira ya que lo dices y me haces pensar sobre el desinterés de estos objetos para los descendientes...pues igual me lo llevo al inframundo conmigo. Allí hay mucho retro.

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  3. De nuevo coincidimos. Mi abuelo siempre llevaba reloj de bolsillo que alojaba en su chaleco, del mismo tono gris que el resto del traje. Todo un personaje en su día. Solo una diferencia, ese reloj no cayó en mis manos, porque había muchos hijos y nietos, además de un servidor. Qué recuerdos me ha traído tu lectura. Y una nueva reflexión machadiana sobre el tiempo y la memoria.
    Un saludo, Fackel.

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    1. Pues es obvio que habiendo varios descendientes sería difícil que te tocara, también mi abuelo los tenía pero se debió de imponer mi padre que era un personaje con mucha autoridad en su entorno fraterno. Mira, estos objetos son para que nos hagan pensar en plan machadiano, si no ¿para qué? Gracias.

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    1. Ahora que has dicho esto, no guardo en cambio un despertador grande de aquellos que la alarma era un vibrante toque de campana casi. Lástima, con el uso que tuve que darle por aquello de levantarme de madrugada a estudiar y a salir pitando...Los sonidos del reloj, me recuerda el título de un libro de Canetti, precioso como todos los suyos, sobre apuntes y aforismos, titulado "El corazón secreto del reloj". ¿A que es un título precioso y espectacular?

      (Espero no te hayas indigestado del Kraus de verdad)

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    2. Pues me he leído la historia de Karl Kraus en esta tarde de domingo, mejor dicho, he leido una parte de su Historia, de lo que cuentan de él y su antorcha. La verdad la sabrá él, o no, porque hasta los relojes se mienten a si mismos en no pocas ocasiones, también es cierto que dicen la verdad por lo menos dos veces al ida (decía no se quien).
      Siempre me gustaron los relojes con sonido suenan a vida.
      P.D. He vuelto a escribir el comentario porque lo hice por teléfono y había quedado mal

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  5. Bonito reloj y preciso recuerdo, disfrútalo y disfruta cada instante ya que a veces creemos que los instantes nos van a durar para siempre pero los relojes nos van recordando día a día que no es así.

    Bonita foto.

    Abrazote utópico, Irma.-

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    1. Los relojes tratan de obsesionarnos con el tiempo, mejor un reloj parado. Pero sí, es un reloj bonito y querido. Gracias por leer.

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  6. Al igual que ese reloj con su tic-tac, ignorados, desconocidos, guardados, ... así también se ignoran, desconocen, guardan ... las personas que son signficativas y con quienes aunque ya no tengan su tic-tac, siguen pasando una tarde de domingo de otoño.

    Saludos.

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    1. Si su tictac habita en nuestro cerebro bienvenidas las personas recordadas, sin duda. De hecho, aunque la gente no lo diga, a todo el mundo le ronda en forma de recuerdos los vivos y los muertos, es inevitable y afortunado. Nos traemos un trajín con todos ellos. Salud.

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    2. Bellas consideraciones a colación del tiempo familiar de nuestra generación.
      Por cierto los chalecos aíslan mucho del biruji protegen el pecho de enfriamientos y calientan los riñones! Experiencia docet.
      A propósito del tic tac, desde que nos plantamos frente a Los Picos mi Zoleta anda sintiendo premura por abandonar la materia física. Así de repente y de golpe.
      Ando de profundo y adelantado luto emocional, concentrada en su bienestar y preparándome para este último tramo. Se llevará consigo mi postrero resumen. No sea de extrañar que me ausente de blogger .... ya volveré.....espero, en cuanto pase el mal rato.
      Insisto en lo del chaleco, los de ahora están fabricados con un material muy aislante y ligero! A cuidarse mucho tocan.

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    3. No fastidies que anda así, pues ayúdala en su tránsito, también necesita el mimo final como cualquier humano. Llévalo con calma, ¿cuántos años estaban siendo?

      Sí, siempre conocí los chalecos, no por mí, ya era de nueva generación que no usaba la prenda ni el traje, pero mi padre siempre y, en efecto, cumplían un papel práctico y elegante. Pero los sastres perecieron también junto con las costumbres.

      Un abrazo, calma malgré...

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    4. Viviendo su duodécimo año. Unos 80 humanos. Más linda ella.

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    5. Lo siento, pero si comparamos ya está bien...Ánimo.

