lunes, 5 de agosto de 2019

Quien siembra odio recoge odio





Nuestro refranero, sabio, práctico, en ocasiones demasiado moralista, es además muy metafórico. Quien siembra vientos recoge tempestades, dice. Pero hoy día en que la realidad virtual no aclara muy bien si es la metáfora o el efecto real lo que impera en las vidas humanas no es muy usado el refrán por las nuevas generaciones. Traducido al lenguaje duro se podría decir: Quien siembra odio, recoge odio. Con todas sus consecuencias. Pero más allá de esta idea elemental no sabe uno qué pensar. En un caso y otro ¿se entiende que quien difunde ideas supremacistas, racistas o simplemente envenenadas contra otras personas y colectivos va a generar violencia entre espontáneos? Los que están en los púlpitos -me da igual que desde los gobiernos o desde la oposición- tiran la piedra, y cada vez dan pedradas más contundentes, y esconden la mano. Bueno, algunos ya no la esconden, porque se ha extendido -con ese ejemplo preclaro del presidente de los EEUU- entre mandatarios y opositores, en muchos casos, de unos países y otros. Ya no ocultan su vergüenza, se convierten en modelos de generar odio y sus consecuencias, se imponen como práctica común. Salvo que se les corte. ¿Sorprende, por lo tanto, a estas alturas la violencia larvada -ah la oscura sombra de la guerra civil en permanente acecho- que está teniendo lugar en la nación más rica y poderosa del planeta? Una violencia tanto centrípeta -esas matanzas cada vez más cotidianas dentro de la sociedad USA- como centrífuga -su proyección en la política internacional, de amenazas y medidas contra países competidores- que está destruyendo todo sentido ético en la Política y sentenciando la Democracia hasta ahora al uso. 

Tiempos vivimos de desentendimientos peligrosos. Las demagogias se mantienen, la animadversión contra el diferente se acrecienta, la visceralidad de palabras da paso a acciones de violencia, tanto de solitarios como de organizaciones o poderes de Estado. Las lecciones de las guerras -paradigma máximo de la violencia y el caos- se desaprenden. Acaso porque no se transmite de unas generaciones a otras una comprensión de los errores. Acaso también, o sobre todo, porque las viejas y constantes ambiciones humanas se siguen levantando por parte de unos hombres a costa de y sobre otros hombres y sociedades. Todo el mundo -principalmente los que están en mejores posiciones competitivas-  pretende controlar a su favor las leyes de los mercados. Si para ello se acompaña una desafortunada agitación de las ideas reaccionarias portadoras de odio el refrán triunfa.


Nota:




desentendimiento
1. m. p. us. Desaciertodespropósitoignorancia.

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8 comentarios:

  1. Así es Fackel, nada y en tu escrito que no sea cierto. Y por desgracia y desafortunadamente.

    Si nos damos cuenta a lo largo de la historia de la humanidad la vida es como un boomerang donde todo cuanto se lanza retrocede. Así que cuanto más odio, más odio. A más distancia, más distancia. Y es precisamente ese más el más preocupante.

    Saludos.

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    1. Yo creo que, no obstante, no tenemos una visión muy correcta del pasado. Se nos ha explicado poco y mal la Historia. Casi siempre lo que se nos transmite es la historia vista desde los vencedores de cada momento histórico, en cualquier lugar del orbe. Y solemos hablar de la historia en general cuando apenas tenemos como referencia la de unas pocas décadas...Hay que acudir siempre en busca de interpretaciones de historiadores competentes que investigan y no se casan con los poderes. Pero acepto la imagen del bumerán, sí, me gusta.

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    2. Efectivamente Fackel, me refiero a la historia de la humanidad, desde sus inicios., desde nuestros ancestros. Y desde aquellos derrotados que también tienen su parte en esta historia humana.

      Saludos

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    3. Así es. Hasta ahora cundían imágenes sobre la Historia, el acontecer del pasado, en que muchas veces el desarrollo parecía ir siempre en avance. Sin embargo o tal desarrollo tenía sus límites o no beneficiaba al conjunto de las sociedades o había factores de agotamiento del que podían beneficiarse terceros, y pienso en el Imperio Romano, por ejemplo, en que su caída se tradujo en otra configuración geopolítica total en la Europa de entonces y amplias zonas de Asia y Norte de África. Las imágenes que tenemos, sean correctas o no, son una cosa, pero los tiempos siempre son diferentes. Acaso la globalización del presente, que es harto vilipendiada, nos trae entendimientos sorprendentes que eran impensables hasta hace poco. Complicado, me siento incapaz de su comprensión, de momento. Gracias, Rosa Mª, creo este debate en breve siempre es provechoso.

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  2. He ahí una realidad que aborrezco, resultado directo del cainismo dominante. Lo peor no es que predomine la ignorancia sino que su prepotencia inherente se niegue orgullosamente a mejorarse.

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    1. Pues ya ves que tienen personajes siniestros que están creando un desasosiego creciente no solo en los soberbios Estados Unidos de América sino en el panorama general de países. Como no se corrija el rumbo ese individuo y sus clanes nos van a llevar a desastres.

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  3. Pero la siembra, sino le das regadío, puede secar y no ser productiva.

    Me explico: Uno puede dejar de ser estimado, querido e incluso amado por un detalle, un desaire, una mala acción o un desafortunado incidente. Y hasta ahí. Y las personas, todas, le darán la importancia que se merece, pero no más, pasará al cabo del tiempo, según la tropelía, al ostracismo y quedará para el recuerdo.

    Ahora bien, cuando uno se dedica en cuerpo y alma a joder al personal, causando resquemor constantemente para pasar a ser este su medio de vida, lo lógico es que reciba en correspondencia lo que cultiva, o sea agravios, malos modos y palabras con poco contenido amable.

    Ya ves que muchos casos de este tipo, sobre todo entre políticos supremacistas y pistoleros norteños, que haberlos haylos.

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    1. Pues mira es justo lo que le pasa (lo del párrafo "ahora bien...") al ínclito personaje del Imperio, que no acabamos de tomarlo en serio (un error por nuestra parte) pero que deberíamos fijarnos en el seguimiento y apoyos que tiene en su país para no dudar de que es capaz de prepararla muy gorda, muy gorda.

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