lunes, 1 de julio de 2019

La palabra arde (maltratada en las ondas)




Son las seis menos cinco y pongo las noticias en una emisora de radio. Hablan de incendios y de hectáreas consumidas por las llamas. Un corresponsal de provincias -aunque es de Madrid- inicia la información: "Los profesionales de la extinción del fuego...". Siete palabras para decir lo que con mayor precisión y justo uso del lenguaje se habría dicho simplemente con dos: "Los bomberos..." Como habla cualquier vecino. Cosa de corresponsales, me digo. Pero, ¿por qué el empeño de introducir mala retórica donde solo se trata de contar y como mucho explicar algo de lo que ha acontecido?

No, no me acuesto de nuevo, prefiero apagar mis propios incendios personales encarando despierto el día. Aún sigo rumiando la conexión a las ondas. Algunos autodenominados informadores se empeñan en propagar la quema de la palabra a lo tonto. Cualquier día oiremos una información análoga dicha de esta manera: "Los miembros del Corpo Nazionale de los Vigili del Fuoco españoles..." Como intercambio lingüístico sería loable, pero...

Mejor me voy a visitar a Octavio. Hace tiempo que no lo hago. Poetizó buenos consejos:

"...Alguien escribe en mí, mueve mi mano, 
escoge una palabra, se detiene,
duda entre el mar azul y el monte verde.
Con un ardor helado
contempla lo que escribo.
Todo lo quema, fuego justiciero".

Viene en su obra poética Libertad bajo palabra.



16 comentarios:

  1. Es una forma de hacerse notar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Probablemente, pero a mí me rechinan estas cosas.

      Eliminar
  2. ¡Ah, las palabras! Cuánta retórica, cuánta manipulación encierran.
    Un saludo, Fackel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Con lo sencillo que es llamar al pan, pan y al vino, vino de la manera más ahorradora posible en materia de lenguaje, ¿verdad?

      Eliminar
  3. Como la palabra arde y no es cuestión de andar chamuscad@ puesto que tiendo a emplearla escrita en exceso y luego voy y me arrepiento, esta vez solo desearé algo de fortuna venidera a las victimas de quemas de todo orden.
    A los malos redactores seducidos por medias verdades que inducen a error, “ni agua” con el propósito que la sed espoleé su ingenio positivamente y dejen de hacer el ridiculo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Les tenían que tirar de las orejas como a los niños los propios responsables de las empresas periodísticas. Y mira que todas van teniendo su pomposo Libro de Estilo, pero a pesar de ello te sueltan cada una...

      Eliminar
  4. hay una asignatura que se llama Filosofía del Lenguaje....
    Por algo será ...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si tienes oportunidad busca en la biblioteca el libro de Víctor Klemperer titulado "LTI. La lengua del Tercer Reich". LTI quiere decir Lingua Tertii Imperii. Por algo fue lo que fue.

      Eliminar
  5. Con lo fácil que es la palabra Bombero, pero bueno. Pues la lectura es una afición más que recomendable con el calor.

    Un abrazo y un por martes sin bomberos, que será que no.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces la lectura es aflicción también. Depende lo que descubramos en ella de nosotros mismos. Pero superable.

      Nota. A veces no puedo controlar mi aversión hacia el mal uso del idioma; y yo mismo en ocasiones no veo la viga en mi ojo, cuando señalo la mota en el ajeno -este símil me gustó siempre mucho. Buen hacer de marte.

      Eliminar
  6. "No dan puntada sin hilo" como dice el refrán. Vivimos en una sociedad tan manipuladora, que no es de extrañar que las palabras den tanto juego si nuestros sentidos no están un poco agudizados.

    Yo me lo tomaría con buen humor, al menos te rechina, no estas tan distraído como para no reconocer lo absurdo de esa pomposa frase.

    Y siempre nos queda la lectura para descargarnos un poco, que igual van a tener razón los que dicen que antes de un eclipse total de sol se pone el ambiente más enrarecido.

    Esperemos pues que mañana el amanecer sea espléndido. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La primera vez que vi un eclipse fue en mi infancia. Una hermosa y soleada tarde de verano en una ciudad del Norte se convirtió en oscuridad. Jamás indagué después, no había entonces tv y uno no leía los periódicos. Recuerdo lo que me impactó el silencio total de los animales: pájaros, gallinas, cerdos, vacas...No sé si antes de producirse había ambiente raro, un niño que jugaba a todas horas y sin parar no percibía sino el momento mismo de que algo sucedía. Después, pensándolo, concluyo que bien podría haber sido un primitivo ante un fenómeno inexplicable. Pero hoy uno vive demasiado en guardia, ha generado -los años, lo deglutido y asimilado en materia mental- mecanismos de razonamiento y sobre todo de dar demasiadas vueltas a las cosas. No sé si es útil o no, a veces se hace más viva una cierta clase de angustia, porque seguimos siendo algo primitivos, no controlamos tanto y siempre tememos que aceche lo desconocido.

      Eliminar
  7. Pues el miedo es nuestro peor enemigo, en mi opinión, es bueno estar alerta pero sin miedo, que es por donde nos tienen cogidos esos que mueven los hilos, y para encima lo que resistes persiste, si no soltamos el miedo y confiamos, el panorama es desalentador.

    Y cambiando de tema, preciosa anécdota la del eclipse en la infancia. Que lástima que la brillantez de la niñez se oscurezca al crecer y ser domados, porque fuimos encauzados y alineados, como lo fueron nuestros padres, nuestros abuelos ... para acabar siendo ejemplares dignos de una sociedad que no entiende la sencillez y la belleza de las pequeñas cosas, y que nos incita a competir y a agobiarnos un día sí y otro también.

    Pero bueno, no quiero ponerme trágica, ya me he quitado el ropaje de victima hace tiempo, mañana será otro día, más amable si le ponemos ganas, un fuerte abrazo Fackel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El miedo es un mecanismo natural. Cada cual tiene su dosis. Unos lo traducen en miedo cultural, en comportamientos timoratos y conservadores en extremo. Otros en cautela y capacidad de racionalización. Hay gente sumamente miedosa y gente audaz. Pero nadie se libra. Cuando el miedo traspasa los límites biológicos, digamos, y se convierte en filosofía de vida, bien por apatía, desinterés o sumisión a ideologías de paso de cangrejo es cuando uno es sumiso. Pero tanto el osado como el timorato son -somos- títeres en un mundo de hilos oscuros y a veces imprevisibles.

      Me has hecho recordar la anécdota del eclipse, y como cantidad de experiencias del pasado uno no se acuerda sino cuando sale un tema determinado. Pero viene bien porque no es solo el recuerdo, como una película, es la capacidad de adulto avanzado la que entra en acción para valorar nuestros propios comportamientos de infancia, juventud, etc. El valor de la memoria es enorme, no solo se circunscribe a traer a colación recuerdos sino a considerar aquello vivido y preguntarnos por qué obraríamos así o asá.

      Nada de ponerse trágicos, no. Esa condición extrema hay que reservarla para si, desgraciadamente, algún día hay motivos para exhibirla. Buen día, buen sol, grata convivencia.

      Eliminar
  8. Lo mismo se debe al horror vacui.
    Antes bastaba con una palabra (enfermera). Después vino ATS. Ahora, creo, se ha vuelto a la primera denominación.
    Hubo un tiempo en que a los recreos se les llamó "segmentos de ocio"...
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No fastidies...menos mal que yo solo conocí recreos y...novillos (hacer novillos, pirarse la clase)

      Eliminar