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  7. También yo poseo uno de características similares. Suelo llevarlo, pero el bandido, al no llevar "rubies", en invierno se atrasa unos 10 minutos, y en verano se adelanta otros tantos, así que, como soy hombre advertido, siempre me digo lo mismo cuando lo observo...la "hora aproximada es..."
    Salut

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    1. Los retrasos o adelantos dicen que son propios de los relojes de maquinaria manual de toda la vida. Sucede el adelanto también con los Rolex de verdad. No sé dar la explicación pero lo he oído en varias ocasiones. Pero igual es un error en el que permanezco y que nunca me ha dado por salir de él.

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    2. Ah, te doy la razón y hago mía la frase. Siempre vivimos en "hora aproximada" aunque el reloj fuera exacto, nuestra ahora siempre se aproxima. ¿A qué? Ríe el que sabe, no el que puede o quiere.

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  8. Yo no conocí a ninguno de mis abuelos, todos habían muerto mucho antes de que naciera yo. Mi padre tenía un reloj que me fascinaba, era de oro, un OMEGA, que alguna vez dijo que sería para mí. No fue así, su final fue siniestro -no quiero explicarlo- pero aquello me produjo un profundo dolor. Pocas cosas me unían entonces a mi padre pero con el tiempo me he ido descubriendo más cercano a él de lo que yo pensaba. Ignoro cómo heredamos ideología, pensamientos, olores, además del físico al que yo añadí una perilla. Nos reencontramos en los días previos a su muerte, y yo con él, una hora antes de que muriera. Pero su reloj, no. Tal vez sea mejor. Los recuerdos son siempre dolorosos...

    Tu pretensión de ser sepultado con él en marcha tiene algo que lo hace entre cómico y tenebroso. Pero mejor es eso que ser enterrado con el móvil, claro...

    Saludos.

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    1. Jolín, tener un Omega de oro era un status serio. Me suenan Omega, Certina, Festina de marcas de los mayores en mi infancia. Y lo que cuentas sin contar lo sospecho. A mi padre, en un momento que creyeron que se iba de este mundo (y aún duró bien tres o cuatro años más) una cuidadora le hizo desaparecer el reloj, que era común, pero ¡era suyo, coño!

      Sí, es que si no convierte uno en surrealismo de andar por casa el tema de la muerte...Buen lunes.

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    2. Ah, hoy olvido las cosas. Los recuerdos pueden ser dolorosos, pero nos explican muchas cosas a medida que avanzamos en edad, y más si buscamos parecidos.

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  9. Creo que todos hemos recogido relojes de abuelos o de padres. No será lo mismo con nosotros: no veo cómo estos objetos de plástico sean herencia verdadera. Toda una metáfora de nuestra vida.

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    1. Tienes razón, pero a medias, porque si el objeto de plástico tiene valor sentimental, del tipo que sea, y por lo tanto es apreciado por un sucesor, no sé si heredero, pues acaso él o ella decidan conservar porque era de papá. La vida como metáfora, sin duda. Mira qué obra escribió Calderón en base a la metáfora vital.

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  10. El reloj está pidiendo que te hagas un selfie como homenaje. Lucirá divino y seguro que tu abuelo y seguidores lo agradeceríamos pero me temo que es una mala propuesta.

    Adriana

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    1. A ver, déjame que miro en el Diccionario Espasa qué es eso de selfie, aunque no sé si vendrá porque es de 1959. Como propuesta es muy bonita, pero tendría que pasarme por un sastre y pedir que me hiciera un chaleco, solo que él insistirá en hacerme el traje completo, y no me veo de tamaña guisa. Y ya sé, ya sé, antes de que lo digas, habrá algún mercadillo de segunda mano donde encuentre uno, pero ¿lo encontraré? Bueno, siempre puedo pasarme por donde mi conocido calé que se dedica a chamarilero, pero por evitar sus preguntas capciosas, en fin.

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  11. Tempus fugit, amigo mío, y los relojes no se detienen.
    La orfebrería ha sabido dotar de belleza a los metales, a los relojes, como un forma de trascender la fugacidad.
    Salud
    Francesc Cornadó Estradé

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    1. En el terreno del pensamiento hoy quedan pocos orfebres, y sí se exhiben muchos brutos que romperán la obra antes de concluirla.

      Y son tan torpes que no se dan cuenta -o no quieren- de la fugacidad.

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  12. Ese reloj, u otro objeto, nos recuerdan a quienes nos precedieron, pero siendo que las manecillas siguen su compás, nos recuerdan que nosotros nos iremos también.

    Un abrazo

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    1. No me cabe duda, Albada, y así nuestro reloj biológico personal tiene otras manecillas, otro ritmo, otro tictac, y ese reloj no es transferible. Saludo de martes.

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  13. Objetos entrañables.
    ¿Qué dejarán las generaciones venideras a sus hijos? ¿Recuerdos encriptados en la "nube"?
    Salu2.

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