martes, 30 de julio de 2019

Naida habla con los muertos




¿De qué te sirve hablar con los muertos? No me cabe duda de que es una imagen muy literaria propia de ti, porque tú de esotérica no tienes nada, digo a Naida. Ella se encara conmigo. Ah, no, no se trata  de una imagen literaria y por supuesto tampoco hago de médium de falsedades. Realmente hablo con varios de los que murieron, aquellos que conocí y que quedaron tiesos de modo infame, según me han contado, en la cola del pan, o atravesando la Mese Selimovica o en el cruce de la Titova para dirigirse al trabajo. A algunos los había conocido de niña, no se merecían desplomarse en medio de la avenida. Todavía cuando veo las imágenes que grabaron las agencias internacionales me estremezco. No es ninguna película. No puedes perder de vista cada paso, cada secuencia, no hay nada de cine en ellas, me siento trasladada al lugar, a la fechoría. No es ningún frente de batalla, ni son profesionales de las armas los que transcurren por las calles. Es el vecino ordinario quien paga el precio de la sinrazón de otros. Y en ese momento me estremezco, y en ese instante hablo a las víctimas. En una de ellas se ve caer y ser conducido agónico en un coche al señor Zlatan. No era de ninguna religión, ni había sido partidario de ninguna casta ni facción política. Para él vivir era hacer favores y cumplir con su trabajo, le daba igual quién se relacionara con él. Nunca hizo diferencias ni trato especial por orígenes o ideas. Naida calla, luego deja flotando un suspiro. Te veo muy marcada por el pasado, le comento. Es inevitable, afirma, creo que todo el mundo lo está, en primera o segunda generación. No sé si todos perdieron en aquella contienda organizada, pero creo que unos perdieron más que otros. Oigo con frecuencia la palabra revancha. Desde distintos ángulos. Me repugna. Sería como no haber aprendido nada. La gente no olvida. Los más aplastados olvidan menos. Si hubiera un gesto colectivo, auspiciado, que reconociera lo que aconteció, y cómo y por qué, sería un alivio. Ya ves, y me mira con cierto desconsuelo, hoy no es el fantasma del derviche entre las brumas o las cornejas pacíficas del Miljacka lo que me hace transmitir bienestar. Hoy mis vibraciones son otras, confiesa con un tono apagado. Más negras. ¿Qué podría responderla?



(Fotografía de Inés González)


18 comentarios:

  1. Ojalá no tengamos nunca que vernos en esa situación de tener que contar por las calles los cadáveres de familiares y conocidos, gente inocente, objetivo siempre de la sinrazón de los señores que crean los conflictos.
    Un saludo, Fackel.

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    1. Ojalá, aunque nuestros abuelos y padres ya supieron de ello en su momento. Si echas un vistazo a vídeos que hay en la red verás que impacta mucho, nada de películas de ficción. Los asesinos tuvieron aterrorizada a la población durante bastante tiempo, por mucho que anduvieran por allí los cascos azules de la ONU, cuya mediación resulta siempre tan controvertida. Y si no que se lo pregunten a los de Srebenica, a los supervivientes y a los 8.000 asesinados impunemente por los serbiobosnios de Mladic.

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  2. Hablar con ellos, víctimas de la maldad humana, presas que fueron y que solo la muerte liberó.
    Tal vez un homenaje,..., una voz que entiende su dolor.

    Saludos.

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    1. Sí, un homenaje, y los próximos a ellos el recuerdo perenne.

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  3. ¿No es la mejor forma de hablarnos a los vivos?

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    1. Aciertas, aciertas. Hacemos presentes a los muertos para sentirnos nosotros más vivos.

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  4. No hace falta, ni locura, ni religión mal entendida, si no, que pregunten a los de Miami ayer, por ejemplo. La sinrazón de alguien, quien enajenado de algún modo, se lleva por delante a quien sea.

    Por la serenidad y la cordura, y que las víctimas tengan una Nadia que les escuche después de la muerte. Un abrazo

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    1. Por supuesto, pero en los conflictos de envergadura han sido la religión y la ambición política y territorial los causantes de causas belli. Europa sabe mucho de ello en sus siglos pasados. Echa un vistazo, no ignoremos la barbarie de los poderosos ocultándola con reacciones de orates y fanáticos envenenados que actúan en su cortedad de pensamiento y en sus odios íntimos contra seres humanos. No obstante pienso que la locura de estas acciones criminales individualizadas que se dan en los USA tienen bastante que ver con el tipo de sociedad, las influencias sectarias y la venta libre de armas.

      Se lo diré a Naida.

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  5. Está bien hablar con los muertos, les haces decir todo lo que te apetezce.
    Saludos.

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    1. En efecto, Alfred, pasa como con lo de hablar con Dios. Has dado en la diana.

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  6. Tal vez con tan solo no insultar su memoria y sus esfuerzos, quizás, no seria necesario hablar con ellos... Pero no lo se, solo sugiero...

    Un saludo

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    1. Sugerencia excelente, pero por activa o por pasiva, por desfiguración de los hechos o por ignorar por qué perdieron sus vidas, se hace necesario un cierto tipo de reconocimiento, ¿no? Se pide en España y se pide en Bosnia.

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  7. CAYETANO dice lo que a mi me hubiera gustado exponer.
    Un abrazo

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    1. Pues exponlo libremente, Miquel. Necesitamos exponerlo. Las sociedades están dejando manos libres a los poderes gubernamentales y empieza a acelerarse un proceso incierto, de vértigo. Y aquí, en España, perdiendo el tiempo.

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  8. Tiemblo y me considero afortunada y agradecida por no haber sido testigo de semejantes situaciones.
    En cuanto a hablar cada cual puede dirigirse a lo que prefiera, cosa muy distinta será que se le responda o lo que el interfect@ crea que se le responde.
    Muchas veces me dan ganas de dirigirme a ciertas personas mirando a la pared...: pero no se debe ofender, pobres si andan escasos de neurotransmisores o de capacidad para crearlos.

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    1. Esa sensación de intentar hablar con ciertos individuos que no pasan de emitir vocablos y frases malsonantes y tajantes en lugar de argüir mínimos argumentos constructivos y afables es insoportable. Mejor condenarlos a no ser escuchados (cuántas veces hacemos que escuchamos y cerramos el oído, menos mal)

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  9. Estremecedor.. la guerra siempre.. No sé porqué quizás porque lo he vuelto a releer hace poco me recordó las primeras líneas a "Pedro Páramo" de Juan Rulfo.

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    1. Allí el hijo de Pedro Páramo iba con el mandato de su madre a punto de morirse de buscar y descubrir a su padre. Qué magnífico relato el de Juan Rulfo. Es de lo que hay que leer. La guerra que no cesa, sí, las locales y las que se se están tejiendo. Leer la prensa cotidiana es de preocuparse.

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